Por Rafael Quintero López

  1. Fuerzas en desencuentro entran en escena

     Fueron dos medidas muy distintas: por su ámbito de acción, por su duración en el tiempo, y por la no interacción entre sus principales actores y dirigentes. Por un lado, el diverso movimiento indígena y, por otro, el movimiento político del expresidente Correa (UNES), los únicos dos actores realmente enfrenados al gobierno. El paro tenía como su ámbito natural de acción a la sociedad civil ecuatoriana. La propuesta de revocatoria, invocando el Art. 130 de la Constitución, tuvo como ámbito a la Asamblea Nacional, es decir a un órgano del Estado ecuatoriano. Por otra parte, el paro era una medida indefinida en el tiempo, que fue cosechando adhesiones de nuevos actores sociales y regionales en sus 18 días de duración, i erigiendo a un nuevo liderazgo indígena en Leónidas Iza Salazar. Mientras tanto, la revocatoria, tenía sus días contados pues era de preverse que no sumaría los 92 votos, para tener éxito. Cabe incluso interrogarse si los actores que lanzaron la iniciativa acaso no sabían que ni el bloque parlamentario de la Izquierda Democrática ni el bloque del Partido Social Cristiano iban a apoyar esa medida, pues son aliados confesos del gobierno de Guillermo Lasso Mendoza. Pero lo más grave de esas dos medidas –el paro indígena y el intento de mandar a su casa al presidente, fue la inconexión excluyente de ambos esfuerzos.

     Todo ello reveló que la sociedad política ecuatoriana del campo popular y medio, está disgregada y desmembrada. Así, en vez de hacer política, y buscar acuerdos para oponerse a un gobierno de extrema derecha y represivo,  que apresó al dirigente del paro indígena y lo mantuvo incomunicado por 15 horas (obcecado en destruir lo poco o mucho que se logró en 10 años de reformas), a su vez, ese mismo gobierno,  persigue y mantiene exiliado al líder de UNES en Bélgica; pero, en los corredores de un potencial poder social-indígena así como en los corredores del poder de UNES, no se acortaron caminos sino que se hicieron apuestas como en los juegos de azar, sin tener claras todas las reglas ni importar el terreno que ambos pisaban. Inconveniente, pues ni el Estado ni la sociedad Civil del Ecuador son salas de juegos.

  1. No hubo empate, sino la apertura de un campo para la acción gubernamental

     Con la derrota del intento de revocatoria, salió ganando el Gobierno de Lasso. A mi entender, no hubo ningún “retundo triunfo de la CONAIE” como afirmara el Economista Walter Spurrier en un diario quiteño[1], ni tampoco “sismo” alguno que sacudiera al gobierno de marras, como el Expreso de Guayaquil alardeaba, exagerando sus efectos institucionales[2]. Y, así, en la búsqueda de otros poderes instituidos, de la mano de la Iglesia Católica, ésta entrará a jugar un rol de mediación, con un largo compás de espera de 90 días, lapsus y libertad exagerada para resolver 10 puntos muy concretos de la agenda de los pueblos y nacionalidades reclamantes, que con voluntad se absolverían en pocas horas.

     Pero ello es ya cosa juzgada y aceptada por las partes. Sus actores, sobre todo los del campo popular deberán reconocer que, en 18 días, un movimiento social creciente y en proceso de una mayor diversificación de actores (sociales y regionales), había creado en la sociedad civil ecuatoriana su eje autónomo de gravitación política, ganado un gran consenso en esa misma sociedad civil, e inclusive, creado un nuevo liderazgo político en la persona del Ing. Leónidas Iza Salazar. El planteamiento de llevar la disputa a la Asamblea Nacional, terminó siendo la búsqueda de un gato pardo en un cuarto oscuro. La inalcanzable destitución de Lasso que careció de los votos necesarios, fue un error de cálculo, pero que además tuvo un efecto desventajoso, al desplazar el eje de gravitación político de la lucha, de la sociedad civil en la cual estaba creciendo el movimiento –en números y en diversidad–, y ubicarlo en un centro de poder estatal, en el cual el movimiento fue sitiado. Con ese desplazamiento, el gobierno lleva una ventaja, pero esta es temporal.

  1. Conclusiones: todas/os como fuerzas de encuentro en las escenas futuras

     El gobierno no cumplirá con las 10 exigencias planteadas. Ni tiene las intenciones de hacerlo. Por ello, ya actúa avezada y agresivamente contra la dirección de la CONAIE, calumniándola de haber financiado el paro con dineros del narcotráfico y del crimen organizado. Pero, todo esto se contradice cuando firma con la CONAIE un acta de cese de las actividades de protesta indígena y acepta que en 90 días trabajarán juntos en mesas de diálogo.       

     Las verdaderas causas que originaron la protesta y la movilización de nuestro pueblo –hoy dirigido por un movimiento indígena y de las nacionalidades originarias, junto con los campesinos, las barriadas y los trabajadores de la casi totalidad de provincias, y de los sectores medios empobrecidos, siguen personalizadas en el desgobierno y las desastrosas consecuencias de la política neoliberal, del entreguismo a los intereses transnacionales, e incluso del apoyo a proyectos de ley que lesionan gravemente nuestra soberanía nacional, por parte del actual gobierno.

     A la protesta de la CONAIE se han unido los esfuerzos de la FEINE y de la FENOCIN, y se espera concurra también la FEI. Deben ser atraídos por la CONAIE otros sectores sociales y políticos, con los cuales debe superar los desencuentros del pasado reciente, como es el caso de UNES. Así, todos unidos, entrarán en la agenda robusteciendo su lucha. En 18 días se volvió claro que ninguna política es más importante que aquella de la unidad de las fuerzas de izquierda con las fuerzas progresistas, llámense socialdemócratas, liberal-demócratas o como se llamen, definidas por su voluntad de superar definitivamente el neoliberalismo de la política económica del Estado ecuatoriano, y por adoptar una postura de ruptura con la dependencia económica del capital financiero internacional. Dentro de esos parámetros generales hay diversidades y todas ellas caben en la unidad. Ya hay en el Ecuador agrupamientos unitarios en varias regiones del país, tales como el FUPV, el FPN, la Unidad de la Izquierda, entre los cuales hay que contar con la voluntad de RS, en 14 provincias del país. A todas ellas hay que convertirlas en fuerzas del encuentro en los próximos escenarios, junto al movimiento indígena popular. El único camino es la unidad.

Quito, 28 de julio de 2022.


[1] Véase El Comercio, de Quito, el 5 de julio 2022: pág.12.

[2] Véase ese diario del puerto principal, del 5 de julio, 2022: pág.1.

Por RK