Hay más de una prueba de las vinculaciones de la familia presidencial ecuatoriana con el manejo de cuentas en paraísos fiscales, compra de bienes y lujos, transacciones y movimientos bancarios para blanquear y luego desvirtuar un caso de corrupción. A diferencia de juicios y sentencias, investigaciones y escándalos, por ejemplo, con Jorge Glas, más de una cuenta en las redes sociales ha evidenciado una madeja intrincada para encubrir al “Primer Mandatario”.

Y de eso no se informa absolutamente nada en la prensa que en otros tiempos, sin pruebas ni fuentes confiables, publicaba todo, además sin verificar. Pero esto, que siendo grave de por sí, es nada comparado con la reacción de las autoridades que han salido “a dar la cara”. María Paula Romo, Juan Sebastián Roldán e Iván Granda (de la Ruptura de los 25) ofrecen una rueda de prensa para “aclarar” el escándalo a los mismos medios que no publicaron nada. Paradoja de paradojas: esos medios cuando tienen que comunicar sobre algo que no han informado tampoco explican el “escándalo” y editan de tal modo la supuesta aclaración que el televidente o lector más ingenuo no sabe de qué hablan.

A eso se añade un hecho que pasó de rumor a comentarios de pasillo: Iván Granda convocó a los representantes de los principales medios para insinuarles que de publicar el ahora llamado caso “INA Papers”, casi de modo literal habría dicho: “Le harían mucho daño a la lucha contra la corrupción que desarrolla nuestro presidente Lenín Moreno”. Y muy presurosos los delegados de El Comercio, El Universo, Expreso, La Hora, Teleamazonas, Ecuavisa y a algunos de las emisoras “nacionales” acogieron el pedido. De hecho, en Guayaquil el encargado de persuadir a los medios radiales fue, al parecer, nada más ni nada menos, que el mismo Vicepresidente de la República.

La denuncia no es menor, los documentos están a la mano y los denunciantes han explicado en detalle el caso con pruebas, hasta ahora, irrefutables. A pesar de ello, el contralor Pablo Celi se anticipa y asegura que no habrá investigación, la fiscal Ruth Palacios aclara que todo lo que llegue a su despacho se procesará como es “normal”. Y el súper Secretario Anticorrupción, el mismo Granda, predice que no hay elementos que involucren a su jefe Moreno.

¿Cómo advertir y esclarecer todo este entramado de complicidades, mutismos y bloqueos para tapar un escándalo que podría llevar a la cárcel a más de una alta autoridad, si es que seguimos con la lógica anticorrupción desatada por este mismo gobierno? ¿Cómo van a justificar los medios sus silencios? ¿De la misma forma que actuaron con el feriado bancario y su estrecha relación con Jamil Mahuad?

Solo caben dos posibilidades:

1.- Ha sido tal el encubrimiento y la complicidad con una serie de acciones anticonstitucionales, ilegales y nada políticamente correctas que esa “gran prensa” no tiene modo de evidenciar su vergüenza y por tanto se vuelve parte del entramado. Además: muchas de las acciones del gobierno actual han sido consultadas, avaladas y evidenciadas por los medios mercantiles bajo el discurso moralista de combatir la corrupción, pero solo de un sector o de unos supuestos culpables. Y por eso mismo, hasta ahora callan, pero tampoco es gratis: a cambio recibieron favores como maniatar la Ley Orgánica de Comunicación, parar el concurso de frecuencias y ejecutar un sinnúmero de contratos de publicidad y consultoría. ¿Acaso el Vicepresidente de la República no se reúne cada semana, por ejemplo, con el gerente de Teleamazonas, mientras implementan el portal Primicias?

2.- El fondo hay una estrategia para aniquilar al correísmo y con ello garantizar la aplicación y desarrollo, de nuevo, del proyecto oligárquico neoliberal, que ya arrancó con el pre acuerdo con el FMI. Por eso vemos a los “connotados” líderes de opinión entrevistados en esos medios avalando las bondades de un pacto con el mismo organismo que tiene en la peor tragedia –económica y social- de su historia a Haití y a Argentina. Sin olvidar que mismo día del anuncio del acuerdo con el FMI, Moreno suscribió la Declaración de Chapultepec y con eso se quedaron callados los responsables y empleados de los medios mercantiles. Una declaración que si se la revisa bien solo representa el pensamiento de los dueños de los medios hegemónicos y no la hondura de una genuina libertad de expresión y de prensa. Hay que añadir, también, al análisis, la enorme tensión en Carondelet porque se ajustan las cuentas con los grupos de poder que se disputan el control de ministerios y contratos multimillonarios. Entonces, en tal desbarajuste político y de compromisos secretos, les aparece un escándalo que involucra a quien usaban como pivote para su beneficio político y sus negocios particulares. ¿Cómo van a saldar esta incongruencia? Igual que con Mahuad: habrá que sacrificarlo, retirarlo del cargo, mandarlo con todas las comodidades del caso tal vez a EE.UU. y que “con el tiempo y las aguas” todo quede en el olvido y le agradezcan, como a Mahuad con la dolarización y la firma de la paz con el Perú, los “servicios prestados”.

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