Por Luis Herrera Montero

Para Cornelio Castoriadis, la democracia significa autogobierno del pueblo. Dentro de esta argumentación, el autor manifiesta además que el capitalismo, en cambio, ha instituido oligarquías liberales. Estas afirmaciones, constituyen sin duda grandes contribuciones a la teoría política de todos los tiempos.  Cuando se hace referencia al gobierno del pueblo, no se está defendiendo el privilegio de determinados sectores pudientes, como han creído históricamente quienes se alinean con las derechas mundiales y nacionales, sino que se está sustentado el bien común. Desde esta perspectiva de análisis político, la ciudadanía de nuestro país debe tener muy presente que la representación democrática siempre debe sustentar el bien común y no los intereses de las clases dominantes.

Con base en la exposición reciente, debemos insistir que el gobierno de Guillermo Lasso logró el triunfo electoral en abril de 2021, por una absurda división entre la izquierda y la centro izquierda. Entonces, resulta muy explicable que Lasso y su bancada CREO no puedan contar con la ansiada mayoría dentro de la Asamblea Nacional. Si se revisan los datos del proceso electoral, CREO requirió del apoyo del PSC para poder acceder a la segunda vuelta. Como es de dominio público, Lasso perdió incluso ese apoyo al iniciar su período gubernamental. Este bajo nivel de representatividad parlamentaria, se debilitó aún más con el triunfo amplio de Leonidas Iza como presidente  de la CONAIE, fracturando notablemente el transitorio acuerdo entre Lasso y Pachakutik,  dejando en claro que el crecimiento electoral del movimiento indígena se debió a los procesos de lucha y movilización gestados en octubre de 2019, que las oligarquías   insisten en desconocer a través de la persecución a líderes de dichas gestas populares, para lo cual además han montado todo un teatro en contra del Defensor del Pueblo; quien siempre receptó las denuncias respecto  de la brutal represión de las fuerzas policiales durante las manifestaciones de octubre, represión que provocara incluso la muerte de 11 conciudadanos en legítima protesta.

Consecuentemente, el show alrededor de un abuso sexual, no puede llevarnos a ignorar que la intención de las oligarquías no radica en respetar los derechos y la sexualidad de una mujer, sino que su propósito está en deslegitimar los procesos de octubre de 2019. Obviamente, nadie con reales convicciones democráticas e integral conciencia en cuanto a derechos, puede tolerar abusos sexuales, pero eso no debe llevarnos ingenuamente a caer en las maniobras oligárquicas, que siempre han violentado la democracia y los derechos, también  en temas de sexualidad. Es inaceptable que hoy sectores que se han opuesto conservadoramente a los mandatos constitucionales en materia de derechos sexuales y reproductivos, hoy asomen respaldando el enjuiciamiento al Defensor del Pueblo, pues se sabe que temen a las movilizaciones populares, sobre todo cuando éstas se contraponen a medidas neoliberales y fondomonetaristas.

No cabe duda de que el gobierno de Lasso desea incentivar la implementación de   políticas y medidas de ajuste, conforme los dictámenes del Fondo Monetario Internacional. Por eso su necesidad de preparar una consulta nacional, con el supuesto de atender las urgencias económicas de la ciudadanía ecuatoriana. Ahora dichos oligarcas aparecen como defensores de la democracia directa, pero sus intereses no tienen contenidos democráticos, sino objetivos de corte neoliberal. Ya Moreno se burló de las manifestaciones de octubre e implementó incrementos constantes en el precio de la gasolina, aprovechándose de la situación pandémica del mundo. Lasso en un evidente continuismo, sostiene dichos incrementos, demostrando indolencia ante la precaria condición económica de ecuatorianas y ecuatorianos. Equivocadamente Lasso pretende manipular la conciencia social y la masiva concurrencia a la vacunación, para imponer leyes impopulares. Lo que el gobernante no entiende es que la ciudadanía acudió a vacunarse como acto preventivo ante la peligrosa propagación del covid19 y sus variantes. Nuevamente, un gobierno oligárquico que desea engañar al pueblo, cuando su propósito real es la legalización de paquetazos inconstitucionales a través de una consulta, que inclusive podría devenir en un chantaje para aplicar la norma constitucional de la “Muerte Cruzada”.  

Vale, por tanto, tener presente que las oligarquías liberales y neoliberales jamás han defendido democracia alguna, pues sus intereses siempre han estado enfocados en el desbordado enriquecimiento y la extrema desigualdad social que dicho enriquecimiento trae como consecuencia. En tal sentido, la ciudadanía no debe dejarse sorprender. Es preciso tener conciencia de que el neoliberalismo ha sido más oligárquico que el tradicional liberalismo. Cuidado conciudadanas y conciudadanos, la democracia no puede tergiversarse con miserables caretas, que encubren intensiones perjudiciales para la economía del pueblo ecuatoriano y, por ende, para su porvenir democrático. Advertir es legítimo y confiarnos nunca debe ser nuestra consigna, aunque sepamos que las maniobras de Lasso seguramente serán derrotadas en una consulta popular.

Por Editor