Francisco Herrera Aráuz

A pocos días que se termine el proceso de transición en Ecuador todo indica un severo fracaso en el mismo, ya que a los que se nombraron no lograron los propósitos que se le había encomendado. Si se mira con cuidado lo hasta aquí hecho, se encuentra la nación con una desinstitucionalización severa, la cuasi destrucción de la justicia, daño moral y, sobre todo se revelan un grado increíble de disputas, traiciones y deshonestidades entre la clase política que se tomó por asalto el poder en este tiempo. Todo eso ha estallado en el proceso de selección de la corte constitucional, hoy en el ojo de la tormenta.

Cuando el presidente Moreno Garcés llamó a la consulta popular para ejecutar el plan de transición que tenía previsto, en acuerdo con la clase política, que había sido abiertamente rechazada en las urnas en los últimos 13 años, siempre se planteó un proceso reformar del país para “acabar con el correismo” como la gran razón de todo. Siempre se lo trató como la toma de las instituciones, de cualquier modo y manera, en especial la justicia, lo electoral, los organismos de control y más que nada, por encima de todo, el control total de la  corte constitucional, que se vuelve indispensable en una nación por su estado de derecho.

De hecho, el problema tiene su mal origen. La consulta popular que le dio poder a esta transición fue ilegal, inconstitucional y por lo tanto se puede apelar a su nulidad con el paso del tiempo. Las preguntas votadas con el 7 veces Sí nunca definieron con exactitud las atribuciones que tendría el consejo transitorio, con lo cual, sin límite alguno se nombró a un grupo de personas en forma arbitraria, sin ningún tipo de consideración con la nación.  La presencia impuesta del doctor JC Trujillo y su mala boca,  provocó que sus seguidores aplaudan un muestrario de atropellos a la honra y dignidad de los funcionarios legalmente nombrados, que por el hecho de ser correistas según su propia definición, habían perdido derechos y tenían que soportar el escarnio público. Mal comienzo.

Todo el proceso transitorio adolece de severas fallas, unas más grandes que otras. Así, la destitución de funcionarios estuvo plagada de violaciones al debido proceso, saltaron los desacatos a la ley, interpretaciones antojadizas de las normas, abuso de poderes por sobre la constitución; en fin, todo un grave conflicto legal se mezcló con acusaciones de falta de transparencia y honestidad en el nombramiento de los futuros regidores de los organismos de control. Y ese fue el verdadero gran motivo que ha llevado al fracaso de la transición, los nombres de quienes entraron en el juego y llegaron hasta los organismos de control a presidirlos. Cada uno de esos casos tiene su cuestionante, cada uno carga con su pasado y entre ellos  -los que se tomaron el poder por asalto – se inculpan de manera vergonzosa.

Es preocupante lo que han hecho los Transitorios con la justicia en Ecuador.

El nombramiento de un grupo de personajes exaltados por la oposición como “eficaces, probos y justos”, destruyó el Consejo de la Judicatura ya que tras días de posesionados en sus cargos ya se denunciaron entre ellos mismos la presión sobre los jueces, otros tramitaban sus causas particulares, más de uno reclamaba al otro por el dispendio en la toma de las judicaturas para asignarse a si cuotas de jueces o fiscales, tantos y tantos escándalos como enfrentamientos llegaron hasta anularle al consejo. Así, hasta ahora no se logra reformar la función judicial, no han podido evaluar a los jueces y magistrados, que tuvieron que pararse firmes para impedir el intento de evaluar las sentencias; no pudieron reglamentar la relación de abogados ya que se quisieron meter de manera morbosa con la vida sexual de los juristas y sus clientes; por impedimento de JC Trujillo no se ha convocado a concurso para llenar las plazas de más de 400 fiscales, que hacen falta en todo el país y la judicatura no hace nada.

Hasta tanto en los juzgados y cortes se dan sentencias oprobiosas, se denuncian casos de abuso judicial y se quedan en la impunidad muchas actuaciones ilegitimas de quienes deberían impartir justicia. El Consejo de la Judicatura transitorio a estas alturas no sirve, no cumplió el propósito para el que fue llevado y más por su ineptitud no han podido tomarse las cortes por asalto para entregar a los socialcristianos como fue su propósito, pero han desarmado judicaturas enteras sin que anide asuma la responsabilidad administrativa adecuada. Alarma el que entre los abogados se denuncie con frontalidad que lo que se está haciendo en las cortes y juzgados es “Montar casos”, “Forjar pruebas”, “Acusar a inocentes sin motivo”  como en los juicios  hasta del propio expresidente Correa, de Jorge Glas o los de 7 de SECOM, causando un daño irreparable.

Como el objetivo era acabar con el correismo entonces se buscó favorecer a todos aquellos que habían dado pruebas fehacientes de su oposición al expresidente Correa Delgado, como en el caso de la Defensora del Pueblo, Gina Benavidez quien fue exaltada por ese  gran mérito,  según JC Trujillo gracias a su  su enfrentamiento con el entonces mandatario, lo que no constituye ningún motivo de brillantez, tan parecido a la candidatura del #NiñoYuca (Luis Calderón-CREO, estudiante apresado por Correa al haberle dado un yucazo), que llega a ese cargo por el mismo motivo “Se opuso a Correa, le insultó, por eso sirve”. A la hora de responder por el robo en el caso GEA, que ha perjudicado a miles de ecuatorianos la doctora mencionada no dice una sola palabra, o sea resultó infectiva. Digo, esa es parte de su fracaso, ya que los nombres propuestos no cumplen con los requisitos o no tienen méritos ni conocimientos ni calidad moral, tal el caso de los 3 planteados para Superintendente de Bancos y tal como el Contralor Céli impuesto a si mismo por fuerza de romper su destitución. Peor espectáculo es el disputarse en fea forma la presidencia del CNE con resentimientos que huelen a revancha por no haber accedido a los cargos.

Pero si hay algo todavía más inaceptable de todo este proceso transitorio es la denominada “vacancia constitucional”  en la que JC Trujillo y los transitorios le metieron a la fuerza al país, todo para satisfacer el amiguismo, la influencia y el compadrazgo con la“Cofradía de los Elegidos”  que tienen que ir por obligación a la Corte Constitucional de Ecuador, a como dé lugar. Esto como resultado del proceso de selección de los jueces de este tribunal, en el que impera el concepto machista y misógino de “Geronto-Centrismo” o sea, “Que todo gira en torno a un grupo de viejos”  tal como lo ha denunciado la vocal miembro de la comisión seleccionadora doctora Amanda Páez Moreno.

Si hay una prueba absoluta del comportamiento abusivo para violentar la Constitución de Ecuador por parte del Consejo de Participación transitorio y el doctor JC Trujillo, fue el proceso de destitución de los magistrados de la anterior Corte Constitucional, para los que la consulta del 4 de febrero de 2017 no les autorizó nunca, y que la propia carta política fundamental no lo permite. No les importó ni las formas, al atropello evaluaron a la corte, sacaron a sus jueces y cerraron el estado de derecho.

A paso seguido, se intentó normar la manera como se debe elegir a los jueces. Con un sentido de racionalidad alguien planteó que los juristas que podrán ser magistrados tenían que tener un título especializado en derecho constitucional, ahí fue cuando saltaron por primera vez los “elegidos” para armar la grande y eliminar ese requisito porque los excluía, sobre todo a ese grupo de anal-listas que se han pasado por años enteros fingiendo ser constitucionalistas sin serlo, sin tener una letra escrita sobre el tema siquiera, menos una investigación, peor un grado sobre la materia de la que tanto vociferaron en los medios.

Como para aparentar el relajo violatorio en el que estaba metidos, llamaron a prueba escrita a los aspirantes a jueces constitucionales. En forma pomposa se exhibieron listas de muchos de los prohombres de la patria que acudían con su sapiencia a rendir los exámenes teóricos. Resultado: Los más denotados elegidos como  Salgado Pesantes (14); Ávila Santamaría (14); S. Raza (14);  Herrería Bonet (12) Játiva (12)¸sacaron un promedio bajo, mediocre, con notas que develaron claramente de quienes se trataban a la hora del conocimiento. Y, enfatizo en estos nombres porque saltó el conflicto de imagen pública por tan pobres resultados intelectuales, en los que ganaba una mujer Carmen Corral (19), generando acusaciones entre los comisionados, los participantes y las calificaciones, denunciando hasta el punto extremo de una filtración del secretísimo examen que fue lo que marcó la diferencia en el conocimiento, en palabras de la comisionada Páez Moreno.

Como los elegidos no entraban en la posible nueva  corte se optó entonces por calificar los méritos y volvieron al síndrome del #NiñoYuca, para poner a quienes se habían mostrado como los más rabiosos anticorreistas, así tengan notas mediocres, y de pronto salieron a reducir los blasones del orgullo “por lo que son, pues” es decir porque habían acumulado años de carrera, experiencia, nombramientos y hasta cátedras y eran viejos, de la misma camada del doctor Trujillo, o por lo menos habían exaltado su nombre y pensamiento en obras “magistrales” del derecho ecuatoriano.  Y como tienen que ser ellos los que sean elegidos entonces perdieron el decoro, se reunieron en una hacienda de un prominente hombre de negocios en las afueras de Quito, y se pusieron de acuerdo en hacer una lista que encabezan los del promedio 14 de nota, o sea van a construir una “Corte de A 14 nomas” porque considerarán, supongo yo, que el país se merece semejante mediocridad.

El problema es que “Quien se junta con tramposos termina trampeado, o termina culpado” y ese es el caso al parecer de todos los participantes que reclaman por la calificación pero que se prestaron para el sainete, o de la doctora Páez Moreno, quien se prestó para integrar la famosísima comisión de selección de los magistrados, a sabiendas de todas estas irregularidades, y como descubre tanta violación de las leyes y la ética en forma desfachatada, aspira a no ser culpada por estos vicios y decide denunciar que el proceso es nulo, que no se aceptan que se cuestionen a quien ha violado los derechos humanos, o que tiene que ser elegido por ser viejo amigo del doctor Trujillo, o su pupilo exaltador de su pensamiento, en un acto –como lo denomina la doctora Páez Moreno, de Gero-centrismo, misógino, machista. O sea, hay que aceptar y tolerar todo atropello para que vayan no más “Los de a 14”.

Entonces aquí se devela, se aclara el gran motivo de la transición embutida, en especial con la justicia. Nos han llevado a esto porque quisieron ser nombrados para esos cargos siempre, y como Correa no les nombro, como no ganaron las elecciones, como no estaban en el poder, entonces han forzado al punto de destruir la institucionalidad del país solo para ser nombrados. Y cuando se descubre que no reúnen ni siquiera las calificaciones, entonces gritan de nuevo “Porque él y porque no Yo”  con lo cual destruyen hasta su propia justificación de que lo que hicieron era legal o ético. Pobre país el nuestro en el que la codicia política exaltada con el odio solo sirve para satisfacer a unos cuantos ambiciosos, que manejan a un país para ser nombrados jueces pomposos.

¿Y por qué todo esto? Pues, porque la Corte Constitucional tiene que ver con toda la nación, con su poder definitorio con la Carta Fundamental en la mano, juzga, legisla, sentencia, define y dirime las causas nacionales. Eso es lo que nos debería importar a todos y no permitir que este bochornoso espectáculo se defina en haciendas de poderosos con un complejo de sometidos que busca ensuciar nuestras conciencias. Qué pena leer este adagio popular:  “Si no actúas porque no sabes te entenderé; mas, si no respondes pese a saberlo veré como te envilecerán tus propios tiranos” (FHA)

               

Por admin