Por Gonzalo J. Paredes

En esta semana, imparto a mis estudiantes de pensamiento económico el desarrollo teórico expuesto por Adam Smith. A diferencia de otros semestres, donde siempre empezaba con la lectura del capítulo I de Wealth of Nations, esta vez la inicié con una de las desactualizaciones más evidentes en la enseñanza de los principios de economíaprocedente del Best Seller de Gregory Mankiw (muchos profesores de economía lo tienen como manual básico, lo cual es un craso error, para los recién llegados a la facultad): una falsa disyuntiva entre eficiencia y equidad (Mankiw, 2009). 

Mankiw señala que los hacedores de política económica deciden entre una u otra opción, nunca las dos. La una desplaza a la otra, son mutuamente excluyente. No obstante, los estudios de las dos últimas décadas demuestran todo lo contrario. Cepal (2018) la denomina “la ineficiencia de la desigualdad”. Una sociedad profundamente desigual (tanto en el ingreso como en la riqueza), crece muy poco. Mankiw la presenta como una disyuntiva porque desde Adam Smith se concibe a la desigualdad como algo más que deseable, es la naturaleza misma del sistema capitalista. 

En Ecuador, en los primeros años de la dolarización (2000-2006), durante la llamada “Recomposición Neoliberal”, la elaboración de la política económica estuvo subordinada bajo la premisa de que el crecimiento económico se lograba si no existía, a la vez, una política de redistribución del ingreso y de la riqueza. Durante ese periodo, la economía ecuatoriana tenía una altísima desigualdad del ingreso, comparable con otros países de Latinoamérica como Bolivia y Brasil. La flexibilidad laboral, la pauperización, la profundización de la heterogeneidad productiva, la agudización del conflicto social y la incapacidad para superar los problemas estructurales de la economía eranaspectos de esta etapa de la dolarización. 

Sin embargo, a partir de 2007, la política económica cambió con la llegada de la “Revolución Ciudadana”, lo que implicó la sustitución de esa falsa premisa por otras que permitan la superación de graves falencias no resueltas en la “Recomposición Neoliberal”: i) el ser humano por encima del capital, y ii) cerrar la brecha entre ricos y pobres impulsa el mejor aprovechamiento de los recursos escasos y el crecimiento económico. Las políticas públicas y económicas fueron las siguientes (Paredes, 2017):

1. Reorganización burocrática y reinstitucionalización;

2. Mayor peso e intervención del Estado en la economía;

3. Renegociación de la deuda comercial en diciembre 2008 a través de un default selectivo;

4. Derogación de los fondos petroleros, en febrero 2008; 

5. Eliminar la constricción de la política fiscal;

 6. Una fuerte inversión pública (Senplades, 2017); 

7. En 2008, se fortaleció los controles para disminuir la evasión fiscal. En 2016, se redujo la elusión fiscal, sobre todo en lo que respecta al impuesto a las herencias, legados y donaciones;

8. Las normativas legales de la flexibilización laboral fueron derogadas en 2008;

9. Se estableció la figura del salario digno, el mejoramiento de las condiciones laborales de las servidoras domésticas, y el reconocimiento del trabajo en el hogar;

10. En 2015, se diseñó una estructura arancelaria para preservar la cantidad de dinero en la economía, ante perturbaciones externas como la apreciación del dólar y la caída del precio del petróleo;

11. La recuperación del Estado y la soberanía desde la política económica cambió la correlación de fuerzas entre trabajadores y empresarios. No obstante, a partir de 2015, se enfatizó no solamente en las desigualdades de la relación capital-trabajo, sino también en la propia clase trabajadora; y, 

12. El proceso constituyente, iniciado en noviembre de 2007, obligó al sector financiero a desligarse de empresas de otros sectores. En esa misma línea, la aprobación de la pregunta número 3 del referéndum y la consulta popular del 7 de mayo de 2011 extendió esta regulación para los medios de comunicación.

De esta manera, el coeficiente de Gini (indicador de la desigualdad del ingreso) y la pobreza disminuyeron sustancialmente. Economistas ortodoxos señalan que, si bien estos indicadores se redujeron, no obedecen al nivel de gasto público llevado a cabo en el periodo de 2007 – 2017, y lo comparan con la reducción de la pobreza del periodo de 2000-2006. Esto es un error porque no todos los pobres son iguales, ni tienen las mismas condiciones para huir de la exclusión. De esta manera, “sacar de la pobreza”, implica una labor con distintas complejidades. 

Por lo tanto, lo que se evidenció en los primeros años de la dolarización es un “efecto rebote” de la mayor crisis económica y financiera de la historia del Ecuador y no resultados provocados por la política económica. A partir de 2007, con dos shocks externos, uno de ellos como crisis financiera mundial (2008-2009), este país se convirtió en la economía que más redujo pobreza y desigualdad e impulsó una de las dos tasas de crecimiento más altas de los 21 años de la dolarización, 7,9 % en 2011. A diferencia de 2004, cuando se creció al 8,2 %, la expansión de 2011 fue menos concentrada y se distribuyó de mejor manera entre los sectores económicos.  

El “milagro económico” no reside en la dolarización, sino en el cambio de la política económica, en desmontar falsas premisas. 

Bibliografía 

Bárcena, A., Cimoli, M., García-Buchaca, R., & Pérez, R. (2018). La ineficiencia de la desigualdad. Santiago de Chile: Cepal.

Mankiw, N. G. (2009). Principios de Economía.Mexico DC: Ed. Cengage Learning.

Paredes, G. J. (2017). Ecuador: ¿por qué salir de la dolarización. Revista de la CEPAL, (121), 149-168.

Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (SENPLADES) (2017), Inversión para el desarrollo Principales obras 2007 – 2017. Recuperado de https://www.planificacion.gob.ec/wp-content/uploads/downloads/2017/04/Inversion-para-el-desarrollo.pdf

SMITH, A. (1983). Investigación de la Naturaleza y Causas de la Riqueza de las Naciones, Ediciones Orbis, Tomos I y II.

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