En Ecuador el rumbo del régimen de desarrollo se encuentra en una etapa regresiva, evidenciada por el desempeño económico que angustia y desespera, ya que a lo largo de estos dos años y medio del denominado ¨gobierno de todos¨, la carta de Fondo Monetario Internacional ha sido la luz y la sombra. Aquí un breve resumen del realismo económico del país. La tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en el segundo trimestre de 2019 alcanzó apenas el 0,4%, mientras que en el 2017 fue de 3%, principalmente por el aumento del gasto del consumo final de los hogares, el gasto de consumo final del gobierno general y las exportaciones que originó un dinamismo económico. Concomitantemente, el desempleo cerró en el 2017 con el 4,7% y en septiembre de 2019 con el 4,9%, notándoles un incremento producto de las cartas de despido, principalmente en sector público. Según registros del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) esta tasa fue la más alta desde el año 2016, cuando se ubicó en el 5,2%.

Aunque la administración gubernamental luce dialogante en sus mesas con manteles y floreros, a marzo de 2018 se quedaron sin empleo 261.767 personas, producto de las políticas económicas que considera la reducción del tamaño del Estado.  Por lo que tiene poco sentido contratar nuevos trabajadores para ejecutar sus obras como el ¨Tren Playero¨ y al mismo tiempo despedir enfermeras y docentes.

Naturalmente, quienes intentan gestionar las expectativas -conservadores fiscales-, anunciando que continúan las cartas de despido hasta que se prolongue la crisis económica no verán sus impactos, ya que las políticas requieren meses para ser efectivas. Otra razón que visibiliza el realismo económico es el indicador de pobreza, que a septiembre de 2019 se ubicó en el 23,9% y la pobreza extrema en 8,7%. En el área urbana la pobreza llegó al 16,3% y la pobreza extrema a 4,6%. Finalmente, en el área rural la pobreza alcanzó el 40,3% y la pobreza extrema el 17,4%. Cabe indicar que la pobreza en el año 2007 registró una tasa de 36,7% y en el año 2017 fue de 21,5%, lo que demuestra que este periodo la reducción fue de 15,2%. Esto significa que la pobreza es un problema político, y erradicarla es un imperativo moral.

Cabe indicar que la pobreza no puede ser considerada únicamente como un estado de carencia o necesidad, sino como una situación de falta de acceso a derechos fundamentales, e inclusive como una negación de la ciudadanía. Expresión tomada del Plan Nacional de Desarrollo -Toda una Vida 2017 – 2019-Sin embargo, la prioridad del Gobierno Nacional es el Plan de Prosperidad, como visión de modelo económico para salir del Socialismo del Siglo XXI y sus proyectos de Ley con membrete de transparencia fiscal, optimización del gasto tributario, fomento a la creación de empleo, afianzamiento de los sistemas monetario y financiero, y manejo responsable de las finanzas públicas.

¿Será que Planifica Ecuador que remplazó a la Secretaria Nacional de Planificación y Desarrollo -SENPLADES – es coautor del Proyecto de Ley que el ejecutivo envío a la Asamblea como urgente en materia económica?, ya que está adscrita a la Presidencia de la República. O ¿Será que fue elaborado por los rectores de la existencia humana?.

¿Será que Planifica Ecuador está cumpliendo sus facultades esenciales de rectoría de la planificación, coordinación, regulación, control, gestión, seguimiento y evaluación de la gestión pública? ¿Será que el Plan de Trabajo presentado por el binomio Moreno – Glass al Consejo Nacional Electoral se está ejecutando?  ¿Cuál será el porcentaje de avance del Plan Toda una Vida?. Seguramente estas interrogantes podrían ser solventadas por el Presidente de la República, y también por las Instituciones del Estado independientes como la Asamblea Nacional, Consejo Nacional Electoral, Contraloría General del Estado o por el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social.

¿Será que el Plan Prosperidad es un programa económico o modelo económico, o quizá un recetario neoliberal que a través de proyectos de Ley hábilmente plantea el camino privatizador como efecto multiplicador del dinero?, ver caso Chile. ¿Será que el Plan Prosperidad posee estimaciones de impacto fiscal o cuantificaciones que permitan diseñar políticas públicas? Lo que sí está claro es que la economía ecuatoriana registrará un crecimiento de apenas el 0,2% según el FMI, muy debajo del promedio de América Latina que es de 2,4%. Estos cálculos demuestran lo difícil que va resultar crear empleo, mucho menos con ¨Leyes parche¨ que tienen como objetivo superior reducir el déficit estructural y garantizar el pago de la deuda a los acreedores de siempre, poniendo en riesgo la soberanía económica ecuatoriana.

Por Editor