Por Pedro Pierre

Llama la atención la falta de reacción en nuestro país frente a los problemas y las situaciones bastantes catastróficas e injustas que padecemos en estos momentos y desde varios años. ¿O hemos perdido la vergüenza o el rumbo de la existencia o los dos? Nos hace falta volver al sentido de la vida -ser verdaderamente humanos- si no queremos ahogarnos en el sinsentido y la deshumanización, que están en marcha entre nosotros y nosotras.

¿NO TE DA VERGÜENZA…?

Sí, parece que nos estamos acostumbrando a muchas situaciones injustas. Tal vez es por eso que no nos sentimos verdaderamente felices: Vivimos por vivir, nos satisfacemos de pequeños placeres pasajeros, hemos dejado de soñar, somos agresivos, dudamos que las cosas, las personas, las estructuras puedan cambiar… Tal vez por eso muchos jóvenes se suicidan porque no encuentran en nosotros los adultos testimonios de vida, amor y lucha… porque nos hemos dejado deshumanizar, individualizar… y ellas y ellos no quieren vivir una vida de tercera categoría.

¿No te da vergüenza que Jorge Glas haya pasado 5 cumpleaños en la cárcel por una condena injusta y que se haya hecho tan poco para sacarlo? ¿Qué han hecho sus compañeros de la Revolución Ciudadana? ¿Qué han hecho los Asambleístas de Alianza País en el gobierno anterior? La mayoría se sumó a la traición de Lenin Moreno o quedaron demasiados tranquilos en su butaca bien pagada. Miremos a los brasileños: Después de meses y varios años de luchas sacaron a Lula da Silva de la cárcel y lograron que se lo reconociera inocente de los cargos que se le había inventado. Y ahora es el candidato más opcionado para las elecciones presidenciales del año que viene. Miremos a los bolivianos, en su gran mayoría indígenas: lograron que se vayan los golpistas que sacaron con violencia al presidente Evo Morales del gobierno, para saquear el país y entregarlo a las multinacionales principalmente norteamericanas. Después de un año de luchas, de persecuciones y muertos lograron que regresara al poder el partido de Evo Morales.

¿No te da vergüenza haber aguantado 4 años el gobierno traidor de Lenin Moreno y luego haber elegido más de lo mismo? ¿Por qué hemos creído las mentiras de los medios de comunicación corruptos contra Rafael Correa, las de un candidato banquero y las de la CONIAE-Pachakutik haciendo propaganda por el voto nulo? Ahora lamentamos… ¡A los 100 días el actual presidente tiene sólo 37% de opiniones favorables! Y las protestas -hasta huelga de hambre- se dan por todo el país para que cumpla con lo prometido en la campaña electoral, que no obedezca a los chulqueros del Fondo Monetario Internacional, que no acepte la dominación de los tribunales económicos internacionales en manos de las transnacionales, que no firme tratados de Libre Comercio para que nos roben ni entre en la Alianza del Pacifico al servicio de los intereses norteamericanos… Siguen los desalojos en Guayaquil, los despidos en la entidades estatales, las supresiones de los derechos laborales, las nuevas olas de migrantes, la desesperación. Seguramente los manifestantes lograrán algunas migajas, nuevas promesas, cambios de ministros… Alcanzarán varios logros y triunfos para que, en definitiva, nada cambie fundamentalmente… porque el gobierno de los banqueros y los empresarios tienen el control de las estructuras políticas, económicas, judiciales, informativas… Y somos nosotros mismos que se las hemos entregado en bandeja de plata en las últimas elecciones.

¿No te da vergüenza el derroche de unos pocos a costa del empobrecimiento de una mayoría cada vez más numerosa? Sólo uno de cada 3 ecuatorianos tiene un empleo asalariado. ¡Y muchas veces soñamos con vivir en los sectores más ricos de la ciudad! Ayer leía de un tal Santiago Agrelo: «En este mundo hipócrita y cínico, los pobres tendrían que lamentar no haber nacido animal doméstico o de compañía… ¡Su vida no vale la de una mascota!… La suerte de los pobres es la consecuencia natural a la que llevan las razones del ídolo: la servidumbre del dinero».

¿No te da vergüenza la autodestrucción de la vida en el planeta de la que participamos campantes? ¡Hemos entrado en la etapa de autodestrucción masiva de especies y de la especie humana! La pandemia es un signo de eso y no va a terminar. Ensuciamos y destruimos el planeta de una manera desmedida y criminal, y seguimos “bailando sobre el Títanic”. El calentamiento global está despertando virus y bacteria durmiendo tranquilamente… y los y las que vendrán serán más violentos y mortales que el coronavirus. Pero ¿qué importa? ¡Son otros que mueren, nuestros hijos y nietos! Tal vez nos preocupan los 4 millones de muertos desde el comienzo de la pandemia… pero ¿quién se preocupa de los 9 millones de muertos de hambre durante el mismo tiempo? ¡Qué inconsciencia, incoherencia e hipocresía! Tenemos la vida, el Ecuador y el mundo que nos merecemos, lastimosamente por culpa nuestra.

He aquí las razones porque no nos dan vergüenza todas estas injusticias y maldades: No queremos formarnos ni humana, ni política ni cristianamente, poque ser humanos es ser y hacernos hermanos, ser ciudadanos es participar en las estructuras de gobierno del país, ser cristiano es construir una sociedad fraterna, justa y equitativa en nombre de Dios. Nos quedamos en una vida a media, con la ausencia de convivencia, una fe infantil y dormida, una comodidad mortal. ¿Cuándo nos decidiremos a llevar una vida comunitaria, solidaria, creativa, entregada a los demás y a la construcción de una sociedad mejor?

Para animarnos a tener una vida digna y feliz, recordemos lo que respondió Mahatma Gandhi cuando les preguntaron cuáles son los factores que destruyen al ser humano. “La política sin principios, el placer sin compromiso, la riqueza sin trabajo, la sabiduría sin carácter, los negocios sin moral, la ciencia sin humanidad y la oración sin caridad”. ¿No te da vergüenza cómo estamos? Es tiempo de retomar el rumbo humanista.

APOSTEMOS POR SER PLENAMENTE HUMANOS

En los centros educativos aprendemos de todo, menos ser humano. Luego los Medios de Comunicación nos rematan con el individualismo, el consumismo, la frivolidad… Por eso tenemos una mayoría de gente que no sabe quién es ni qué vale, de dónde viene, para qué sirve, ni adónde va… Millones de gentes perdidas en un mundo hostil, resultado de este sinsentido, que es explotada -porque eso es la meta- a no poder más… Tal vez los jóvenes que no se dejan esclavizar por el celular buscan sentido a su vida y reanudan con su ser profundo, con la Madre tierra y el Misterio de Vida del cosmos.

La mayoría de las religiones nos transportan en un cielo inexistente, alejándonos de la realidad de la vida personal y social. Por eso que los mismos jóvenes no se interesan por lo que pasa en las Iglesias. El llamado occidente cristiano da vuelta en su laberinto sin encontrar salidas fuera del consumismo y la acumulación de dinero que aumentan los problemas y cierran los caminos de una humanidad reconciliada entre sí y con la naturaleza. Actualmente, por una parte, ¿no serán las cosmovisiones indígenas capaces de enrumbarnos hacia nuestro interior, hacia la matriz de nuestra existencia, es decir la naturaleza, y hacia el dinamismo de un universo donde anidan la vida, el amor y nuestro destino?

Por otra parte, el papa Francisco se dedica a volver a las fuentes del cristianismo y al diálogo con todas las grandes religiones para sacarnos del pantano de un mundo aturdido por la búsqueda del poder, del dinero y de las destrucciones masivas. Por eso que se han levantado contra el papa inmensas resistencias adentro con afuera de la misma Iglesia católica. No faltan los grupos tradicionalistas que quieren conservar del pasado lo que los enriquece, les mantiene en una vida de grandes comodidades y les han fomentado un aura de grandeza… muy lejos de la persona, del ejemplo de vida y del mensaje de Jesús. Las mayores resistencias provienen de los Medios de Comunicación internacionales que silencian al papa o comunican lo anecdótico y superficial de sus discursos y actividades, porque se están dando cuenta que les serrucha la rama donde están asentados: el servicio de un capitalismo feroz que no puede sobrevivir sin asesinar a millones de personas de hambre, de guerras, de saqueos, de contaminación ambiental y de miseria.

Es más que tiempo regresar a las fuentes de la vida, del amor y de la espiritualidad. En este sentido las cosmovisiones indígenas nos pueden ayudar mucho. Estas les permitieron no sólo de resistir a 5 siglos de invasión armada, cultural y religiosa sino ahora de presentarse como alternativas a la organización económica y política capitalista en agonía. Nos enseñan el respeto a la vida, a toda vida, a nuestra vida y nos conducen a la armonía con la Madre Tierra y el Padre Sol, fuentes de la Vida. Como actuales ejemplos relevantes miremos a los Indígenas Zapatistas de México que, en este momento, están reuniéndose con decenas de organizaciones sociales y populares de Europa para compartir sus sueños y sus logros. Miremos también a los Indígenas de Bolivia que revirtieron el golpe de Estado que eliminó al presidente Evo Morales hace 2 años con el apoyo del gobierno de Estados Unidos, la jerarquía católica y las iglesias evangélicas.

Miremos la Iglesia de los Pobres de América Latina nacida, en los años ’60 del siglo pasado, antes del Concilio Vaticano 2°, con el llamado en 1961 del papa Juan 23: “La Iglesia es de todos pero más particularmente de los pobres”. Este sueño y las orientaciones conciliares de una “Iglesia pobre y servidora” fueron retomados, desde 1968 en la reunión episcopal de Medellín, Colombia, por los grandes obispos de América Latina y tomó forma con las Comunidades Eclesiales de Base de cristianos pobres de la ciudad y del campo. Esta Iglesia de los Pobres fue confirmada por las reuniones episcopales latinoamericanas en Puebla (México, 1979), Santo Domingo (República Dominicana, 1992) y Aparecida (Brasil, 2007). Felizmente el papa Francisco, hijo de este continente, está retomando estas grandes líneas pastorales para la Iglesia universal, volviendo al mensaje del Reino inaugurado por Jesús de Nazaret. Nos deja orientaciones claras con relación a la convivencia social: “Todo está interrelacionado. Todos estamos interdependientes unos de otros”. Con su última carta pastoral “Todos somos hermanos y hermanas” nos dibuja los caminos a seguir para “construir la hermandad universal”. Esta será el fruto de una “fraternidad sin frontera, una amistad social, un amor político y una espiritualidad liberadora”.

Miremos el cosmos ya que “somos polvo de estrellas”, una sola unidad de vida, amor y destino. Este cosmos es la cuna del Misterio de la vida y del amor que nos habita y que abriga los múltiples nombres de Dios. Estamos invitados a entrar en comunión con este Misterio para conectarnos con las raíces de nuestra vida y del amor que dan sentido a nuestra vida humano. Allí radica nuestra sed de absoluto e infinito que arde adentro de cada uno de nosotros y que tiene nombre de ‘espiritualidad’.

Formemos grupos y comunidades de vida, de fraternidad, de amistad social, de amor político y de espiritualidades liberadoras. Así empezaremos a construirnos, por una parte, como seres plenamente humanos y, por otra, como ‘hermandad’ verdaderamente fraterna. Confirmémonos en nuestras diversas luchas para potenciar la felicidad que nos habita y que quiere desarrollarse individual, colectiva y cósmicamente. A eso estamos llamados todas y todos, humanos, naturaleza y cosmos.

Por Editor