Por Daniel Kersffeld

1) La mayoría de las encuestas le otorga una clara ventaja al candidato presidencial demócrata Joe Biden por sobre su rival, el actual presidente Donald Trump, del Partido Republicano. Pese a que Trump podría perder la elección, no se ha pronunciado sobre si reconocería o no su eventual derrota. Por el contrario, pretende instalar la idea del fraude y deslegitimar a quien podría convertirse en su sucesor. La estrategia de Trump sería seguir en el poder de cualquier manera posible. Con ese objetivo, va por la impugnación del voto por correo.

2) Por la actual pandemia y el temor a concurrir físicamente a las urnas, existe la posibilidad de que el número de votantes podría ser mayor al de cualquier otra elección en la historia de ese país. Además, y según diversas encuestas, el voto por correo sería mayoritariamente orientado a los demócratas.

3) Con una tendencia que probablemente le resulte adversa, desde hace más de seis meses Donald Trump ha instalado la idea de que el voto postal equivale al fraude. La acusación se sustenta, entre otras, en las distintas irregularidades que existieron en varias de las elecciones primarias demócratas a lo largo del año, y en los problemas que surgen en el voto por correo y que facilitan la impugnación.

4) No será extraño que el mismo día de elecciones se produzcan protestas y una creciente conflictividad en las calles. Desde el gobierno, se podrán identificar toda clase de enemigos, desde Soros a la “ultraizquierda demócrata” y al grupo anarquista Antifa. De igual modo, se espera que existan desplazamientos militares y de la guardia civil.

5) En la noche del 3 de noviembre, cuando comience a hacerse público el escrutinio, es probable que Trump de por ganada la elección con los primeros números, surgidos de la apertura de las urnas. Los críticos refieren a la presentación de un Trump inicialmente ganador como un “espejismo rojo” (por el color que identifica a los republicanos).

6) Sin embargo, y con el correr de las horas es probable que se produzca lo que algunos expertos en elecciones denominan el “cambio azul” (por el color que identifica a los demócratas). Así, es factible que Biden reduzca su diferencia con Trump y que en determinado momento pase al frente en el escrutinio. Si es así, el Presidente podría plantear que hay fraude y que le están robando la elección a través del voto postal.

7) Además de la elección presidencial, el Partido Republicano está pendiente de lo que ocurra en seis estados “problemáticos” que podrían definir toda la votación. Se trata de Michigan, Carolina del Norte, Pensilvania, Wisconsin, Arizona y Florida. De igual modo, otro objetivo es retener el Senado y ganar la Cámara de Representantes.

8) El 8 de diciembre es crucial ya que ese día cada Estado debe presentar al Congreso las listas de miembros para integrar el Colegio Electoral. Pero existe la posibilidad de que frente al triunfo demócrata en los “estados problemáticos”, los legisladores republicanos rechacen el resultado aduciendo fraude y que se elaboren sus propias listas de miembros del Colegio Electoral. El artículo II de la Constitución contemplaría una situación así, por lo que cada estado podría presentar dos listas, cada una impugnada por la otra, y refrendadas ya sea por el gobernador o por el congreso estatal.

9) El 6 de enero es la otra fecha de enorme importancia ya que ese día el poder legislativo debe aprobar la lista definitiva de nombres que conformarán el Colegio Electoral. En esta fase, el principal problema es que quien preside el Senado es el republicano Mike Pence, actual vicepresidente y candidato a la reelección con Donald Trump. De este modo, habría un claro conflicto de intereses. Sin mayor claridad, la Duodécima Enmienda le encarga a Pence el conteo de los votos, pero no se aclara cuáles ni tampoco como hacerlo.

10) Así, Mike Pence tendría atribuciones para “maniobrar” la elección, aunque obviamente frente al rechazo de los demócratas, quienes defenderán la aplicación de la Ley de Conteo Electoral. En determinados casos, Pence podría descartar las listas de electores en disputa, alterando así el número final de miembros del Colegio Electoral.

11) En estas circunstancias, existe el riesgo de que a medida que pasen los días ninguno de los dos candidatos obtenga el apoyo de la mitad más uno de los electores (270). Sin precedentes de una indefinición como ésta en más de un siglo, la 12ª Enmienda faculta a la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi a arbitrar en una nueva elección en la que el gobierno de cada estado se pronuncie por uno o por otro candidato presidencial. Si no hubiera modificaciones en el cuadro actual de gobernadores, Trump obtendría 26 votos sobre 24 de Biden, por lo que el actual mandatario sería reelecto.

12) Pero ante el vacío legal existe otra posibilidad, y es que Nancy Pelosi en vez de convocar a la elección por estados, asuma la presidencia interina de la nación, para forzar a Trump a una negociación, teniendo en cuenta que indefectiblemente, y tal como lo establece la Constitución, el mandato presidencial vence el 20 de enero.

13) Por último, y como ya podemos imaginar, la elección general de 2020 es la que más causas y demandas judiciales está generando en la historia estadounidense. Durante todo el año ya se han producido litigios en más de 40 estados y unas 260 demandas desde el mes de marzo. Y eso que las elecciones todavía no se han producido…

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