Por Abraham Verduga
A las Europas viajó en el avión que tanto le apestaba para engordar su álbum de fotos con la crema y nata de la política mundial. -¡Ya qué chucha lo de los Pandora Papers!- habrá pensado don Guille… -Total, no soy el único presidente pícaro-.
Fotos por aquí, con los defensores del medio ambiente en la COP26; y fotos por allá, con sus colegas de VOX, entusiastas negacionistas del cambio climático. A lo Groucho Marx: «Éstos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros». La cereza en el pastel fue la singular declaración que dejó en España:
«No estoy de acuerdo con esas ideas extremas de que España nos tiene que pedir perdón, es como ir donde tu mamá y decirle: Oye, mami, vas a tener que pedirme perdón porque me diste algunos cocachos y voy a escribir una nueva historia donde no me diste de amamantar, lo que fuiste es una persona mala conmigo».
Ojalá fuera solo el bochorno internacional, la jodida vergüenza de tener como máxima autoridad a un tipo que está destrozando la honra de la Patria- ¡más de 1200 notas de prensa, y sigue contando!- pero esto… Esto es algo mucho más grave. La presencia de Guillermo Lasso en el sillón de Carondelet agudiza la grave CRISIS POLÍTICA (Art. 130.2 CRE) que estamos atravesando y aquello tiene implicaciones directas en nuestra vida cotidiana, se trata de una amenaza velada a la democracia.
Entendamos de una vez que la evasión fiscal no solo es un problema ético y legal, es una forma de violencia, un atentado contra nuestros derechos sociales: seguridad, salud pública, educación, trabajo, etc. Que una práctica así salpique a un Presidente de la República tiene repercusión en indicadores como el Riesgo País del que tanto presumían.¿Lo recuerdan? Ahí están los datos, más de mil puntos nos asignan en noviembre, pero “que venga la inversión extranjera; más mundo en Ecuador…”
Dejémonos de farsas, ¡ya basta de simulaciones! Lasmentiras de Lasso sobre sus propiedades indirectas en guaridas fiscales han provocado un estado de CONMOCIÓN INTERNA en el país, afectando el ejercicio de derechos, la estabilidad institucional, la seguridad y la convivencia normal de la ciudadanía. ¿No son estos los presupuestos contemplados por la propia Corte Constitucional en su último dictamen sobre el Estado de excepción? Lasso debe responderle a los ecuatorianos sin más dilaciones. ¿A qué le teme? Solo los cobardes- y corruptos- le huyen a la verdad. ¡Exijámosla!