Rodolfo Bueno

John Bolton, asesor de la Casa Blanca para la Seguridad Nacional y enemigo declarado de Rusia, fue el enviado del Presidente Trump para que se entrevistase con el secretario del Consejo de Seguridad ruso, con los ministros de Defensa, Shoigú, y de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, así como con el Presidente Putin, y discuta con ellos, entre otras cosas, el Acuerdo de Eliminación de Misiles de Corto y Medio Alcance, INF.

El tema es delicado y Trump tendría razón si lo tratara en su real contexto: que es anacrónico porque ha pasado más de tres décadas desde que fue firmado; que no involucra a China, Corea del Norte, India, Irán y Pakistán, que también producen estas armas; que se debería clarificar ciertos puntos para que se actualice. Pero no, salió con la barrabasada de que se va a salir del INF porque, según Trump, Rusia “está violando el acuerdo, lo ha hecho durante muchos años. No sé por qué el Presidente Obama no mantuvo negociaciones ni se salió del tratado… Planeamos cancelar este acuerdo y vamos a abandonarlo, necesitamos desarrollar estas armas”. Agregó que aumentará el potencial nuclear de EE.UU. hasta que Rusia y China entren en razón. Como siempre, no especificó ni cuándo ni cómo, ni dio evidencia alguna, pues se ha persuadido de que el mundo creen a pie juntillas en sus palabras.

Aunque se tratase de su tan novedosa forma de negociar, así trató el tema nuclear de Corea del Norte, de la que ahora dice lisuras luego de amenazarla de muerte, no se excluye que sea la excusa para imponer en algunos países europeos la introducción de misiles con ojivas atómicas de alcance medio con posicionamiento terrestre, abolidos por el INF, lo que, al emplazarlos cerca de las fronteras rusas, crea las condiciones de realizar un ataque contra Rusia, pues su realización sería detectada sólo minutos antes de que los cohetes alcancen sus objetivos. Europa se convertiría así en el corazón de una guerra nuclear táctica limitada, bastante alejada de EE.UU.

No se debe desdeñar la posibilidad de que al rugir contra Rusia y enseñarle los puños, Trump en realidad se dirige al público estadounidense para fortificar a su partido, el republicano, en las elecciones de otoño de EE.UU. Otra vez, la política interior de ese país regula la orientación de su política exterior.

El INF, firmado en 1987 por Mijaíl Gorbachov y Ronald Reagan, no tiene fecha de vencimiento y prohíbe que EE.UU. y la Unión Soviética posean cohetes terrestres o misiles de crucero con un radio de acción entre los 500 y 1.000 km y entre 1.000 y 5.500 km, de corto y mediano alcance respectivamente. Hasta mediados de 1991, la URSS había eliminado más de 1.800 cohetes y EE.UU. menos de 900. El tratado es esencial para conservar la estabilidad y la paz mundial. La renuncia al INF puede motivar el inicio a una carrera armamentista, que es un derroche inútil de recursos.

El 2002, Washington se retiró del Tratado sobre Misiles Antibalísticos, ABM, lo que fue un duro golpe a la estabilidad estratégica del planeta, porque permitió cercar a Rusia desde Polonia y Rumania con este tipo de armas, con el pretexto de que buscaba controlar los misiles que pudieran ser lanzados contra EE.UU. desde Irán o Corea del Norte, países que no los tienen.

Puesto que según John Bolton: “Actualmente existe una nueva realidad estratégica y hay otras necesidades y exigencias que no forman parte de los postulados del tratado existente”, que fue firmado durante la Guerra Fría, lo que preocupa tanto a rusos como a estadounidenses, se concluye que el único camino para resolver los desacuerdos entre EEUU y Rusia es renovar el anterior tratado o negociar un nuevo INF de manera que incluya a otros interesados y sea más efectivo; sin embargo, dio a entender que el retiro de EE.UU. es una decisión tomada que no ha sido todavía formalizada.

El Presidente Putin, al encontrarse con John Bolton, como para despejar lo tenso de la reunión, le dijo: “El escudo de EE.UU. tiene una águila que sostiene en una de sus garras una rama de olivo en representación de la paz, y trece flechas, en la otra. Te pregunto, ¿tu águila se ha comido todas las aceitunas y sólo le quedan flechas?” Luego de reír, Bolton, como si fuera el ángel de la muerte, respondió: “Con suerte, tendré algunas respuestas para usted… Pero no he traído más aceitunas”, a lo que Putin comentó: “Eso mismo pensé”. Luego expresó su deseo de dialogar con EE.UU. y sugirió verse con Trump el próximo 11 de noviembre en París, en la reunión por centenario del fin de la Primera Guerra Mundial. Recalcó que, a pesar de los desacuerdos, el encuentro con Trump en Helsinki fue útil y agregó que está abierto a reunirse “si en tales contactos está interesada la parte estadounidense”. Bolton respondió que Trump está ansioso por verse con Putin “a pesar de nuestras diferencias… aún es importante trabajar en áreas donde existe la posibilidad de una cooperación mutua”. A buena hora que la reunión entre ambos mandatarios tendrá lugar luego de las elecciones de EE.UU., cuando se sepa si Trump se va o se queda, aunque lo más probable es que se quede.

Por haberlo anunciado, se espera que Washington se retire también del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas, START, que limita el número de vehículos de lanzamiento de misiles balísticos intercontinentales. Así, sin el INF, el ABM y el START se termina todo el sistema de estabilidad estratégica global, por lo que nada va a detener la carrera armamentista y el mundo va a vivir una Guerra Fría, semejante a la de los años 50 y 60, cuando no había ningún acuerdo que disminuyera la posibilidad de la Tercera Guerra Mundial, que se va a volver más factible que nunca.

Parece que sobran tontos que creen que se puede ganar un conflicto nuclear. No saben o no quieren saber que únicamente sobrevivirán a ella los ratones y las cucarachas, que no les va a servir de nada los refugios atómicos que han construido, que no hay donde esconderse pues la radiación tarda millones de años en disiparse. Por eso, como decían los griegos, es mejor una mala paz que una buena guerra.       

 

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