Sebastián Carrasco
Luis Eduardo Vivanco y Andersson Boscán han sido unos verdaderos ilustrados en temas de periodismo y es hora de que todos lo sepamos. No entiendo por qué en las escuelas de comunicación del mundo no nos hacen estudiar el magnífico trabajo de estos dos hombres. Olvídense de las enseñanzas de Rodolfo Walsh, Tom Wolfe o Ryszard Kapuscinski; de ahora en adelante todos deberíamos aprender de los periodistas de La Posta.
Ver los videos de Vivanco y Boscán todos los días es una oportunidad que tenemos que aprovechar. Basta con observar la cobertura que están haciendo de la vida de Rafael Correa desde Bélgica para entender que estos hombres son unos genios. Son tan brillantes que se dan el lujo de explicarnos a nosotros, los simples mortales, frente a la cámara, lo que significa ser periodista; y, como son tan buenas gentes, repiten la lección múltiples veces, como si quisieran convencerse ellos mismos de que son periodistas. Así de bueno es su nivel profesional.
Pero estos dos grandes profesores van más allá; no solo nos explican lo que es el periodismo, sino que nos hacen el favor de decirnos quiénes son los ignorantes que no entienden el significado de este oficio. Hagamos caso, todos aquellos que estén en contra de La Posta no saben lo que es periodismo porque no han recibido su sabiduría. ¿Por qué habrá gente que se niega a iluminarse?
A continuación, he tenido la osadía de componer una humilde lista de lecciones sobre el ejercicio periodístico que estos dos eruditos han brindado para la posteridad. Lo siento Martín Caparrós, quédate mejor con el fútbol porque en el periodismo ya hay nuevos reyes.
Lección 1: Asegúrate siempre de tener más alcohol que sangre en tu cuerpo
Recuerda siempre llevar una botella de trago a la mano cuando estés haciendo trabajos periodísticos. No importa si son las tres de la tarde o las nueve de la mañana, no hay mal momento para pegarse un shotcito y salir frente a cámara. Además, ten siempre presente que podrás ser todo lo buen periodista que quieras; pero si no das la apariencia de andar bien jaladito nadie te va a tomar en serio.
Esta lección es especialmente importante cuando uno va a hacer una entrevista; nada ayuda más a que fluya la conversación que un buen whiskacho. Procura siempre brindar más de una docena de veces con tu entrevistado, y si al final terminas abrazándolo mientras te desparramas sobre él mucho mejor. Nada es más serio, en periodismo, que terminar de pana de copas con Abdalá.
Seguro que si Oriana Fallaci estuviera viva, le pediría consejos a Vivanco sobre cómo entrevistar. Imagínense si ella hubiese tomado una docena de rones con Henry Kissinger, unos cuantos tequilas con Yasir Arafat y algunas copas de vino con Indira Gandhi mientras hablaban; esas entrevistas hubiesen sido verdadero periodismo.
Lección 2: Afirma lo que quieras, no te preocupes de las pruebas
¿Quién fue el que dijo que los periodistas tenían que respaldar sus afirmaciones con pruebas? ¿Quién fue semejante ridículo? Tranquilo amigo, que Vivanco y Boscán nos han enseñado que uno puede decir lo que le venga en gana sin preocuparse de buscar documentos oficiales, videos o declaraciones que apoyen lo que se dice. ¡Ese es el verdadero periodismo carajo! Ese que es tan bueno que puede inventarse cualquier cosa y soltarla, sin preocuparse de la comprobación, como si nada a la audiencia.
No pierdas el tiempo buscando evidencias, solo di lo primero que se te venga a la cabeza y difúndelo. Claro, ese recurso solo es válido en redes sociales porque los medios de comunicación tradicionales esperan que respaldes tus afirmaciones con pruebas; qué exigencia tan absurda, ¿no? Pero bueno, tú tranquilo, porque mientras estés en Facebook o Twitter, puedes informar nomás a la gente de todos los hechos, aunque solo hayan ocurrido en tu cabeza.
Así, por ejemplo, si un par de ciudadanos te atacan en Bélgica cuando llegas a hacer una cobertura, tú puedes decir libremente que un expresidente contrató a los agresores porque te tiene tirria. ¿No hay declaraciones de los atacantes ni prueba alguna que soporte tus argumentos? No te preocupes, los grandiosos Vivanco y Boscán ya lo hicieron; inténtalo tú también.
Recuerda que eres líder de opinión, y tus afirmaciones van a ser replicadas muchas veces en la sociedad. Así que aprovecha y di lo que quieras sin preocuparte, las evidencias son para los perdedores.
Lección 3: Insulta más que en un partido de fútbol
Sí, insulta y di malas palabras. Si lo haces frente a cámara es mucho mejor. Tilda de hijos de tal a aquellos que critican tu trabajo y luego di que valen $#@% los que piensan de manera contraria a ti, especialmente si están defendiendo a la persona que odias.
Demuestra tu léxico extenso, no te quedes corto. Mientras más malas palabras digas frente a tu audiencia, más respetado serás.
No te asustes, habrá algunos osados malcriados que te van a insultar. ¿Cómo se atreven a llamarte un tal por cual esos longos #$%&?. Tú, obviamente, frente a esas injurias debes guardar la compostura y mandarlos a la #$@$; tal como lo haría Vivanco.
Así que sí, insulta, maldice y expláyate con todo lo que te prohibían decir cuando eras pequeño; eso demuestra lo buen periodista que eres. Ojalá Larry King esté aprendiendo algo de La Posta, a su programa le vendrían bien unas cuantas palabrotas
Lección 4: Siempre demuestra que estás improvisando
Tu audiencia tiene que tener claro que, aunque la cámara esté encendida, tú no tienes idea de qué estás haciendo parado frente a ella. Es primordial que constantemente te quedes en silencio y busques algún chiste para rellenar el tiempo.
En vivo, pregunta constantemente, a tu camarógrafo o a tu compañero reportero, los múltiples datos que ya te olvidaste o que nunca te diste el tiempo de aprenderte. Demuestra que los periodistas no lo saben todo y haz muchas preguntas sobre cosas que deberías conocer, mínimo una por minuto. Si tu compañero tampoco se sabe aquel dato banal, como cuándo van a visitar la casa del personaje a entrevistar, improvisa de nuevo y busca un chiste para atacar a la persona que odias.
Si por algo te encuentras en una ciudad nueva haciendo una cobertura, lo mejor que puedes hacer es demostrar a tu público que no tienes idea de dónde estás parado y que no saliste a conocer la zona antes de empezar a informar. Camina de arriba a abajo, regresa sobre tus pasos, muestra que no sabes para dónde ir y finalmente quédate quieto para no marearte.
Por último, procura que tu cobertura sea totalmente espontánea y déjalo en claro a tu público. Diles que no sabes cuándo mismo vas a intentar visitar al expresidente con el que quieres hablar, coméntales que acabaste de inventarte una lectura de cartas con cerveza para tener algo que presentarles en la noche, anúnciales una entrevista que nunca llega a mostrarse, etc.
El mejor ejemplo de un periodismo preparado es aquel que, borracho, perdido y sin nada que aportar, demuestra que puede improvisar sobre la marcha.
Lección 5: Financie sus proyectos rogándole plata a su audiencia
No importa si la Presidencia de la República, la Alcaldía de Guayaquil o la Superintendencia de Comunicación tienen contratos contigo, tú igual le debes pedir dinero a aquellos que te siguen para que te paguen los proyectos que tienes en mente.
Efectivamente, aun cuando el Ecuador ya esté financiando tus coberturas porque el gobierno te paga para preservar su imagen con los fondos de todos, tú tienes que hacer una campaña para recaudar dinero. Todos los buenos periodistas hacen eso, mendigan a su público para que les financien los proyectos que quieren hacer.
Luego, cuando te critiquen por pedirle plata a tu público a pesar de tener miles de dólares provenientes de contratos con el Estado, invéntate cualquier patraña de que quieres demostrar que eres prensa libre e independiente o cosas por el estilo. Di que estás recaudando fondos para que luego no se crea que te están financiando los banqueros, los oligarcas o el Palacio de gobierno (aunque igual recibas centenas de miles de dólares de ellos).
Mendiga, pide, ruega a tu público. ¿No fue así como se financió la investigación de Watergate?
En fin, no queda más que agradecer a los gigantes del periodismo mundial por bañarnos de conocimiento. Seguro que Arturo Pérez Reverte tomó nota y Gabriel García Márquez desea volver a la vida para verlos informar a la sociedad.
Qué cool el trabajo de La Posta. Gracias Vivanco y Boscán por enseñarnos que hacer periodismo es recibir un sueldo mensual del poder para luego pedir plata a tu público, pasarse de copas en las entrevistas, ser vulgar y decir cualquier cosa sin fundamentos. ¡Qué winners que son!