Antonio Malo Larrea

Desde sus inicios la Ley Orgánica para el Fomento Productivo, Atracción de Inversiones, Generación de Empleo y Estabilidad y Equilibrio Fiscal claramente, y diría que descaradamente, se confesó creyente profunda y devota de la religión neoliberal, por lo que siguiendo su genealogía doctrinaria su nombre debe ser Trole 3. Recomiendo leer los análisis hechos en Ruta Kritica, y en el Observatorio de la Dolarización (Evaluación de la Ley Trole 3 (I): Suicidio fiscal, Evaluación de la Ley Trole 3: mutilación de autofinanciamiento y crisis artificial de liquidez, y Veto parcial de Moreno a la Trole 3: reparto a los ricos y recorte social, entre varios otros).

De acuerdo a David Harvey el neoliberalismo es: «una teoría de prácticas económico-políticas, que sostiene que el bienestar humano se alcanzaría a través de la liberalización de las libertades y capacidades de emprendimiento individual, en un marco institucional caracterizado por fuertes derechos de propiedad privada, el libre mercado, el libre comercio«. Indudablemente la Trole 3 es una ley neoliberal. ¿Cuál es el problema con esto? Pues no hay un problema, sino muchos. El primero es un problema de legitimidad democrática. El plan de gobierno que ganó las elecciones era marcadamente anti-neoliberal, el 51,16% (5’057.149 de votos) de las ecuatorianas y ecuatorianos votamos por dicho plan, y le dimos la victoria a este gobierno. De esta manera, es su obligación democrática ejecutarlo y, no hacerlo, no solamente es un detestable engaño, sino que es tal vez el peor de sus ya innumerables actos antidemocráticos, violentando una vez más la constitución y el ordenamiento jurídico de nuestro país.

El neoliberalismo no es científico, no es técnico, no es pragmático, empobrece salvajemente a la gente y destruye naciones enteras, es una religión apocalíptica. La evidencia del mundo real muestra que el 100% de los países que han aplicado el dogma neoliberal han entrado en profundas crisis, y para salir de ellas han tenido que abandonar esta religión. Seguir su credo en este momento de la historia es absurdo debido a la guerra comercial entre Estados Unidos, Europa, Rusia y China. Mientras ellos protegen sus economías, el Ecuador hace absolutamente lo contrario.

Esto es mucho más grave en nuestro país pues somos una economía dolarizada, y necesariamente debemos tener una balanza comercial positiva, la nuestra es exageradamente negativa, lo que simplemente significa que nos estamos quedando sin plata. Lo absurdo de la Trole 3 es que además elimina nuestras fuentes de ingresos, por lo que desfinancia la obligación del estado de garantizar nuestros derechos. Parecería que el objetivo es salir de la dolarización. Siempre fue claro que la dolarización significaría un cáncer extendido y terminal para nuestra economía, pero si lo que se busca es quebrar a nuestro país para salir de ella, esto sería el más bajo acto criminal.

En ese contexto, la única manera de mantener a flote precariamente a nuestra economía es contrayendo más deuda externa, e incrementando brutalmente la presión y explotación sobre nuestros recursos naturales y nuestros bienes primarios. Eso se traducirá directamente en una salvaje destrucción de la naturaleza. Este gobierno nunca fue verde, y ahora lo demuestra sin ninguna vergüenza su populismo ecológico. Ningún movimiento ambientalista, ecologista, o conservacionista serio, ni nadie que diga defender la naturaleza de verdad, puede permanecer en silencio. La lucha por la Pachamama es indudablemente anti-neoliberal y anti-capitalista.

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