César Hermida Bustos
La política económica del actual gobierno responde a la tendencia conservadora neoliberal. Se exonera impuestos a los empresarios, se elimina subsidios, se recorta presupuestos sociales. Es decir, se disminuye el rol y tamaño del Estado para propiciar tanto la privatización de sus servicios sociales y su patrimonio, como la explotación laboral, todo esto con el fin de mejorar la producción empresarial, los negocios y la acumulación de ganancias. Es la política que ha demostrado ser nociva e insoportable para los pueblos en donde se aplicó. La mayoría de ecuatorianos no votaron por ella sino por una política económica de esencia social que continuara fortaleciendo los servicios públicos de educación, salud, vivienda y bienestar social, universales y gratuitos.
Muchos de los subsidios son indispensables para el bien común. Deben defenderse los derechos y la justicia laboral. Debe apoyarse la actividad cultural y artística que caracteriza la identidad nacional propia, libre, independiente.
Además de seguir la tendencia conservadora internacional de acusar y juzgar, con el apoyo de una justicia sesgada y el respaldo de los medios de comunicación, y perseguir a los líderes progresistas de diversos países, las medidas establecidas intencionalmente en los días previos a la alegre celebración navideña, resultan un golpe intolerable para el pueblo.
Ante el desconcierto que cada día sorprende y desconsuela por lo inimaginable e intolerable, la población seguramente se manifestará expresando sus verdaderos anhelos de construcción de una sociedad más justa, libre y equitativa.
La historia ecuatoriana juzgará el papel de directivos y grupos que, sin tener el respaldo mayoritario, intentaron establecer políticas conservadoras buenas para las élites y nocivas para las mayorías. Hasta hace poco, como otros países latinoamericanos, el Ecuador se enrumbaba por un ejemplar nuevo camino, alejado de la subyugación y explotación y de control del consumismo. No es buena política sembrar vientos extraños y ajenos para cosechar tempestades propias. El Ecuador no merece ser, nuevamente, presa de las intenciones de políticos que solo buscan acumular su riqueza.
Artículo censurado por diario El Telégrafo que debía publicarse el día sábado 12 de enero 2019, en la columna regular de César Hermida