Por Pedro Pierre

¡La pandemia, las elecciones, la falta de trabajo, la crisis económica… y cuántas dificultades más! Así es la vida: una lucha permanente. Nos cansamos si no tenemos, por una parte, un grupo estable de amigas y amigos, y, por otra parte, relaciones con otros grupos tanto afines como adversos. Así aprendemos a reflexionar, escuchar, aclararnos, dialogar, respetar, discutir, encontrar alternativas,… y finalmente a ser felices. Si estamos mal, es porque nos falta valentía, decisión, responsabilidad. Por eso que nos hundimos porque dejamos que otros nos hunden. Se trata de unirnos, volver a nuestras raíces y recuperar nuestra dignidad.

NOS UNIMOS O NOS HUNDIMOS

Los resultados de las elecciones del domingo pasado nos dejan varias conclusiones y grandes desafíos. La votación se concentró en 4 partidos políticos sobre 16, que suman 96% de los sufragios. Esto significa un rechazo al método elegido de abrir las puertas a un sinnúmero de partido que dispersa los votos y fragmenta la Asamblea Nacional. Hay que destacar también el triunfo rotundo de la Revolución Ciudadana que, sin la participación ni la presencia de su líder Rafael Correa, logra una diferencia superior de 12 puntos sobre los siguientes candidatos. Estos siguientes candidatos son, por una parte, el banquero Guillermo Lasso apoyado, o más bien desapoyo, por el Partido Social Cristiano y, por otra, Carlos Yaku Pérez apoyado, o tal vez no tanto, por la Unión Popular (ex MPD) que se sube siempre a la camioneta del que puede ser el mejor postor. Los grandes perdedores de estas elecciones son la Alianza CREO de Guillermo Lasso con el Partido Social Cristiano (PSC) de Jaime Nebot. Juntos no llegan ni 20% de los sufragios: un derrumbe nunca visto para los 2. Pachakutik (PK), el partido de los indígenas, logra su mayor apoyo, pero ‘se les roban el pan en la puerta del horno’. En cuanto a los Bucaram han sido sepultados sin siquiera unas notas fúnebres. En cuarta posición aparece el nuevo candidato neoliberal recién nacido en la Izquierda Democrática. Los demás 12 binomios no llegan siquiera a sumar 5% de sufragios, como es el caso de la lista 35 del gobierno traidor, cuyo presidente fue elegido por 38% de los electores en la primera vuelta en 2017.

Otra característica de estas elecciones es el regionalismo. La Revolución Ciudadana de Arauz-Rabascal gana en todas las provincias de la Costa, Lasso en Pichincha que votó por el tradicionalismo racista anti-indígena, y Pérez ganó en la mayoría de las provincias de la Sierra y la Amazonía, menos Sucumbíos. Eso deja temer que se vayan despertando los viejos demonios del racismo y del regionalismo. Aparece también la fuerza pujante de la juventud que habría promovido a Xavier Hervas de la Izquierda Democrática, demostrando que quiere caras nuevas para superar tanto las oligarquías tradicionales con su neoliberalismo, como igualmente la Revolución Ciudadana que no ha ganado puntos sobre las anteriores elecciones. Las Iglesias y sus grupos religiosos se quedaron rezagados al optar por visiones conservadores que poco interesan las nuevas generaciones.

El Consejo Nacional Electoral (CNE) acaba de mostrar la victoria pírica al cansado banquero Guillermo Lasso que supera a Pérez. Esto nos da a pensar que los reclamos de fraude van a surgir con fuerza contra un CNE totalmente desprestigiado y acusado de abusos descarados por muchísima gente y una falta total de responsabilidad y patriotismo. Las luchas internas revelan que sus miembros están más interesados en hacer ganar los candidatos de su partidarios de CREO, PSC e PK. Esta derrota inesperada por el PK puede obligar al Movimiento Indígena a corregir la distancia que existen en sus dirigencias tanto la de la CONAIE (Confederación de las Nacionalidades Indígenas del Ecuador) como la de Pachakutik para acercarse a sus bases, dejar de ser “los de ponchos dorados” que se benefician de proyectos y privilegios, unificar los miembros de sus Movimientos donde aparecen grupos significativos muy favorables al neoliberalismo de Guillermo Lasso, ideología totalmente opuesta a la cosmovisión indígena. La Asamblea legislativa tiene representantes de la mayoría de los 16 partidos políticos, lo que va exigir alianzas interesadas y los vaivenes del “hombre del maletín”. La Revolución Ciudadana debe sentirse más segura de volver a vencer al banquero neoliberal, rechazado masivamente por la gran mayoría de los electores.

De toda esta fanesca electoral queda el sabor amargo del racismo, regionalismo e de la intolerancia e incompetencia… que pueden propiciar una desintegración nacional fatal para enfrentar la pandemia, volver a encarrilar la economía, dar motivos de esperanza a los numerosos desempleados en particular entre los jóvenes, reconstruir una seguridad social… Sí, la patria está demasiado herida por estos 4 años de traición, odio, saqueo, persecución, humillaciones y… desorganización social. “Los hijos de las tinieblas son más astutos que los hijos de la luz”. Hace falta unirnos más allá de nuestras diferencias y divisiones, más allá de nuestras oposiciones y enfrentamientos, con nuestras riquezas ancestrales y nuestros valores humanos y cristianos, si no queremos hundirnos “a las puertas del infierno”. No hay más alternativa: o nos unimos decididamente o seguramente nos hundimos todos.

VOLVER A NUESTRAS RAÍCES

Termina la campaña electoral. Cada uno iremos haciendo nuestra evaluación. ¿Qué es lo que está claro? ¿Qué es lo que está confuso? ¿Dónde está lo esencial?… para confirmar nuestro voto responsable.

Está claro que todas las encuestadoras dan por muy probable el triunfo de la lista 1: Aráuz-Rabascal, en primera vuelta, con un puntaje mayor al 40% y un mínimo de 10 puntos superiores al de Guillermo Lasso. Está claro también que el gobierno de Rafael Correa es reconocido nacional e internacionalmente como el más favorable a los sectores populares en 190 años de vida republicana. Está claro que el gobierno de Lenin Moreno, con sus mentores Lasso, Nebot y Bucaram, es el peor de nuestra historia republicana. Está claro que los medios de comunicación comerciales son los grandes promotores del odio a Correa, de las mentiras contra él, del apoyo incondicional al presidente Moreno… con sus locutores que no saben ahora cómo tapar las verdades nacionales con más mentiras, engaños y rabias. Está claro también que el asesinato del periodista Efraín Ruales, además de acallarlo, sirve para desviar la atención que los ecuatorianos tenemos puesta sobre las elecciones. Sí, en todo eso esta campaña electoral revela la clara, perdón, la oscura realidad de nuestro país.

Ahora lo que aparece como confuso o incierto está en la cabeza de los indecisos, los vacilantes y de un gran número de gentes de los sectores populares que creen ciegamente lo que pregonan, por una parte, los corruptos medios de comunicación y los farsantes ricos del país para resolver los problemas económicos y sociales, cuando son ellos mismos que, durante los últimos 4 años, los provocaron y los siguen promoviendo. Lastimosamente una amplia franja de la población prefiere las novelas, la cerveza, el futbol, la farándula, los chismes, las modas ridículas y las mentiras a un análisis de las causantes de su situación de pobreza progresiva. Se parecen a pájaros enjaulados que tienen miedo a salir la puerta abierta de la jaula que ha sumido en la esclavitud mental. Tampoco encuentran en la fe motivos suficientes para recobrar su dignidad y emprender un camino de lucha y de fraternidad que las haga personas dignas y felices. Sí, ¡todavía cuánta confusión nos revela esta campaña electoral!

Estamos en la dramática situación en la que se juega el futuro del país sea hacia más capitalismo con mayor pobreza, sea hacia más rebelión y empoderamiento de un camino hacia más justicia, dignidad y equidad. Para confirmarnos en optar por un Ecuador más justo, digno y equitativo, hay que volver a lo esencial. Y lo esencial siempre estará relacionado con nuestras raíces, o sea, en la identidad indígena, ya que en nuestro país, la inmensa mayoría de los ecuatorianos tiene sangre indígena que corre en sus venas. Se puede resumir este esencial indígena en 3 rasgos principales: la prioridad de la comunidad sobre el individualismo destructora, la armonía con la naturaleza como fuente de vida y salud, y la comunión un Dios amoroso presente en la vida cotidiana.

Por una parte, todo ha sido hecho para que nos identifiquemos con “nuestro padre español” que es principalmente violencia, saqueo y machismo. Tenemos que identificarnos con “nuestra madre indígena y nuestra madre naturaleza” para recuperar nuestra capacidad de fomentar procesos económicos de compartir equitativo, procesos políticos de participación activa, procesos culturales de expresión creativa y procesos religiosos conformes a nuestra historia originaria. Por otra parte, el cristianismo, después de siglos de colonialismo e imposiciones ajenas, ha comenzado a optar, desde unos 50 años, no sólo por respetar la identidad indígena, sino reconocer sus grandes valores y su sabiduría milenaria, asumirla y promoverla como un camino de liberación, dignidad y felicidad para los pueblos latinoamericanos y los del orbe todo.

Todos estamos llamados a ir hacia este esencial indígena y fomentarlo en nuestra vida personal, familiar, profesional, social, económica, política y religiosa… si queremos salir del atolladero en el que nos quieren mantener. Los Indígenas tienen que seguir proclamando y promoviendo el valor universal de su cosmovisión. Los mestizos tienen que rechazar al “padre español” enquistado en su cerebro y elegir las vivencias de la “madre indígena” hacia más comunidad, más amor a la naturaleza y más comunión con un Dios amigo y cercano. Los cristianos tenemos que asumir la espiritualidad indígena como camino liberador hacia el Reino inaugurado por un tal Jesús de Nazaret. Los negros complementarán esta gran minga nacional con sus valores humanos, culturales y religiosos propios porque, como enviados del Dios con rostro africano, nos pueden enriquecer hondamente a todos y todas.

Hoy, en estas elecciones, depende de nosotros desterrar un capitalismo que nos destruye cada vez más como personas, comunidades y pueblos. Hay que fortalecer y purificar el proceso que vivimos durante 10 años, pero ahora con más participación, empoderamiento y ahínco. Vuelve a decirnos Jesús: “¡No temas, pequeño rebaño, porque a Dios le ha parecido bien heredarte el Reino de Dios!” En otra oportunidad, él mismo nos aclaró que el Reino no era de los cobardes y aniñados: “¡Solamente los valientes entran en el Reino!” Nuestro país necesita de valientes y no ‘guerreros de madera’ para la utopía de una fraternidad sin frontera.

Por Editor