Ezequiel O. Salinas
¿Alguien puede creer hoy que lo que piensa Jaime Nebot sobre la política exterior importa? Pues sí, porque el alcalde ya habla en clave de candidato presidencial. Su visión pasa por los siguientes lineamientos: arbitraje internacional para la inversión extranjera offshore, operaciones militares colombianas en suelo ecuatoriano y congraciarse con EE.UU. Esas son las líneas más claras de política exterior que ha planteado Nebot en los últimos días.
El alcalde de Guayaquil no ha dudado en defender el arbitraje internacional para que los capitales de ecuatorianos que están escondidos en el exterior puedan registrarse en Ecuador como inversión extranjera directa y hacerse beneficiarios del arbitraje internacional. Tal es el caso de su fundación Ingersa en Panamá, paraíso fiscal pero que registra sus operaciones en el Ecuador como “inversión extranjera directa”. Es el Partido Social Cristiano de Nebot el que ha insistido con más vehemencia que el arbitraje se incluya en la Trole 3. Luego de que en la primera versión del veto parcial emitido por Moreno, el arbitraje internacional quedara acotado para ajustarse al ordenamiento jurídico ecuatoriano, Carlos Vera y Luis Fernando Torres atacaron agresivamente para que Moreno envíe un “alcance al alcance” de su veto parcial, desde Europa y por fuera de plazo constitucional que reabriría el arbitraje a los peores abusos que le han costado más de $1500 millones al Ecuador.
En una reciente declaración, Nebot abogó para que las fuerzas armadas colombianas puedan operar en una franja del territorio ecuatoriano, abiertamente en contra de las disposiciones de la Constitución del Ecuador (y el sentido más elemental de soberanía territorial). Sin embargo, esto refleja el grado de subordinación mental de las élites políticas ecuatorianas. La soberanía no es un concepto que agrade al líder socialcristiano. Nadie puede acusar a Nebot de ser un tipo tonto, por lo tanto, es imperativo que los estudiosos de la defensa y de la política exterior desmenucen la matriz de intereses que originaron estas declaraciones de Nebot. ¿Es solo para contentar a las fuerzas neoconservadoras de EE.UU. que parecen preferir a Lasso? ¿Es para alinearse anticipadamente en una confrontación bélica en el continente? ¿O es un guiño a alguno de los mega-carteles que se disputan rutas y territorios fáciles? ¿Hay algo más en esta declaración?
Nebot no solo tiene intereses políticos en la relación con EE.UU. Además de que se reveló que la extradición de Assange es una ficha de cambio para que EE.UU. no vete un posible crédito del FMI, es posible que Assange sea una ficha de cambio para que Trump emita exoneraciones “de seguridad nacional” a favor de los negocios socialcristianos de exportación de perfiles de aluminio. A Nebot le interesa la apertura comercial indiscriminada porque su negocio pesquero, aunque registrado como inversión extranjera de las Islas Vírgenes y Estados Unidos, vende parte de su producto a grupos económicos norteamericanos.
¿Es importante lo que piensa Nebot? No solo importante, sino peligroso.