Orlando Pérez

Los “izquierdistas” que ponen la tarima y las togas a Julio César Trujillo no saben cómo explicar y explicarse que el Consejo Transitorio sea tan socialcristiano en sus decisiones. Tal cual hicieron al finalizar el siglo pasado, esos mismos izquierdistas maoístas, sociolistos, ecológicos, gremialistas, todos puros y castos, cuando colocaron a Abdalá Bucaram, a Fabián Alarcón, a Jamil Mahuad y a Lucio Gutiérrez, ahora no atinan cómo justificar su alianza con la derecha tras las medidas económicas que se anuncian y el proceso de persecución política en marcha.

Cómodos en su pedestal de “moral impúdica” todos ellos ahora hacen malabares para justificar su oposición al actual gobierno. Unos se van del gabinete, otros elaboran análisis económicos y sociológicos obviando fechas y circunstancias, sacando de contexto el momento y las leyes aprobadas.

Todos ellos miran a la década pasada como el mal de todos los males. Se olvidan a propósito de que fue una Consulta Popular (inconstitucional) la que garantiza ahora una serie de acciones y medidas que no van a favorecer a los pobres, todo lo contrario.

Ingenuos en apariencia, se sienten libres, siempre, de toda culpa. Jamás se ensucian las manos porque dicen que “el poder apesta”. Eso sí, se instalan en algunos cargos para desde ahí, en calidad de francotiradores, limpiar sus culpas o dar un camellito a sus panas. Usan el Estado para justificar sus “gastos” en el activismo político, pero ocultan sus cuentas en las ONG de sus padrinos internacionales. Algunos parece que detestan el Estado pero desde las universidades (financiadas por el Estado) hacen piruetas para no aparecer como funcionarios ni funcionales (al sistema que dicen combatir). 

Si algo llegara a pasar con el actual gobierno (como ya ocurrió con tres presidentes destituidos o defenestrados) dirán que ellos si advirtieron lo que se venía, que hicieron los análisis más sesudos y que tuvieron la “dignidad” de salirse a tiempo o de no prestarse a una traición.

Son todos ellos de la misma estirpe de los izquierdistas que traicionaron La Revolución Alfarista, La Revolución Juliana, La Gloriosa o la Revolución Ciudadana, porque ante todo y sobre todo estaba la defensa, supuesta y hasta perversa, de la libertad (burguesa). Para ellos los pobres no cuentan a la hora de la verdad. ¿Acaso esos mismos izquierdistas en alcaldías y prefecturas han bajado los índices de inequidad, desigualdad y pobreza extrema en sus territorios? No, evidentemente porque son funcionales a sus socios-listos: los socialcristianos, los democratacristianos y los socialdemócratas enquistados en el verdadero poder económico, mediático y empresarial del Ecuador.

Ahora son ellos los que llaman a salir a las calles. ¿En nombre de quiénes? Imploran a la movilización popular. ¿No son los que apoyaron a Guillermo Lasso en la segunda vuelta del año pasado? Se proponen “frenar el neoliberalismo”. ¿No están ellos colocando a los socialcristianos en todo el aparato de justicia, las superintendencias y la misma gerencia de Petroecuador?

Y serán los mismos que mañana o pasado cuando llegue a Carondelet el líder socialcristiano de esta época dirán que toda la culpa fue de Rafael Correa o de Lenín Moreno, que ellos, siendo de Alianza PAIS, construyeron el camino y que ahora reciban el castigo de la historia, tal como hicieron en su momento con José María Velasco Ibarra, salvando los tiempos y las distancias.

 

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