Por Pedro Pierre
La pandemia ha favorecido un tiempo de dispersión y de pruebas para todas y todos nosotros. Hemos descubierto nuestra fragilidad y la debilidad de nuestras instituciones. Para las religiones, después de la dispersión, viene el replanteamiento del quehacer cristiano tanto del clero como de los bautizados. La Semana santa marca un tiempo de reflexión para todos, creyentes y no creyentes, porque Cristo nos desafía a todos por su compromiso con los pobres y nuestra relación con Dios.Los cristianos nos sentimos llamados a volver al testimonio deJesucristo y, cada ser humano a poner prioridades en sur vida.
EL PAPA FRANCISCO ESTÁ PONIENDO SU PARTE
El papa Francisco invita a los cristianos a una profunda conversiónfrente a la crisis generalizada de las Iglesias y del mundo entero. En lo eclesial se trata de erradicar “las plagas -en palabras del papa- del clericalismo y la pederastia”. Al nivel de nuestro planeta, detener lasguerras, las migraciones forzadas, la pobreza creciente y la destrucción fatal de la naturaleza. Con su Reforma vaticana que ha emprendido, elpapa Francisco quiere aportar su parte para dinamizar la Iglesia católica en sentido de solidaridad y espiritualidad centradas en Jesús de Nazaret. Se enfrenta a una institución milenaria y a fuertes resistencias a todos los niveles.
Con el emperador Constantino, en el siglo 4, comenzó una nueva etapa del cristianismo. Hasta esa fecha, las Iglesias cristianas dispersas por todo el imperio romano se articulaban difícilmente porque las distancias eran enormes y estaban perseguidas por el los emperadores. Reunían a las gentes pobres de los distintos países y conformaban -con sus matices- comunidades fraternas, equitativas y religiosas en seguimiento a Jesús de Nazaret. Su presencia no era mayoritaria, pero sí, significativa. Por eso el imperador Constantino, viendo la pérdida de cohesión del imperio romano, decidió buscar un apoyo en el cristianismo al darle el estatuto de religión oficial.
Roma pasó a ser el centro del cristianismo y nació la religión católica con sus templos, sus sacerdotes, sus liturgias, sus normas y su organización. Con la caída del imperio romano, la organización eclesial pasó a ser también la organización civil, económica y militar principalmente de Europa. Fue creciendo el centralismo eclesial y su poder correspondiente. Este poder residía en el clero, o sea, el papa como monarca absoluto, los obispos como sus representantes en los diversos países y los sacerdotes como encargados de aplicar las normas dictadas por Roma.
Con la Revolución francesa, los poderes civiles de los gobiernos nacionales empezaron a desplazar el poder de la Iglesia católica en medio de muchos conflictos. El centralismo romano de la Iglesia católica y sus poderes extremos había provocado la separación de la Iglesia ortodoxa del Oriente al principio del 2° milenio. En el siglo 15 pasó lo mismo con el Protestantismo. Además, la Iglesia católica no veía bien ni las democracias incipientes ni la vigencia naciente de los derechos humanos.
El Concilio de Trento, en Italia, reconocía al papa como lugarteniente de Dios en la tierra y el Derecho canónico fue considerado con la única verdad para la convivencia humana. El clero, en su apogeo, era el responsable de predicar y hacer respetar estas realidades. Mientras tanto los laicos eran considerados como meros cumplidores de las leyes y actos eclesiales. Con el siglo 20 se dieron, en muchos países, la separación entre la Iglesia y el Estado. Con las llegadas del socialismo y el comunismo las tensiones se hicieron más fuertes y las condenas también. Ser católico era ser realista en tiempos de los reyes, conservadores en tiempos de las democracias y enemigo del socialismo y comunismo.
Al mismo tiempo surgían por toda la Iglesias católicas voces y movimientos católicos que pedían más espacio para los laicos, un regreso al Evangelio de Jesús, respeto a los derechos humanos, libertad de expresión, valoración de la organización civil y política… Esas situaciones siguieron hasta el papa Juan 23 que, en 1961, convocó un Concilio para conversar estos temas, actualizarse y colaborar en una convivencia social más armoniosa tanto con los gobiernos como con las demás religiones. El Concilio reconoció el valor de todos los bautizos y su necesaria participación en los distintos espacios eclesiales, pidió una organización más equitativa de las parroquias y diócesis, valoró la importancia de la Biblia y su interpretación en comunidades, prestó atención a la gravedad de la pobreza y de la explotación de los países del Tercer Mundo, se abrió al respeto a las demás religiones… Lastimosamente estas líneas conciliares no fueron promovidas ni aplicadas por los papas Juan Pablo 2° y Benedicto 16… que tuvo que dimitir por su imposibilidad de remediar los conflictos que aparecían al interior de la Iglesia.
Al elegir al papa Francisco, se le encargó de lograr, a partir de las orientaciones del Concilio Vaticano 2°, una Reforma del Vaticano por los escándalos de autoritarismo y pederastia del clero en todos los países, avanzar hacia una mayor participación de los laicos y en particular las mujeres, volver a una evangelización más conforme al testimonio de Jesús y a la práctica de las primeras Comunidades cristianas, seguir en la opción por los pobres característica de la misión de Jesús. Vemos que el papa Francisco está cumpliendo con estos 4 grandes desafíos: ser el portavoz y el defensor de los pobres; mediante sus encíclicas: regresar a la centralidad de Jesús y del Reino; con la sinodalidad: revertir el clericalismo; en fin. con una Reforma: descentralizar los poderes de la Curia vaticana más coherente con los Evangelios.
Al limitarnos a la Reforma del Vaticano, nos damos cuenta que se quiere reorientar las funciones del Vaticano para que sea un mayor testimonio del mensaje de Jesús, un servicio a las Conferencias episcopales nacionales, una ayuda a las diócesis para cumplir con la primera misión de toda la Iglesia: la Evangelización, o sea, la colaboración al establecimiento del Reino de Dios, hecho de fraternidad, justicia y fe. Tal como pasó con el Concilio Vaticano 2°, las resistencias al cambio son fuertes tanto de parte del clero como de los meros parroquianos habituados a una religión que satisfaga sus deseos de espiritualidad superficial, su tranquilidad de conciencia y su salvación asegurada. Así los necesarios cambios exigen paciencia y valentía, coherencia, respeto mutuo, y replanteamientos de muchas costumbras obsoletas enraizadas desde siglos.
Que la Pascua de Resurrección despierte en nosotros, especialmente los cristianos, el deseo de una vida nueva más conforme el mensaje y testimonio de Jesús, si no queremos quedar, como Iglesia, una secta más que no responde a los grandes desafíos de nuestro tiempo y de las nuevas generaciones.
PRIMERO LO PRIMERO
Frente a las desgracias que nos azotan, nos toca a todos los humanos poner prioridades en la conducción de nuestra vida personal y de nuestro país: “¡Primero lo primero!”. Este es uno de los lemas del Movimiento Internacional de los Alcohólicos Anónimos para ayudarse a mantenerse sobrios durante años después de haber caído a lo más bajo que puede conducir el alcohol. En esos tiempos de desastre nacional que no deja de aplastarnos más desde seis años, los criterios de este Movimiento pueden ayudar no sólo a no hundirnos en la desesperación y la depresión, sino a resistir y sobre todo volver a construir una vida personal equilibrada y al servicio de un proyecto de país más justo y fraterno. Los Alcohólicos Anónimos tienen 3 criterios mayores: “¡Hoy no tomo!”- “Reunión semanal de Alcohólicos” – “Primero lo primero”.
“¡Hoy no tomo!”, primer principio. Es lo que se dicen cada mañana al despertar, desde que decidieron enfrentar el alcohol y no dejarse dominar por él. Y nosotros: ¿Alguna vez, hemos hecho una pausa para decirnos: ¡Basta de seguir dominado por un sistema que nos explota y nos esclaviza!? ¿Hemos decidido tomar los medios para dejarnos explotar y esclavizar? ¿Por qué no decimos cada mañana: ‘¡Hoy voy a vivir digno, libre y fraterno!? Eso es el primer paso para volver a ser humano. El cambio comienza por nosotros y en nosotros individualmente. Al no hacerlo, nunca entraremos en los pasos siguiente… porque eso es el camino de una vida digna, libre y fraterna. Esa frase “¡Hoy voy a vivir digno, libre y fraterno”, bien puede ser nuestra mejor “oración de la mañana!”.
“Reunión semanal”: Es el segundo compromiso que toman los Alcohólicos Anónimos, porque saben que el alcohol es un enemigo muy fuerte y astuto. ¡Saben que solos no pueden vencerlo! Necesitan encontrarse entre sí una vez en la semana para abrazarse, felicitarse, escucharse, hablar, mantener la confianza en sí y la capacidad de seguir abstemios. Para nosotros el problema es que somos tan orgullosos e individualistas que pensamos que vamos a vencerlo todo individualmente: “¡Seas un pelucón!”, como dice una propaganda. “¡Seas un grande, importante, reconocido, rico!” Y empezamos a acumular bienes, diplomas y condecoraciones. Al mismo tiempo entramos en la corrupción, la explotación de los demás, el desprecio, la altanería… y pasamos años a vivir de esta manera, hasta toda la vida, sin lograrlo, porque es imposible, porque eso nos destruye y destruye a los demás. Pero nuestro orgullo nos impide ver que somos unos fracasados, unos eternos vencidos… como los borrachos tendidos en la calle que no pueden más pararse. ¿Cuándo aceptaremos que solamente juntos podemos enfrentar este sistema de muerte, detenerlo y sustituirlo? ¿Cuándo decidiremos reunirnos en la familia, entre vecinos, entre amigos, entre cristianos, para escucharnos, hablar, abrazarnos, aceptarnos, ayudarnos para empezar a vivir de otra manera, más digna, más justa y más fraterna? Solamente juntos podemos seguir de pie, seguir adelante, tener una vida feliz y cambiar este sistema de muerte que nos tiene cada vez más agachados, inútiles y destruidos. Empecemos a reunirnos regularmente; una vez a la semana es lo mejor y lo más sencillo y beneficioso.
“¡Primero lo primero!” Es el tercer criterio: el alcohólico se da cuenta que debe poner orden en sus actividades diarias, es decir, determinar lo prioritario que no puede faltar en su jornada. Una de estas prioridades es la amistad. “¡Si no tienes amigos, ya has perdido la batalla!” Y así van reconstruyendo las amistades perdidas y cultivando las que construyen en su camino de lucha y de dignidad recobrada. Lo característico del ser humano es la relación: nacemos por ‘relación’, sobrevivimos por relación con nuestra madre, aprendemos a caminar, a hablar, a crecer, a amar… por relaciones. Somos ‘relación’ y así nos construimos poco a poco como persona adulta, libre, útil y feliz. Nuestras relaciones no se limitan a los demás seres humanos, sino que incluyen también la naturaleza, el cosmos, Dios. Los seres sin relaciones son una lacra, un peso muerto por la humanidad, una marcha atrás en proceso evolutivo de la creación… y lastimosamente hay bastantes, cómplices de su propia muerte y responsables de la muerte de muchos.
La ‘parábola’ del librito “El Principito”, escrito hace 80 años y que se sigue reimprimido regularmente, nos cuenta la historia de la amistad de un niño con una flor, un zorro, una estrella, la humanidad… y nos sentimos feliz al leerlo y releerlo porque es o puede ser nuestra propia.
Descubramos que, por una parte, hemos sido deformados por la escuela, a veces por nuestra propia familia, por la educación en general, por los medios de comunicación y los medios virtuales, por los malos amigos y las malas ‘relaciones’, hasta por la religión… Pero, por otra parte, existe siempre la posibilidad de reinventarnos y encontrarnos con nuestra capacidad de ser plenamente humano, hermano y feliz. Descubramos que los tres criterios de los Alcohólicos Anónimos tienen que ser también los nuestros: “¡Hoy no tomo!”- “Reunión semanal” – “Primero lo primero”. Ayudémonos a hacer realidad, junto a los demás, una vida nueva, una vida de relación y una vida plena para nosotros y los demás, comenzando por las y los que nos rodean. “¡No hay amor más grande que dar la vida por sus amigos!” Tampoco hay felicidad más grande, porque eso es nuestro destino.