Por Juan Carlos Morales

Es fama que la llamada orquesta del Titanic, dirigida por Wallace Hartley, demostró una humanidad sin límites porque prefirió no abandonar el barco, mientras algunos escapaban incluso solos en los botes. Se lee que “durante el hundimiento, los ocho miembros de la banda se situaron en el salón de primera clase en un intento por hacer que los pasajeros no perdieran la calma ni la esperanza. Más tarde continuaron tocando en la parte de popa de la cubierta de botes. La banda no dejó de tocar incluso cuando ya era seguro que el buque se hundiría”.

Por las películas, se conoce que la canción que interpretaban era Nearer, my God, to Thee o Cerca de ti, Señor, un himno cristiano del siglo XIX escrito por Sarah Flower Adams, basado en el pasaje del Génesis 28:11-19, del sueño que tiene Jacob de una escalera que llega a los Cielos y hasta a los ángeles. “¡Más cerca, oh Dios, de Ti, más cerca sí! / Aunque sea una cruz que me lleve a ti”, dice al inicio.

Los ochos músicos no sobrevivieron esa trágica noche del 14 de abril de 1912 y únicamente tres de sus cuerpos fueron rescatados, tras el choque con un iceberg del barco de lujo, donde viajaban millonarios como Benjamin Guggenheim o John Jacob Astor IV. El cuerpo de Hartley fue hallado y recibió honores de héroe, pero la naviera White Star Line le cobró a su familia por el coste de la pérdida de su uniforme.

Como si fuera la otra cara de Jano sin buenos augurios, me llegó ese momento del declive de fastuoso navío, mirando el video filtrado de los músicos instalados junto a una piscina privada del Club Rotario de Samborondón tocando “Closet to you”, de The Carpenters, para insuflar serenidad a los 560 socios quienes se adelantaron para recibir su vacuna de la Covid 19.

El tema en su primera parte dice: “Why do birds suddenly appear / every time you are near?” Curioso, al igual que la canción del Titanic en el segundo párrafo habla de ángeles. Sabemos que la frase de los rotarios es “Dar de sí, antes de pensar en sí”, lo que desconocemos es si –recordando a la banda del infortunado Hartley- a los músicos criollos también los vacunaron, antes de su regreso en bus.

Por Editor