«Una de las mejores maneras de lograr justicia es exponer la injusticia» Julian Assange
El 7 de septiembre de 2020 se reanudó uno de los procesos más infames de los que se tenga noticia en el mundo occidental. El fundador de Wikileaks que reveló en 2010 la información que comprometía a las tropas de Estados Unidos en crímenes de guerra, torturas, violaciones de mujeres, ejecuciones extrajudiciales en Irák y en Afganistán, quien develó millones de cables de la diplomacia estadounidense en los que se desnudaba a políticos corruptos, a militares sumisos de distintas nacionalidades al servicio de la CIA o de los intereses imperiales; se enfrenta a la posibilidad de ser extraditado a los Estados Unidos con 18 cargos criminales que le podrían significar 175 años de prisión.
Lo más repudiable es la falta de solidaridad de la prensa mundial, del periodismo libre, de los grandes medios que en su momento acudieron presurosos a Assange en 2010 para que les diera copia de los cables de Wikileaks en primicias, que coparon los primeros diarios e informativos de más de 100 países. Me dí a la tarea para revisar los principales diarios del mundo The New York Time, The Washington Post, El País, Le Monde, la BBC, The Guardian, entre otros y solamente este último publicó una nota marginal para comentar algunos sucesos de la reanudación del proceso de extradición. Nunca antes se ha expuesto para ser sacrificados sin rubor, por las pretendidas democracias más antiguas del mundo, el periodismo de investigación, la libertad de prensa, el derecho a una información veraz y, con ellas las libertades.
Assange recibió en el 2009 Amnesty International UK Media Award (New Media),por la investigación “The Cry of Blood – Extra Judicial Killings and Disappearances en Kenya”. En 2010, fue el ganador de la elección de los lectores de la revista TIME como personaje del años y considerado una de las cien personas más influyentes del mundo. También Le Monde lo reconoció como personaje del 2010 por votación de sus lectores. En febrero de 2011, recibió el Premio Sydney de la Paz por su «excepcional coraje e iniciativa en la búsqueda de los derechos humanos», premio que había recibido Nelson Mandela y el Dalái Lama. Recibió otros reconocimientos como periodista que había contribuido a cambiar la historia del periodismo moderno. En medio de las celebraciones y aprecio de la comunidad internacional, el imperio del país más poderoso del mundo se preparaba para destruirlo.
Visité a Julian Assange en dos oportunidades, en su reclusión como asilado político en la embajada del Ecuador en Londres. La primera vez que lo encontramos fue una tarde de primavera, el 1º de abril de 2014, junto con Alirio Uribe Muñoz, llegamos en la linea de metro la Piccadilly Line, invitados por Fidel Narváez, cónsul del Ecuador ante el Reino Unido, quien nos invitó para que conociéramos de primera mano el testimonio sobre lo que sufría aquel periodista sin igual y para que contribuyéramos con ideas para su defensa.
La embajada ecuatoriana en Londres, se encuentra bastante cerca del centro de la ciudad, situada en el barrio de Belgravia, entre los distritos de Ciudad de Westminster, Kensington y Chelsea, en la misma dirección de la embajada colombiana ante el Reino Unido, 3 Hans Cres, Knightsbridge, en una hermosa construcción antigua, en una esquina, con una misma puerta de entrada, la del Ecuador a la izquierda, la colombiana a la derecha, separadas por pocos metros
Fidel nos presentó a Julian Assange y se retiró, estaba acompañado de su abogada sudafricana Stella Morris y de otro joven activista de la misma nacionalidad. Stella se convertiría en su compañera sentimental con la que tiene dos niños, concebidos en el encierro de Julian con muy poco espacio para la intimidad. Julian luego de saludarnos y darnos la bienvenida a su sitio de “reclusión”, su cuerpo alto y delgado, mirada penetrante e indignada, su cabellera blanca y la camisa blanca que portaba, resaltaba más su rostro profundamente pálido, hablaba también con sus ojos y con sus manos, mientras daba vueltas en torno a un escritorio en un cuarto de no más de 8 metros cuadrados. Nos manifestó, en primer lugar su profundo malestar frente al embajador de Ecuador ante el Reino Unido.
Nos mostraba el reducido espacio al que lo había confinado el embajador Juan Falconí Puig, quien no nos permitió conversar con Assange en la sala de reuniones de la embajada. El embajador había llegado para hacerle sentir que era un huesped incómodo, lo trató con desprecio desde el momento mismo en que asumió la embajada en junio de 2013 hasta que se fue a Ginebra a representar ante la Organización Mundial del Comercio en marzo de 20015. Se le prohibió cocinar, con el riesgo de comprar comida que pudiese estar envenenada, redujeron a Julian los días y horarios de visitas para hacerlo sentir como en una prisión. Debo agregar que la embajada es un primer piso, sin patio, ni terraza, ni balcón, sin posibilidades de recibir el sol. El tratamiento que recibió del Sr Falconí fue indignante, no propio de un diplomático sino de un mal carcelero.
Julian se había refugiado en la embajada del Ecuador el 19 de junio de 2012, llevaba casi dos años de reclusión en ese lugar estrecho y frío, con menos garantías que una cárcel. Pese a que el 16 de agosto de 2012, se le reconoció por el gobierno de Rafael Correa el asilo político[1], el Gobierno británico anunció que no le concedería el salvoconducto para que pudiera viajar al Ecuador e incluso amenazó con arrestarlo en la propia sede diplomática con violación de la Carta de las Naciones Unidas. La policía británica permanecía al asecho para arrestarle en caso de que intentara dejar la sede diplomática.
En la conversación Julian nos expresó su preocupación en torno a la falta de respuesta del Estado sueco para escucharle en descargos, pese a su reiterada insistencia. Nos precisó sobre el tema de las supuestas acusaciones de violencia sexual contra dos mujeres suecas en 2010, que nunca las agredió sexualmente, que habían tenido relaciones consentidas. Que se enteró y solicitó estando aún en Suecia, por el escándalo mediático desatado en su contra ser escuchado por las autoridades respectivas. La Fiscal de Estocolmo desestimó la posibilidad de una investigación penal, porque no había evidencias de que se hubiese cometido un delito. Julian pidió autorización a la Fiscalía Sueca para atender una conferencia en Berlín, se le permitió viajar, luego se le dictó una orden internacional de detención.
Las dos mujeres suecas nunca pretendieron una investigación penal contra Julian Assange, sólo querían tener la certeza de que no tenía sida y una de ellas acudió a una policía amiga en una comisaría lejana para que lo ayudaran a localizar y pedirle que se hiciera la prueba. Luego la Fiscalía asumió que aunque las dos mujeres no denunciaban a Assange era porque no conocían el derecho penal y la persecución contra Assange continuó de oficio.
La acusación por violación sexual contra dos mujeres suecas quedó servida en la opinión pública, tanto para privarle de la libertad con fin de extraditarlo hacia los EEUU, como para desprestigiarlo y minar la solidaridad mundial a su favor. Tanto Alirio como yo, creimos en la palabra de Assange, con nuestra experiencia como defensores de derechos humanos, conocíamos de las operaciones de difamación de servicios secretos de seguridad, que podrían destruir fácilmente la honra de cualquier persona para luego silenciarlo. Mas nuestros conocidos en Suecia no quisieron colaborar con la causa y muchas organizaciones de derechos humanos le dieron la espalda. Se barrió el piso con su presunción de inocencia.
Nos despedimos de Julian Assange con un fuerte abrazo, recomendándole que a través de sus abogados -entre ellos Baltasar Garzón- presentaran las acciones respectivas en defensa de sus derechos ante el Grupo de Trabajo de Detenciones Arbitrarias de las Naciones Unidas y ante el Relator de la ONU contra la Tortura. Con nuestros conocidos en el Gobierno ecuatoriano le hicimos llegar a Rafael Correa la información sobre el trato indigno que su embajador le estaba dando a un huésped de honor.
Juian Assange recibió durante sus años de reclusión en la embajada las visitas de Lady Gaga, Pamela Anderson, Noam Chomsky, Jessie Jakson, Oliver Stone, Michel Moore, entre muchas otras personalidades de talla mundial que no tuvieron el eco para impedir las arbitariedades en su contra.
El 5 de febrero de 2016, el Grupo de Trabajo de Naciones Unidas sobre Detenciones Arbitrarias, consideró que la detención del fundador de Wikileaks, Julian Assange, fue arbitraria desde su arresto inicial el 7 de diciembre de 2010. El Grupo llamó a los gobiernos de Suecia y el Reino Unido a poner fin al arresto de Assange y a respetar su integridad física y libertad de movimiento, además de garantizarle el derecho a una compensación. Esta decisión no fue respetada por ninguno de los dos Estados, detrás estaba la mano de la represión estadounidense.
El 27 de noviembre de 2016, visité por segunda vez a Assange en la sede de la embajada, el otoño declinaba sus días con un sol pálido y una tarde fría nos obligaba al abrigo. Me molestó en esta visita la sorpresa de encontrarme a la entrada de la embajada con guardias de seguridad privados de una empresa española, contratada por la Secretaría Nacional de Inteligencia del Ecuador, quien me requisaron como si estuviese entrando en una prisión, no me dejaron entrar mi cámara ni mi teléfono celular, tomaron además mi pasaporte y le sacaron fotocopia. Intuí que trabajaban para la CIA. Luego me enteré que dichos guardias de seguridad habían instalado cámaras y hasta micrófonos en el baño que usaba Julian y hasta en el de las mujeres, donde a veces se recluía Julian para conversar con algún visitante para tener algo de privacidad. Undercover Global S.L., y su propietario David Morales, enfrenta un juicio en España por el espionaje ilegal al que fue sometido Assange, su familia, sus amigos y sus abogados
Encontré a Julian demacrado, su barba crecida y sin cuidar, mucho más delgado y sus cabellos blancos largos y desordenados. Estaba disminuido física, sicológica y emocionalmente. La tortura sicológica de años surtía su efecto. No había sido posible que se respetara una decisión de las Naciones Unidas y le molestaba que por aplastarlo, las democracias más antiguas del mundo, pasaran por encima de la Carta de las Naciones Unidas, de la Declaración de Derechos Humanos y pactos que les obligan a respetar las libertades fundamentales, la vida e integridad de las personas.
También estaba preocupado Julian por quién sucedería a Rafael Correa a la presidencia del Ecuador. El candidato de la derecha Guillermo Lasso tenía una fuerza creciente en las encuestas y no era claro si el candidato de Correa, Lenin Moreno, pudiera derrotar a todas las fuerzas de la derecha unidas. Lo alenté un poco, asegurándole que Moreno ganaría las elecciones, las mayorías en las urnas respaldarían que la obra de gobierno de Correa perdurara. El 2 de abril de 2017, Lenin Moreno fue electo presidente. Lejos de imaginar cuan equivocado estaba sobre las esperanzas que depositábamos en este personaje.
El 12 de diciembre de 2017 se le concedió la nacionalidad ecuatoriana a Julian Assange y en el mismo mes la canciller María Fernanda Espinoza, solicitó al gobierno británico el 20 de diciembrereconocerle la condición de diplomático adjunto a la embajada, invocando para su protección la Convención de Viena, que el gobierno británico rechazó de inmediato. Se abría una pequeña esperanza que pronto cerraría el nuevo mandatario ecuatoriano.
En abril de 2018 regresé a Londres, no lo pude visitar esta vez porque desde el 28 de marzo de 2018 el gobierno de Lenin Moreno le prohibió las visitas, le retiró todas sus comunicaciones y acceso a Internet. Para un periodista investigador como Assange la decisión era peor que si lo privaran de la comida, la tortura se intensificaba.
Recibí a cominezos de junio una llamada de Fidel Narváez, quería que lo recibiera de manera urgente en mi oficina en Bogotá, llegó a la sede del Colectivo de Abogados “José Alvear Restrepo” y conversamos, estaba muy preocupado por las derivas del gobierno de Lenin Moreno y temía que temrinaría por entregar a Assange a las autoridades británicas. En una gestión personal, por la amistad tejida con Asaange durate sus largos años de reclusión, me pidió que de ganar Gustavo Petro la segunda vuelta y fuese electo presidente, gestionara con él que Assange pudiese atravesar el corredor y refugiarse en la embajada colombiana en Londres. De concretarse, le aseguré que haría la gestión que me pedía, pero veía lejos que democráticamente el establecimiento accediera a ceder el poder.
Como era de esperarse el 11 de abril de 2019, el Presidente Lenin Moreno, anunció que Ecuador revocaba el asilo a julian Assange y le retiraba la nacionalidad ecuatoriana. Fue detenido inmediatamente por la policía británica dentro de la embajada. Se supo que fue la condición para que el gobierno de Trump respaldara un crédito del FMI por 4 mil millones de dólares al gobierno ecuatoriano. Para vergüenza del pueblo ecuatoriano y de Latinoamérica, se atropelló el derecho de asilo y las libertades fundamentales, para servir los intereses represivos de la prepotencia americana.
Se le recluyó en la cárcel de alta seguridad de Belmarsh en el sur de Londres, incomunicado el periodista como si se tratase de un gran terrorista, encerrado 23 horas al día confinado en una celda, sin contacto con otros prisioneros, con visitas restringidas a su familia y a sus abogados. En un proceso express fue condenado el primero de mayo de 2019, a 50 semanas de prisión en Reino Unido por haber violado los términos de la libertad condicional concedida en el año 2010, cuando casos de la misma naturaleza se resuelven con una multa. Ante el desestimiento de las autoridades suecas que luego de evidentes manipulaciones, por fin habían archivado la causa abierta contra Assange, la inusual condena permitía que entre tanto Estados Unidos argumentara y solicitara la extradición.
El Relator de la ONU contra la Tortura ha corroborado que Julian Assange ha sido y sigue siendo víctima de tortura sicológica «Cuatro países se han coordinado para quemarle en la hoguera sin que nadie proteste». Agregó Nils Meizer en una larga entrevista que resume toda la tramoya criminal en contra del periodista “Se ha abusado de los procesos judiciales destinados a empujar a una persona hacia una posición en la que no puede defenderse. Además de eso, están las medidas de vigilancia, los insultos, las humillaciones y los ataques de los políticos de estos países, incluso las amenazas de muerte. Este abuso constante del poder del Estado ha desencadenado un estado grave de estrés y ansiedad en Assange y ha resultado en daños cognitivos y neurológicos medibles”[2].
El lunes 7 de septiembre de 2020, en la sala 10 del tribunal penal londinense de Old Bailey, manifestó Julian Asaange su rechazo a ser extraditado. Estados Unidos presentó nuevos cargos para evitar su liberación. Los argumentos de su abogado Mark Summers, en contra fueron desestimados. Sino se produce una gran movilización mundial contra la extradición de Julian Assange y para reclamar su libertad. El imperio más poderoso de todos los tiempos, que se cubre con las ropas de la democracia, habrá consumido a un hombre valiente que se atrevió a evidenciar los crímenes de guerra y de lesa humanidad perpetrados por tropas norteamericanas.
Termino citando una frase de Julian Assange “El poder es una cuestión de percepción. No necesitan ser capaces de matarte. Solo necesitan que pienses que son capaces de matarte”. Por la libertad de prensa, por la democracia, por la vida y las libertades en general, sumemonos a la causa de la libertad de Julian.
[1] https://archive.vn/20120916114225/http://www.mmrree.gob.ec/2012/com042.asp
[2] https://www.eldiario.es/internacional/relator-onu-julian-assange-condenado_128_1114383.html
Tomado de Cuarto de Hora