Por Erika Sylva Charvet

No contentos con apoderarse del Banco Central del Ecuador, la oligarquía y transnacionales orquestadas por el FMI, pretenden meter sus manos en los ahorros de la clase trabajadora ecuatoriana mediante “ciertas reformas en el orden […] de la seguridad social”, anunciadas por su vocero, el Ministro de Economía y Finanzas, Mauricio Pozo (Pichincha Universal, 6-01-2021). ¡Qué descaro! Un sistema que nació en 1928 como una demanda de la clase trabajadora movilizada y masacrada por la plutocracia el 15-11-1922, hoy, casi un siglo después, un gobierno repudiado de la misma plutocracia que volvió a masacrar al pueblo en octubre de 2019, pretende desvergonzadamente dar al traste con él.

Apoderarse de los recursos de la seguridad social ha sido el sueño de la oligarquía desde los años 80, inspirada en las famosas Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), empresas privadas fomentadas por el sanguinario dictador Augusto Pinochet, que han sumido en la miseria a los/as trabajadores/as chilenos, enriqueciendo sin frenos al capital financiero internacional.

Por supuesto, siempre han encontrado argumentos para justificar esta descabellada pretensión e invariablemente han sido apocalípticos.  Instituciones que son como bancos, porque permanentemente están receptando los ahorros de los afiliados, son insistentemente diagnosticadas con “grave problema de liquidez”, “sostenibilidad”, “en estado crítico”, con “pensiones y fondos en peligro” (Pichincha Universal, 18-06-2020; 29-06-2020; Primicias, 7-01-2021).  Además de esto, “expertos/as” que dicen que hay que analizar el problema “de manera técnica y no política”, identifican como “nudos críticos” puntos relativos a la estructura del poder del IESS (Consejo Directivo), su gestión administrativa y el sistema de pensiones (Primicias, 7-01-2021).  Ninguno de ellos, sin embargo, hace alusión siquiera al nudo crítico central del sistema de pensiones del país:  las enormes deudas del gobierno y la mora patronal en las aportaciones, ya deducidas del salario de los/as trabajadores.  ¡Una verdadera estafa a sus intereses permitida por el gobierno!

Desde que se posesionó como presidente del Directorio del IESS, las comparecencias públicas de Jorge Wated se han constituido en un rosario de quejas sobre esas deudas, que lo asemejan más a un simple ciudadano insatisfecho que a una autoridad con poder de decisión para resolver esos problemas. En junio de 2020 anunció que la deuda gubernamental ascendía a US$6.700 millones y recientemente que la mora patronal era de US$2.500 millones (Pichincha Universal, 29-06-2020; 11-01-2021), cifras muy por debajo, por cierto, del monto global de deuda del gobierno que, según algunos informes reseñados en fuentes de prensa, estaría entre los US$14.144 millones y los US$16.268 millones (Pichincha Univeral, 20-06-2020; Primicias, 7-01-2021).  ¿Qué debería hacer Wated como autoridad para resolver los “problemas de liquidez” del IESS?  Naturalmente, cobrar las deudas.  Pero no.  El solo se atreve a pensar esto como “única solución viable” frente a la cual es impotente porque “los convenios de pago no se han concretado y el Ministerio de Finanzas ha hecho caso omiso a las solicitudes del IESS para que se cancelen estos valores” (Pichincha Universal, 29-07-2020).

Que al gobierno de Moreno le interese un comino cuidar los ahorros de la clase trabajadora ecuatoriana lo denunciaron en sus renuncias el presidente del BIESS en junio de 2020 y el director provincial de Pichincha del IESS en septiembre del mismo año (Pichincha Universal, 6-06-2020; 11-09-2020). El no pago de la deuda y la ausencia de voluntad para presionar a los grandes grupos económicos morosos evidencia la intencionalidad política de estrangular financieramente a la institución con el fin de privatizarla,  la estrategia consabida de la oligarquía con las entidades públicas rentables desde los años 80.

Por el momento, las “soluciones”  al problema de “liquidez y sostenibilidad” del IESS intentan cargarlo sobre los hombros de la clase trabajadora, ya afectada por la mora patronal.  En esa dirección se orientan las propuestas esbozadas por Wated y las de aquellos “expertos/as”, dizque “técnicos y no políticos”, a saber:  incrementar la edad de jubilación, subir los aportes y gravar décimos, reforma de la jubilación patronal eliminando las responsabilidades de los empleadores en esta, modificar las pensiones, reducir las prestaciones, cambiar la estructura de poder del IESS, reformar las inversiones y modernizar el sistema de gestión administrativa. Por supuesto, no escapan intenciones como las planteadas por el candidato banquero Guillermo Lasso, sobre una “reforma técnica del seguro social” apelando a la “libertad de cada ecuatoriano para que decida si se afilia o no”, pero advirtiendo que “también existirían otras empresas prestadoras de servicio que competirían con el Estado” (Pichincha Universal, 15-01-2021).  Es decir, Lasso propone a la clase trabajadora ecuatoriana subirse en el mismo tren de las AFP chilenas, cuando en Chile los/as trabajadores/as claman por su eliminación definitiva. ¡Pregunten si no a las y los jubilados chilenos a dónde les llevó ese tren de la muerte!

Pero, mientras los diagnósticos apocalípticos nos pintan un cuadro casi, casi de insolvencia del IESS, las transnacionales se frotan las manos con la posibilidad de aprovechar sus ingentes recursos.  En efecto, cuando el Ministro de Energía, René Ortiz, anunció hace pocos días la concesión de la refinería de Esmeraldas a un consorcio compuesto por las empresas coreanas y estadounidenses Hyundai y Kellog Brown & Root,, indicó que el financiamiento para la “repotenciación” de dicha refinería provendría del Banco Morgan Stanley que “ha contactado al IESS y al ISSPOL para que forme parte del conjunto de inversionistas […..] El IESS y el ISSPOL tienen fondos para invertir y ellos seleccionan dónde invertir, así que han sido contactados” (Pichincha Universal, 7-01-2021).  Es decir, ¡se pretenden destinar los ahorros de la clase trabajadora ecuatoriana y de los efectivos de la policía en los proyectos de privatización de las empresas públicas! He ahí, desenmascarado de cuerpo entero por el propio gobierno, el falso argumento de la cuasi insolvencia del IESS para “reformar el sistema de seguridad social”. Lo que quieren, en realidad, es concretar su acariciado sueño de apoderarse de nuestros ahorros.  Frente a estos sueños de perros de la plutocracia y las transnacionales les decimos: ¡Manos fuera del IESS!

Por Editor