Por Pablo Salgado J.

Hace un año, el 30 de agosto del 2021, el sociólogo Fernando Cerón fue electo por la Junta Plenaria de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión como nuevo presidente de la Sede Nacional; derrotó a Camilo Restrepo por 16 votos a 12.

Esta elección generó muchas expectativas en el sector de la cultura, ya que es impostergable la necesidad de una renovación integral de la primera institución cultural del país. Durante varias décadas la Casa ha estado sumida en una gestión plagada de ineficiencia, opacidad, relaciones clientelares y pírricos presupuestos.

De ahí que este aniversario es una buena oportunidad para realizar una evaluación de lo que ha sido la gestión de Fernando Cerón durante este primer año, asi como para analizar si se ha implementado el plan de gobierno prometido y si, efectivamente, está en marcha la tan anhelada renovación y transformación de la Casa.

Es por esto que dialogamos, en el programa radial La noche boca arriba, con el Presidente Fernando Cerón, sociólogo con mención en ciencias políticas por la PUCE y cursa una maestría en Gestión cultural y políticas culturales en la Universidad Andina.

Presidente, a un año de gestión al frente de Casa de la Cultura y cuando vivimos un continuo desmantelamiento de lo público, un deterioro en la calidad de vida de los ecuatorianos, y poca atención a la cultura del país, ¿cuál es su sentir de lo que ha sido su gestión en este primer año?

La Casa es una institución compleja, es una institución con una fuerte tradición y en los últimos 32 años ha tenido un mismo ciclo de actividad en su gestión. Tiene una estructura laboral muy compleja; de 180 empleados en la Sede nacional, 60 personas se están jubilando y mas de un tercio de los empleados superan los 30 años de trabajar en la Casa y vienen de otras formas de administración. Todo esto nos lleva a que la Casa requiere de una transformación, pero una administración no se puede desmontar en un año, y mas aun cuando no hay recursos para hacerlo. Sin embargo, hemos realizado un trabajo que en muchos casos no es visible, en especial en los entramados burocráticos. Y tomará un tiempo realizar estas transformaciones. Sabemos que las cosas no van a ser inmediatas, van a ser lentas, y sabemos que muchas cosas tendrán que repensarse.

En campaña se decía que es una burocracia Kafkiana, de ahí que se planteó la necesidad de reestructurar el Orgánico funcional, el Manual de puestos y funciones, ya que los escasos servicios culturales que la Casa ofrece siguen siendo lentos y poco eficientes. ¿Después de un año en funciones, cómo está esta reinstitucionalización de la Casa?

Para esto se requiere realizar procesos internos, estas estructuras de funcionamiento fueron aprobadas en el 2019 y recién están en procesos de implementación. Sin embargo, el Orgánico funcional y el Manual no corresponden a las necesidades actuales y están fuera de foco. Esto nos lleva a realizar ajustes, estamos por comenzar una renovación de 12 puestos mediante concurso público. En diciembre arrancaremos con el proceso de renovación del Manual de puestos y funciones, para que tenga concordancia con las necesidades actuales. Este proceso burocrático nos tomará dos años porque hay que trabajar con el Ministerio de trabajo.

Una de sus primeras decisiones al llegar a la Casa de la Cultura fue despedir a los artistas que trabajaban en la Casa, mediante servicios profesionales, y a los elencos y no a la burocracia, ¿fue una decisión correcta?

A la luz del tiempo nos devela que fueron decisiones complejas, y lo hicimos apenas llegamos. Y creo que fueron útiles, un formato de elenco subvencionado sin procesos de selección pública ni mecanismos de relación real con la ciudadanía. Y tienes un sector cultural que demanda convocatorias públicas. Además, los actores no pueden competir con elencos subvencionados, y movilizar a cualquier provincia te costaba al menos 2 mil dólares, que finalmente eran los Núcleos los que terminaban pagando. Esos 2 mil dólares pueden servir ahora para contratar artistas locales o artistas diversos.
Con el formato de facturas hay muy poca burocracia, son 3 personas que están bajo ese formato. Hay procesos insalvables que necesitan una estructura burocrática. Casos de la biblioteca, o el museo, que no tiene un curador. O la editorial y el grueso de los técnicos de la radio son mediante facturas. Son agregadores de valor, para que las funciones se cumplan.

En el caso del Ballet Ecuatoriano de Cámara, que tenía una pre-asignación, ¿qué sucedió con esos recursos que llegaban a más de 1 millón 600 mil dólares?

En diciembre del año anterior llegamos a un acuerdo para no continuar con el convenio, realizamos un traspaso al Ballet de mas de 700 mil dólares para que pueda liquidar a sus trabajadores. Al inicio de este año, el Ministerio de Finanzas de ese 1 millón 556 mil, transfirió a la Casa 1 millón 200 mil, y 356 mil fueron enviados a entidades vinculadas al Ministerio de Cultura. Es decir, ese dinero se quedó en el sector cultural. Nosotros entregamos esos recursos directamente a los Núcleos; 46 mil dólares a cada uno. En el de Los Ríos, por ejemplo, hemos logrado recuperar la Casa de Olmedo que estaba a punto de caerse y ser llevada por el río. Además, el predio del núcleo está siendo re-estructurado, que era inservible, y era la peor infraestructura de la Casa, era impresentable, ahora estamos readecuando este espacio.

¿Se han transferido 46 mil dólares a cada uno de los Núcleos indiscriminadamente, en qué se invertirán esos recursos, por qué no se transfirió en función de los proyectos a ejecutarse?

En verdad los 46 mil dólares no alcanza, pero ayudan a resolver los problemas mas graves. Por ejemplo, con esos recursos ahora se está remodelando el teatro Prometeo, igual el teatro Martínez Queirolo, de Guayaquil, estamos haciendo esto en varios núcleos del país. Estas inversiones están siendo utilizados para salvar estas infraestructuras.

¿Cuál es, a septiembre, el nivel de ejecución de la Casa de la Cultura?

La ejecución en la Sede Nacional es alrededor del 60%. Y a nivel nacional sobre el 50%. Mucha de la inversión de la Casa se hace hacia el final del año, esto ha sido clásico en la Casa. Yo realizo un seguimiento semanal de los niveles de ejecución, con aquellos que han tenido una menor ejecución realizamos los ajustes y en algunos casos hemos retirado recursos. Hay que destacar los niveles de ejecución de Manabí, Tungurahua y Morona Santiago.
Los procesos de contratación han cambiado en seis ocasiones, y en este ultimo periodo tres veces, y por esto hemos debido volver a generar procesos de contratación. Por ejemplo, nos pasó con la contratación de placas y papel para la dirección editorial. Estos cambios permanentes han perjudicado al mismo estado en sus niveles de ejecución.

En su programa de gestión se comprometió a que la Asamblea sea el órgano de decisión y participación en la gestión de la Casa. Sin embargo, después de un año ¿por qué no se ha convocado a ninguna Asamblea?

La Asamblea plurinacional por las artes y la cultura, arranca el 23 de septiembre en Manabí. La Asamblea la concebimos como un espacio para establecer las demandas del sector cultural. Ya hemos tenido un primer momento que fue la reunión de las entidades que forman parte del Sistema nacional de cultura. Esta reunión la hicimos el 11 de junio, llegaron 80 instituciones, incluyendo CONAGOPARE, AME y el CONGOPE, en representación de los gobiernos locales. El segundo espacio es el que lo hemos llamado Mesas consultivas de gestión cultural, que es un organismo que hemos creado nosotros, por invitación directa a 40 personas. Son mesas de evaluación con actores externos; el tercer momento es lo que comenzaremos el 23 que son las Asambleas regionales, en Manta, en el Puyo e Ibarra. Y luego se realizará la gran Asamblea a finales de noviembre, aquí en la Sede nacional.

Sin duda, la toma de la Casa, en el paro nacional, por parte de las fuerzas policiales marcó el rumbo de la actual gestión. Con el pretexto de una requisición, se violentó su autonomía. ¿Cómo está el tema de la requisición y cómo quedó la relación con el Ministerio de cultura?

La requisición ha sido un momento central de esta administración, el ingreso de la policía de manera arbitraria no tiene precedentes. Han existido acciones en contra de la Casa, por ejemplo en la dictadura de Castro Jijón o durante el Velasquismo que para censurar una obra de teatro, un grupo de paracaidistas ingresó a la Casona de la Universidad de Guayaquil.
La propia policía nos contestó que no había tal requisición, por tanto lo que sucedió se llama abuso de poder, y por ello hemos planteado una serie de acciones legales, tanto internas como internacionales, contra la policía y el Ministro del interior. Y además, respaldamos el llamado a juicio político en la Asamblea Nacional.

¿Y la autonomía de la Casa?
La Casa tiene autonomía administrativa pero no tenemos autonomía política, como tienen las universidades. Esperemos que esto se incluya en la reforma a la Ley orgánica que ya está en marcha en la Asamblea.
La relación con el gobierno, como dijo la ministra Machuca, es una relación de desconfianza. Y nuestra relación con el Ministerio de cultura es nula. La única relación que tenemos es con el MUNA, y es una relación de convivencia. Pero si tenemos una relación estable con el Ministerio de finanzas y con el Ministerio de trabajo.

Luego de los hechos del Paro nacional, varios actores culturales expresaron su desconfianza con la Casa y la propia Ministra Machuca afirmó que la Casa se ha convertido en “un centro político”…

No se si hay desconfianza, hay una relación que ha sido construida desde los troll centers. La Casa ha sido siempre una institución política, no es nada nuevo. Cuando las articulaciones políticas se convierten en un brazo político de un partido si es un problema, pero no es el caso. Aquí hay perspectivas políticas con las cuales dialogamos y lo hacemos con todos los sectores, sin sesgos. Pero también reconocemos que existe una deuda de la Casa con los pueblos y nacionalidades y que ha sido leída como folclorización de esas realidades. Firmamos hace poco un convenio con la CONAIE para digitalizar casi 3 mil productos audiovisuales, y también estamos trabajando para que el archivo fílmico de la Presidencia venga a la Cinemateca, y es en lo que seguiremos trabajando.

Faltan acciones inclusivas con el pueblo afro y el pueblo montuvio…
Si, si sabemos que hay ahí unas deudas.

Vamos a acciones específicas con las diversas direcciones de la Sede Nacional. En el caso de la producción editorial, en la anterior administración se publicaban 70 libros al año, y ahora, en su gestión, apenas 4 o 5. Y en el caso de las Revistas, se publicaban 4 revistas: Letras del Ecuador, Casa Palabras, Traversari, y 25 Watts. En este primer año no se ha publicado ni una sola revista. ¿Por qué esta pobre producción editorial?

Hemos tenido que publicar una deuda gigantesca de la administración anterior; pendientes porque ya estaban firmados los contratos. Nos queda un libro de Pepe Carrión.
Hemos realizado cambios en la línea editorial, solo mantendremos una línea de las colecciones, Letras clave, y hemos incorporado otras líneas con autores como
Leonardo Valencia, Natasha Salguero, Juan José Rodinás, y otros libros en esta colección. También hemos publicado Clásicos infantiles: Pinocho, Alicia en el país de las maravillas, El Principito, El libro de la selva y otros dos que saldrán hasta fin de año.
Hemos creado la colección Exosfera, dedicada a escritores jóvenes como Sandra Araya, Gabriela Ponce, y otros 4 en este año. Publicaremos un comic en quichua, desde el Napo; los libros de Jorge Velasco M. En la revista Letras ya estamos trabajando, también en la revista Traversari. Pero Casa palabra no continuará.
El arranque no ha sido fácil pero ya está marchando.

El tema de fondo resolver el gran problema de la distribución, y establecer redes y mecanismos de circulación, más aún si la Casa tiene presencia en todas las provincias del país…

Si, firmamos un convenio para articularnos a 8 librerías independientes. La línea infantil ya circula y se agotan. Hicimos convocatorias públicas para escritores noveles, y ahora están ya conformados los comités editoriales.

En los Museos, cada año se realizaban 43 exposiciones, en este primer año no se ha realizado ni una sola exposición y se desmontaron las exposiciones permanentes, sin que se presente ninguna alternativa.

Es un proceso que no se puede hacer de manera inmediata, pero con dolor hay que decirlo: los Museos de la Casa de la Cultura no sirven. Hubiera sido mas fácil asumir desde cero. No había un curador, tenemos un problema con la reserva de arte moderno, el responsable salió de vacaciones y nunca volvió.
El Etnográfico era una vergüenza, impresentable; no existen protocolos, no hay un reglamento. Había que cerrarlo todo, nada de lo que existía antes, servía.
Lamentablemente, el museo era el destino de los funcionarios como castigo. Cuando los compañeros se peleaban con la administración, el castigo era: “váyanse al museo”.

La docente y gestora cultural Paola de la Vega pregunta: las transformaciones institucionales no son inmediatas y requieren presupuestos y voluntad política. ¿Cuál es tu proyecto político cultural que se ha gestado para la Casa de la Cultura, subrayando que es un espacio de la sociedad civil plural y la distancia que debe tener con cualquier plataforma política partidista y electoral?

Nuestra agenda política se llama La Casa de las Culturas. Cuando pluralizamos nos estamos abriendo a la diversidad, a un ejercicio fundamental, el de abrirnos a la diversidad y comprender que los debates culturales están anclados a un punto de negociación diferente. Este es un ejercicio profundo que nos avoca a la diversidad y pluralidad, esta es nuestra agenda política.

También el director escénico Iván Morales pregunta: una preocupación que parece de forma pero es de fondo: el cambio de nombre a Casa de las Culturas. No se ha consultado ni se ha socializado, sino que se ha impuesto. Se pierde la esencia para la que la Casa fue creada, ¿qué se hará al respecto?

Este debate es una propuesta que no es nueva, la primera vez que se demandó el cambio de nombre fue en el 87, en el primer pliego de demandas de la CONAIE. Una segunda ola de discusión fue cuando Jaime Galarza, en el 94, como Vicepresidente de la Casa propuso en la Junta Plenaria el cambio de nombre y perdió 4 votos a 20. La tercera vez es en la Constituyente del 98, cuando se propone el cambio de nombre y no se acepta.

Pero, ¿hay consenso, ahora, para ese cambio en la Junta Plenaria?
No, obviamente no hay consenso. Pero hay que discutirlo porque, efectivamente, parece de forma pero es de fondo. La propuesta de Carrión es de hace 80 años, el de una sola Nación blanco-mestiza. La eclosión política mas importante del país se llama levantamiento indígena y a la luz de ello muchas cosas han cambiado, y hay que asumir esos debates.

En la Asamblea se debate la reforma a la Ley orgánica de cultura, ¿se planteará este cambio de nombre?

Se recogieron tres propuestas de reforma, y el asambleísta Medina, Presidente de la Comisión de educación y cultura, plantea el cambio de nombre, a Casa de las Culturas, y esa es la línea de Pachakutik.

¿Se incluye el nombre de Benjamín Carrión?
La propuesta del Asambleísta Medina es cambiarla a Casa de las Culturas. En la propuesta que se someterá a segundo debate si se incluye el nombre de Benjamín Carrión.

El status de las salas de la Casa no ha cambiado, el Prometeo se traspasó al Núcleo de Pichincha, pero ¿qué sucede con los espacios, las salas y los teatros de la Casa que deberían generar ingresos propios?

Está lista la reforma de uso de los espacios de la Casa y su reglamento, y ya tenemos los estudios para la reparación de esos espacios, como el Ágora que costará 1 millón 200 mil dólares.

El Museo también tiene goteras y hay humedad en sus paredes…
Ya está arregladas, se lo hizo hace 15 días.

(Una vez terminada la entrevista, me enviaron varias fotografías en las cuales se puede ver, con claridad, que las paredes del museo siguen con problemas de humedad y no han sido reparadas).

Finalmente, nos preocupa también lo que sucede en las radios de la Casa. Se había recibido un crédito no reembolsable, por más de 500 mil dólares, para implementar la FM. Solo se ejecutó el 50% y no se terminó de implementar. ¿Por qué en este año, no se ha solucionado este tema, y la radio FM sigue con una gran precariedad técnica?

Nosotros estábamos listos para resolver este problema en el proceso de mediación judicial, pero despidieron a Lorena Robalino, como directora del IFCI. Si duraba 15 días mas, seguro se firmaba el acuerdo, pero salió y, desde entonces han cambiado ya a dos directores encargados, y no hemos podido avanzar.

Así, en medio de desconfianza, cuestionamientos, y a paso lento se avanza en la tan anhelada renovación de la Casa de la Cultura. Unos artistas y creadores no han vuelto a mirar a la Casa y no encuentran motivos para volver. Otros, aún guardan la convicción que es posible cambiar una institución que, durante décadas, ha permanecido enferma. No se divisan aún soluciones efectivas y certeras, su presupuesto sigue siendo pírrico, y la burocracia sigue instalada sin que se generen procesos de reestructución del talento humano. Por el contrario, los funcionarios y empleados lucen desanimados y ajenos a ese proceso de cambio. A tal punto, que al siguiente día de esta entrevista, decenas de empleados acudieron al despacho del presidente Cerón para solicitarle la inmediata separación de la Directora de talento humano, por el maltrato constante que reciben. El 2 de septiembre, mediante memorando, el presidente destituyó a la directora.
De esta forma, Fernando Cerón inicia su segundo año al frente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. ¿O debo decir, de la Casa de las culturas?

Por RK