Por Pedro Pierre

Las últimas elecciones presidenciales son un verdadero rompecabezas para el nuevo presidente, los legisladores, los movimientos sociales y la mayoría de los ecuatorianos. La mayoría de los votantes han elegido “más de lo mismo”. El señor Daniel Noboa está feliz porque fortalecerá el desarrollo y las riquezas de sus empresas familiares a costa de un mayor empobrecimiento de los ciudadanos. Los legisladores buscarán remediar los desastrosos problemas dejados por el gobierno de Guillermo Lasso. Los movimientos sociales o son muy divididos como el movimientos indígenas o débiles por la falta de participación de los numerosos indiferentes, arribistas e individualistas. La mayoría de los ecuatorianos tendrá que aguantar una profundización de la actual situación o decidirse a emprender caminos de cambios.

¿ADÓNDE VAS ECUADOR?

Desde la independencia de España hace más de 100 años, los gobiernos del Ecuador estuvieron en manos de los ricos conservadores de Quito y liberales de Guayaquil hasta el año 2007 cuando ganó las elecciones el presidente Rafael Correa. Fue la gran ruptura política: los ricos del Ecuador dejaron de tener el control político del país y el gobierno de Estados Unidos también. Con Rafael Correa estos ricos tuvieron que pagar impuestos como manda la ley; también se controló el movimiento internacional de dinero. Se dio una mejor repartición de la riqueza nacional; por esta razón, en 10 años, 20% de ecuatorianos salieron de la pobreza. Se redactó una nueva Constitución basada en los Derechos Humanos, con la participación de muchas organizaciones sociales. Los servicios públicos, como la salud y la educación, pasaron a ser de calidad y gratuitos. Se duplicó el salario básico y fue obligatoria la inscripción de las y los trabajadores en el Seguro Social. Se multiplicaron las ayudas financieras para las personas discapacitadas, las madres abandonadas, las personas de la 3ª edad, los que no tenían casa propia…  Se crearon medios de comunicación públicos para una información más veraz, que hasta la fecha era manipulada por los grandes medios tradicionales en manos de los ricos. Se renovaron las carreteras de todo el país; se construyeron grandes represas para la producción eléctrica; se desarrolló el turismo; se protegió la naturaleza con derechos incluidos en la Constitución. Se controló también la inversión extranjera para que no se saquee las riquezas del país. Se fortaleció la integración latinoamericana. Etc.

El gobierno de Rafael Correa no fue socialista aunque hablaba del ‘Socialismo del Bien Vivir’, sino de un capitalismo social. A lo largo de 10 años se demostró que se podía orientar el capitalismo hacia beneficios sociales, controlar y repartir la riqueza nacional, combatir la pobreza y fomentar una cultura política que incluya a la población en las orientaciones y las decisiones nacionales. Ecuador pasó a ser un país reconocido internacionalmente y alabado por los cambios que estaba logrando como nunca antes a lo largo de sus 100 años de vida republicana. Es este proyecto de país que no gustaba a la clase rica del Ecuador ni al gobierno de Estados Unidos que no podía comprar los productos y las materias primas al precio que le convenía.

Los ricos del país y el gobierno norteamericanos nunca aceptaron ser desplazados del control político nacional e hicieron lo imposible para impedir que este modelo de gobierno continuara. El meollo de la disputa no es la persona de Rafael Correa ni los integrantes de la Revolución Ciudadana, sino el modelo de gobierno participativo y repartidor de bienestar que logró ponerse en marcha exitosamente. La lucha política en Ecuador es por la continuidad sin control del modelo neoliberal, es decir la explotación despiada de los trabajadores y de la naturaleza para el lucro continuo de la minoría rica del Ecuador y de sus mentores norteamericanos. Por eso pusieron en marcha una campaña sistemática y permanente de mentiras, de odio y de persecuciones a los representantes, miembros y simpatizantes del proyecto político de la Revolución Ciudadana. Lograron que el presidente Lenin Moreno traicionara sus ideales, sus promesas de campaña electoral, el voto mayoritario de los ecuatorianos y acaparara los bienes del partido Alianza País de Rafael Correa. Lograron también que el gobierno de Lenin Moreno nombrara personas favorables a la clase rica en los distintos poderes del Estado y que eso se aprobara en una consulta mañosa a cargo del grupo liderado por el fallecido Julio César Trujillo.

Luego esta misma clase rica ecuatoriano con el apoyo generoso del gobierno norteamericano logró la elección del banquero Guillermo Lasso que no pudo terminar su mandato por su ineptitud, su traslado de dinero a paraísos fiscales de Panamá y Estados Unidos, sus pactos con la delincuencia y el narcotráfico, su mal manejo de la economía, el descalabro del país, su desinterés por siquiera realizar el mantenimiento de las carreteras, las hidroeléctricas, los bienes públicos, su indolencia por el aumento de las enfermedades, la deserción escolar, la escasez de empleo, la migración creciente… Repitió al nivel nacional el feriado bancario que había promovida como ministro de economía en el gobierno de Jamil Mahuad a principios del siglo.

Ahora han desaparecido los partidos de izquierda, socialistas y comunistas por dejarse contaminar por el afán de dinero. No existe oposición política fuera de la Revolución Ciudadana y si la hay de vez en cuando, es para repartirse los puestos de gobierno y las migajas que se dignan regalarles los ricos en el poder. Hasta el Movimiento indígena cayó en esta trampa del ‘dinero fácil’. Después de 500 años de resistencia, adoraron ‘el becerro de oro’ que le presentó el capitalismo, comenzando por las y los dirigentes -los llamados ‘ponchos dorados’- de la CONAIE (Confederación de las Nacionalidades Indígenas del Ecuador) y de Pachakutik, su ‘brazo’ político. En las elecciones del mes pasado ni lograron presentar candidatos para presidente y vicepresidente y alcanzaron la elección de sólo 4 asambleístas.

En la votación del mes pasado una mayoría de ecuatorianos permitieron la elección de Daniel Noboa, ilustro desconocido, representante de la empresa más rica del Ecuador. Menos de un 30% de los ecuatorianos (unos 5 millones) votaron por él, pero los apoyaron los que votaron nulo y blanco y los que se abstuvieron de votar. Así se estuvo confirmando la continuidad y profundización del modelo desastroso llevado adelante por Lenin Moreno y Guillermo Lasso. Comienzan a levantarse voces de súplicas y oraciones para que Daniel Noboa sea bueno, comprensivo y valiente para dar un cambio de timón y volver a dar al Ecuador la justica y la equidad que se merece. Esas son propuestas de ignorantes y faltos de dignidad, porque “no se puede pedir peras al olmo”. Después del apoyo de Lenin Moreno a los sedientes de poder, de Guillermo Lasso a los hambrientos de dinero, viene Daniel Noboa para colmar de bienes a sus amigos los grandes empresarios.

Ese es el futuro que nos espera: un despojo peor que el presente. No sabemos escuchar los consejos de la Biblia, tanto de Jesús: “¡No se puede servir a Dios y al dinero!” como del Sirácide: “¡No te hagas amigo de uno más fuerte y más rico que tú! Juntarías un cántaro de arcilla y una olla de fierro. El uno golpearía a la otra y ésta se quebraría… ¿Puede un lobo caminar con el cordero?”

CONFIRMAR LOS CAMINOS A ABRIR

En las últimas elecciones se votó “para que nos den palos” … Y nos los van a dar. Parece que no hemos sacado lecciones de los anteriores dos gobiernos de los ricos: el de Lenin Moreno que desbarató las instituciones estatales llamadas a protegernos y el de Guillermo Lasso que saqueó el país. No nos hemos dada cuenta que un gobierno de los ricos gobierna exclusivamente para ellos. El elegir a un presidente multimillonario nos va a tratar como sus empleados y sabemos o deberíamos saber cómo son mal pagados y mal tratados los empleados de las empresas Noboa…

Eso es la triste realidad que nos espera de la parte de un empresario que quiere fortalecer sus empresas y acumular más dinero. Él quiere más beneficios personales a costa de nuestros derechos y de nuestra explotación. Como buen empresario lo va a logar muy bien. Se trata entonces de pensar cómo vamos a resistir y qué caminos tenemos que emprender para conseguirlo. En un primer tiempo se debe buscar la manera de entender por qué todo va a aumentar y cómo se atropella nuestros derechos. Luego tendremos que discernir qué capacidades y medios tenemos a nuestra disposición para enfrentar esta situación de empobrecimiento y saqueo crecientes. Finalmente tendremos que organizarnos para lograr enfrentar y disminuir la explotación de la que somos víctimas. Eso no va a ser tan fácil porque no estamos acostumbrados a analizar lo que nos está pasando, ni a conocer las alternativas de una vida mejor, como tampoco a presionar gobiernos, empresarios y medios de comunicación para que respeten nuestros derechos. Tal vez la dureza de la situación nos obligará a empezar este nuevo modo de vivir si queremos sobrevivir y vivir dignamente, apoyándonos en las asociaciones y organizaciones que luchan por un país con derechos y por ciudadanos que se hacer respetar.

Si queremos combatir una situación de explotación y empobrecimiento tenemos que conocer cómo proceden los que nos explotan y nos gobiernan. No se trata sólo de informarnos y escuchar el número semanal de asesinatos, o enumerar los derechos que se están pisoteando, sino también cómo se están dando estas situaciones, o sea, cuáles son las causas de estas realidades que padecemos y quiénes son sus responsables. Esto supone que dejamos de ver y escuchar los medios de comunicación comerciales que están en manos de los ricos, que defienden sus intereses, manipulan o inventan los acontecimientos y nos engañan muy astuciosa y eficazmente. Habrá que encontrar medios alternativos que nos informan de manera exacta y nos ayudan a discernir el origen de los problemas que nos aquejan. Esto nos va a exigir dejar el individualismo, la indiferencia y la pasividad para aprender a reunirnos, escucharnos, reflexionar, construir una consciencia crítica y mirar las cosas de frente y en profundidad. No es tan difícil lograrlo. Sólo se trata de decidirnos.

En un segundo tiempo tendremos que descubrir los motivos de las instituciones y los grupos sociales que promueven la explotación y la dominación, como también a sus cómplices e igualmente a los que prefieren arrastrarse y vivir de rodillas y esclavos deshumanizados. Habrá que descubrir cómo funciona una sociedad en manos de los ricos que se organizan por acumular riquezas sin límite a costa de nuestro despojo… y cómo van a utilizar todos los medios a su disposición para mantenernos quietos, sumisos y agradecidos. Tampoco podemos avanzar solos en este segundo paso. Habrá que unirnos a asociaciones y organizaciones que existen desde siempre para, por una parte, enfrentar explotaciones y dominaciones, y, por otra, construir espacios donde se respetan nuestros derechos y se satisfacen nuestras necesidades básicas: comer sano, tener casa digna, poder curarnos eficazmente, estudiar en buenas condiciones, tener asegurado el disfrute de los bienes comunes. ¿Avanzaremos decididos en este segundo propósito? … sabiendo que no hay nada imposible y que mucho se puede lograr organizadamente.

Tercer tiempo: Empezar a vivir lo que soñamos porque es nuestro primer derecho, o sea, vivir con dignidad… porque no es vivir dignamente ser individualistas, indiferentes y pasivos. No es vivir dignamente desconocer por qué motivos estamos en un país de desgracias en medio de tantos bienes y riquezas que nos rodean. No es vivir dignamente dejarnos explotar y dominar descaradamente porque ignoramos cómo funciona nuestro país y porque se nos margina de las decisiones que nos atropellan. Tampoco es vivir dignamente abstenernos de participar en actividades, organizaciones e iniciativas que nos permitan ser hombres y mujeres dignos, de pie, fraternos y solidarios. 

Los caminos hacia una vida mejor individual y colectivos existen y no están fuera de nuestro alcance. Se trata de emprenderlos. Todos tenemos ejemplos de familiares, vecinos, amigos, compatriotas, antepasados, o sea, varones y mujeres que supieron dar lo mejor de sí mismos y hasta la vida para que seamos personas conscientes, organizadas y valientes. La reciente fecha del 15 de noviembre nos recuerda la lucha y el sacrificio de miles de trabajadoras y trabajadores guayaquileños que dieron la vida para que el respecto y la dignidad sean una realidad en nuestra ciudad y nuestro país. El proyecto del Reino inaugurado por Jesús es un gran movimiento por la dignidad personal y la fraternidad ciudadana, en nombre del Dios de la vida. 

Perdemos esta dignidad y fraternidad cuando dejamos de luchar individual y mancomunadamente por ellas. Se trata entonces de vivir dignamente y convivir fraternalmente: Para eso hemos nacido, a eso nos llama Dios y tenemos a la mano todos los medios para lograrlo… para nuestra felicidad.

Por RK