Por Lucrecia Maldonado

Después de la intensificación del escándalo relacionado con la corrupción en las altas esferas del actual gobierno, se dice que el Presidente de la República sufrió una caída en la bañera y se fracturó el peroné. Aparentemente el Presidente fue llevado a la Clínica Kennedy de Samborondón en donde, se le intervino quirúrgicamente para reparar su lesión.

Las incoherencias comenzaron en seguida. La esposa, por ejemplo, tuiteó un trino en el cual nos informaba de que ‘su amado presidente’ no tenía dolor en el pie. Bueno, posiblemente la fractura del peroné refleje algún dolor en el pie del lado correspondiente; sin embargo, el peroné, según aprendimos todos en la escuelita y en las clases de anatomía de la secundaria o la universidad, es uno de los huesos de la pierna, el más delgado. Su rotura, a pesar de eso, es algo serio.

Luego circuló una foto del Presidente conducido en silla de ruedas por algún pasillo de la mencionada clínica. Más allá del tétrico déja vu que nos invadió, se notó que el Presidente estaba en camisa y pantalones blue-jean, y no llevaba en ninguna de sus piernas ningún tipo de inmovilización.

No se descarta, sin embargo, para darle el beneficio de la duda, que esa fotografía haya sido tomada cuando el Presidente Lasso ingresó a la clínica. A día seguido, la Policía en pleno, que debería estar ocupadísima persiguiendo sicarios, asaltantes, femicidas, homicidas, estruchantes, sacapintas, pungas, cordeleros y toda clase de delincuentes que a la sazón pululan por nuestro país, publicaron en redes un video en donde dicen que en un momento difícil para el Presidente ellos lo apoyan. Jamás de los jamases, ni con el impresentable de Moreno se vio tal demostración de amor. Se podría pensar que el apoyo se producía por el supuesto accidente y sus consecuencias. Sin embargo, lo que se podía leer entre líneas es: “Sano o enfermo, métanse con él a ver qué no les pasa. Ah, y nos vale lo que a ustedes les suceda porque estamos haciendo un video para nuestro amado líder. Si les asaltan o quieren matarles, arréglense como puedan”.

La cosa no para ahí. Un par de días después, Guillermo Lasso aparece en televisión a dar un mensaje a la población: bien trajeado, sentado en una butaca elegante, sin mesa ni escritorio delante, o sea de cuerpo entero y sobre todo SIN YESO ni NINGÚN TIPO DE INMOVILIZACIÓN en ninguna de sus piernas, que además mantenía cruzadas. Tampoco tenía nada en el pie, pues según su esposa ya no le dolía.

No se pudo evitar rememorar cuando le dio COVID hace algunos meses, y sin que pasara ni un par de días del diagnóstico, se reunió con las altas cúpulas policiales sin mascarilla, dándose abrazos efusivos y apretados con los generales que, para colmo, no se contagiaron ni de rasquiña.   

Mucha gente ha manifestado el deseo sincero de que ojalá hubiera grabado el mensaje a la nación antes de la fractura de peroné. Pero es muy improbable. Porque además, dos días más tarde, aparece en una reunión exhibiendo la parte inferior de su pierna desnuda, sin siquiera un vendaje o una  media ortopédica que la cubra. Cuando se dan cuenta, muestran supuestamente una fotografía del otro lado en donde se ve una especie de gasa o cobertura de una llaga que cualquier ojo experto puede determinar como trucada. O sea, ¿se quemó? ¿Se hizo un tatuaje? ¿Le mordió un perro? Porque una rotura de peroné, creemos, exigiría una bota de yeso, o una venda fuerte que por lo menos circunde la pierna… ¿o estamos mal?

Mentir COVID o rotura de peroné en ocasiones en que le toca responder a graves asuntos a la gente, pero sobre todo a sus votantes, ya es suficiente irrespeto como para por lo menos amonestarlo. Pero, parafraseando a una asambleísta de ingrata recordación: si van a mentir, mientan bien, pues. ¿Se burla de nosotros? ¿Piensa que tenemos amnesia? ¿Cree que no nos damos cuenta de nada? Luego, cuando se alzan las críticas, aparece un comunicado en donde se dice que algún médico ha certificado que no necesita inmovilización. ¿Es en serio? ¿Una fractura de peroné no requiere inmovilización?

Es de imaginar que en privado, mientras se ríen a carcajadas de sus ‘inocentadas’ a destiempo, seguramente dicen: “la gente nomás es, ya se olvidarán”, porque quizá guardan el recuerdo de quienes los llevaron al poder olvidando el desastroso gobierno de Moreno, o la codicia con que el mismo Lasso medró de la desgracia del país en el feriado bancario. Y tal vez es hora de demostrarle que nos está mejorando la memoria. ¿Pero cómo?

Por RK