Por Luis Varese

Durante la Inquisición, iniciado el Medioevo, el Index Librorum Prohibitorium, prohibía a los fieles leer determinados libros o textos, realizar determinadas prácticas y usar algunos términos o incluso realizar curaciones. Algunas palabras estaban escritas y proscritas y otras caían bajo el criterio del Inquisidor, sus humores, odios personales, tristezas e hígado. Hoy, no solo en el Perú, sino a nivel mundial, al menos en lo que se llama “Occidente”, ocurre lo mismo.

 En el Perú se grita “terruco” como los fanáticos curas o laicos (protestantes y católicos) gritaban “hereje” y de allí a la tortura, a la hoguera o a  arrastrarse pidiendo perdón por algo que habían, o no, cometido. Galileo Galilei, se salvó porque al final dijo que la Tierra no se movía (aunque cuenta la leyenda o la historia,  que dijo “Eppur si muove”) Giordano Bruno, científico humanista murió en la hoguera y miles de mujeres fueron quemadas por pensar, por brujas.  Igual ocurría con cualquier hombre o mujer sospechosa o sospechoso de terrorismo, inmediatamente era aislado por 15 días mínimo y de hecho torturada o torturado. Todos sin excepción. Cuando escucho a parlamentarios peruanos de la extrema derecha, o a la gente de VOX en España o a Bolsonaro y cuadrilla, se me escarapela el cuerpo pensando en lo que se nos puede venir si no reaccionamos a tiempo.

Las Palabras Prohibidas colocadas en el  Index del oscurantismo político

  1. Soberanía: “Poder político supremo que corresponde a un Estado independiente.” Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE)

Jamás, no es permitido ser Estado Independiente, ni siquiera pensarlo. La Soberanía ha pasado a ser mala palabra, porque nos aleja de “nuestros tradicionales amigos”, los Estados Unidos y nos pone a tener perniciosos sueños regionalistas como la UNASUR, la CELAC, el ALBA, o peor aún nos acerca a China o Rusia, y no hablemos de Cuba, Nicaragua o Venezuela. No podemos ser un Estado Soberano y tener relaciones multilaterales con todos los países del mundo. Eso huele y sabe muy mal. Sabe a “terruco”.

  • Patria: “Tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos.” (Diccionario RAE)

Es decir los que nacimos en ese espacio somos miembros y miembras de ese país. Con los mismo derechos y obligaciones. La Patria es el  conjunto de ciudadanas y ciudadanos que conformamos el mismo territorio y habitamos en él. La Patria se compone de diversas Nacionalidades y Culturas. Esa parte no les gusta porque el Quechua, el Aymara, u otra de las lenguas amazónicas no les parece “peruano” y en todo caso sí, pero de segunda y lo más peligroso “empodera a los pobres, a los kalachaqui”.

  • Democracia: Sistema político en el cual la soberanía reside en el pueblo, que la ejerce directamente o por medio de representantes. Forma de sociedad que reconoce y respeta como valores esenciales la libertad y la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley.  (Diccionario RAE)

Pésima, muy mala palabra en manos y mentes del pueblo, de las organizaciones populares, de los movimientos sociales. A partir de que Hugo Chávez ganó las elecciones de 1998 en Venezuela y expropió el ejercicio electoral a las oligarquías (ya había ocurrido antes con Salvador Allende y con Alfonso Barrantes en la Alcaldía de Lima) se abrieron como un canal de riego de agua fresca, una serie de triunfos populares en Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, El Salvador,  Honduras, Paraguay, Nicaragua. Posteriormente volvería Argentina y finalmente México y Perú. Este mal ejemplo, de una democracia que defiende la Soberanía y la Patria, Democracia en mano, le quita la función que le habían asignado a la palabra democracia y peor aún a los procesos electorales.

  • Quiero añadir  Matria, que no aparece en el Diccionario de la REA. (No voy a entrar en razonamientos sobre el patriarcado, pero con ello tiene que ver)

Para quienes pensamos de otra manera la Matria es en este caso la Tierra, la Pachamama, la Madre Tierra. En mi caso me gusta llamarle Matria a América Latina, Nuestramérica, sería la Matria Grande.

  • Progresismo: Ideas y doctrinas progresistas. (Diccionario RAE)

Esta es una nueva palabra que ha sido incorporada al “index” de la derecha mundial. Cualquier gobierno o posición progresista que decida incorporar políticas públicas y fortalecer al Estado para  satisfacer derechos y necesidades básicas como  salud, educación, seguridad ciudadana o justicia independiente, es acusado de atentar contra la “propiedad privada” y los derechos individuales. Movimientos internacionales como la Internacional Progresista, Diem 25 en Europa, el Foro de Sao Paulo o el Grupo de Puebla, son casi acusados de impulsar el terrorismo internacional.

La construcción de la “nueva” derecha

El neoliberalismo, derrotado en toda línea, da espacio para buscar soluciones y resucitar formas de organización que contengan el avance popular. Con el “Neoliberalismo Zombi”, como bien lo llama Álvaro García Linera, resurgen con mucha fuerza las ideas oscurantistas de los años 30 del Siglo pasado. Brazos alzados con manos extendidas, banderas extrañas, y sobre todo violencia brutal contra cualquier defensor de la Soberanía, la Patria, la Democracia y el Progresismo. Los vacilantes y que aún creen que se puede negociar con esa derecha, dudan en ocupar los espacios en el Gobierno o en el Estado, pensando que hay una “izquierda mejor y más sana”. Los años nos han demostrado que en política todo espacio debe ser ocupado por las fuerzas progresistas y democráticas. Si no se actúa con audacia, humildad y velocidad será ocupado por esa derecha bruta y achorada, esa derecha fascista y mafiosa, que se reconstruye como una fuerza organizada, antiliberal, anti republicana y por supuesto antidemocrática.

La “lumpenoligarquía” es quien pretende volver a gobernar en el Perú. Esa oligarquía que ya no representa a los dueños de las tierras agrícolas del siglo pasado, sino que se ha creado en base a distintos mecanismos de acumulación de recursos. Desde los monopolios comerciales en los mercados populares del Rey de la Papa, hasta el lavado de dinero fruto de los tráficos a través de la banca. Desde la corrupción en la venta de concesiones mineras, madereras pesqueras, hasta la ocupación de tierras y venta de lotes; desde los permisos de construcción hasta los intereses agiotistas de la banca comercial; desde la hiper explotación de la mano de obra agrícola de mujeres, hombres, niñas y niños, hasta la participación directa o indirecta de la producción y tráfico de cocaína y otras drogas.

Esta categoría de lumpenoligarquía,  debe ser incorporada para la definición de la clase política que gobierna a nuestros  países desde 40 años y que, en el caso del Perú, Argentina, Cuba, México, Nicaragua y Venezuela, pretende volver al gobierno utilizando todos los medios a su alcance.  Todo ello con el respaldo de sus equivalentes estadounidenses y europeos. Mientras que en los países colonialistas y en el imperio se refuerza el poder del Estado y se retorna a ideas keynesianas sobre el rol del capital, a nosotros se nos exige subordinarnos a estas lumpenoligarquías devoradoras de recursos y de gentes. Los casos de Colombia y los intentos de golpe en Nicaragua y Venezuela son una muestra de los niveles de violencia a los cuales están dispuestos a llegar.

Las tareas de organización, movilización y el desarrollo de movimientos culturales populares, que vayan ocupando estos espacios, son las que se plantean en el corto plazo. La defensa de la Patria, la Soberanía y la Democracia, palabras que eran propiedad privada, hoy son las tareas que tenemos por delante.

Por Editor