Por Dax Toscano Segovia
Durante la presidencia de Rafael Correa los dueños de los medios de comunicación privados y sus periodistas asalariados, llevaron adelante una campaña de mentiras, de desprestigio, de estigmatización y de ataques contra la figura del primer mandatario y sus políticas.
Nunca han aceptado que, en diversas oportunidades, el ex mandatario haya puesto en evidencia la mediocridad profesional de las y los periodistas al servicio del capital, así como su rol ideológico en defensa de los grupos de poder político y económico en el Ecuador.
Los medios y sus periodistas se victimizaron, mientras emitían diariamente mensajes desfavorables contra el gobierno de Rafael Correa, a quien lo mostraban como a un tirano, autoritario y despótico. Su ruindad fue tal que hasta su familia fue objeto de insinuaciones maliciosas, mientras en la prensa se reproducían las palabras del psicólogo Miguel Palacios Frugone quien, en un análisis express, sacaba la conclusión de que Correa es un narcisista, con tendencias homosexuales. Carlos Vera, en cambio, manifestaba, con sus poses machistas, que decirle “hijo de puta” a Correa le quedaba corto, porque se trata de un “fascista, cobarde y canalla”.
En 2017, durante las elecciones realizadas en ese año, los principales medios de comunicación privados, sus asalariados y otros financiados por instituciones de los Estados Unidos como la organización dirigida por César Ricaurte, Fundamedios, no dudaron en posicionarse a favor del candidato de la banca para derrotar a lo que ellos denominaron como el correísmo.
Los ataques se centraron contra la figura del vicepresidente y candidato a la reelección a esa dignidad, Jorge Glas, a quien desde ese momento se le atacó como corrupto, a la vez que lanzaban acusaciones de fraude electoral por parte de Correa, lo cual les llevó a azuzar actos violentos e incluso de hacer llamados para incendiar Quito tal como lo exteriorizaron Diego y Michelle Oquendo de Radio Visión, así como Alfonso Pérez Serrano, director del portal
“Ecuador en Vivo”, quien en forma colérica decía que Correa era la “viudita de Fidel y de Chávez” y que había que arrastrarle como a Alfaro y quemarle en el Ejido, calificando al entonces primer mandatario de “mariposón de uñas pintadas”.
En el año 2018 la fiscalía se abstuvo de acusar por incitación a la violencia a este “pacífico” fascista, cuyo defensor, el abogado Ramiro García, calificó la decisión judicial como otro triunfo de la libertad.
El vicepresidente de noticias de Ecuavisa, Alfonso Espinosa de los Monteros, junto al director de CEDATOS, Ángel Polibio Córdoba, el día de las elecciones, sin esperar los resultados oficiales proclamaban a Lasso como nuevo presidente del Ecuador. La realidad era distinta a lo que ellos aspiraban y es ahí cuando empezaron a gritar que hubo fraude.
Andrés López, subido en la tarima junto al candidato a la vicepresidencia de Lasso, Andrés Páez, participaba en un acto incitando a la gente a que se levante para evitar el fraude que, según ellos, se había cometido.
Moreno, finalmente fue proclamado como el nuevo presidente del Ecuador. Desde su discurso de posesión recalcó que su estilo para gobernar sería diferente y que era momento de la unidad nacional, extendiendo la mano a los sectores que habían atacado al presidente Rafael Correa.
El 12 de julio de 2017 Moreno sostuvo una reunión con los representantes de los medios de comunicación privados, entre los que se encontraban Diego Oquendo y Gonzalo Rosero, enemigos declarados de Rafael Correa. A partir de ese momento se inició una relación idílica entre el gobierno, los medios y sus periodistas, que se puso en evidencia con una fotografía publicada por la periodista de Teleamazonas, Janet Hinostroza en su cuenta de Twitter el 5 de octubre de 2017, en la que aparece sonriente en Palacio de Carondelet con el mensaje: “9 años después vuelvo a Palacio de Gobierno, con libertad y tranquilidad a preguntar con confianza”. En Radio Visión, Oquendo lanzaba mensajes de cariño a Moreno, diciéndole que tenía una sonrisa afable. El pacto de amor se había sellado.
El presidente ecuatoriano se reunió el 23 de mayo de 2018 con los representantes de la SIP, organización que representa los intereses de los dueños de la prensa en el continente, puesta al servicio de la CIA. El 20 de febrero de 2019 Moreno firmó la Declaración de Chapultepec que, presentada como un documento en defensa de la libertad de expresión, tiene como propósito defender los intereses de los empresarios de la comunicación para actuar sin ningún control, como es obvio siempre del lado de los grupos de poder político y económico.
Los medios privados y los periodistas asalariados, verdaderos mercenarios de tinta y micrófono, son los que han apoyado a Moreno en cada una de sus decisiones económicas, políticas, así como en la elaboración y transmisión de un discurso manipulador para acusar al anterior mandatario de corrupto y a su gobierno de haber destruido el país.
La alianza entre el gobierno, los medios, los empresarios y la embajada estadounidense se ha puesto de manifiesto en varios momentos como en el respaldo dado a la consulta popular inconstitucional propuesta por Moreno para acabar con la institucionalidad del Estado, celebrada en febrero de 2018, la exaltación de personajes puestos al servicio del gobierno como Julio César Trujillo, elevado a la condición de héroe, así como de la fiscal puesta a dedo por Trujillo, Diana Salazar Méndez, la continuación de la campaña propagandística contra Rafael Correa y el apoyo a la persecución judicial contra él y sus partidarios políticos con el pretexto de combatir la corrupción.
En 2019, frente a la protesta popular llevada adelante en el mes de octubre, los medios se posicionaron a favor de las medidas neoliberales dispuestas por Lenín Moreno, así como de la represión desatada contra los sectores populares. No se debe olvidar a los periodistas de Ecuavisa o Teleamazonas que cortaban la palabra a quienes manifestaban su rechazo al gobierno, mientras dejaban el micrófono libre para que hablen las señoras emperifolladas de la burguesía guayaquileña.
Durante la pandemia, los cuestionamientos hechos al gobierno de Moreno fueron casi inexistentes, pese a la ineptitud manifiesta demostrada en el manejo de la crisis sanitaria. En ese momento la tendencia fue la de exaltar la figura del vicepresidente, Otto Sonnenholzner. Sin embargo, transcurrido algunos meses, al ser el año 2020 en el que las candidaturas para la presidencia del Ecuador se definían, los medios empezaron a realizar algunos cuestionamientos al gobierno, en una demostración hipócrita de distancia con Moreno.
Periodistas de los medios privados de comunicación, así como de portales web como Plan V, Cuatro Pelagatos, Mil Hojas, han expresado su afinidad por Guillermo Lasso, convirtiéndose en propagandistas del banquero, mientras arremeten contra Andrés Arauz, aspirante a la presidencia de la República por parte del movimiento Unión por la Esperanza, lista 1-5, de quien han dicho un sinnúmero de mentiras, como la pretensión que supuestamente tendría de desdolarizar la economía ecuatoriana, tal como lo sostuvo, sin ninguna prueba, la directora de la revista Vistazo, Patricia Estupiñan, en entrevista sostenida en el programa 24 Horas, en Telamazonas, en agosto de 2020.
“Tú has dicho que votas por Lasso”, le dijo el propio banquero a Luis Eduardo Vivanco, director de La Posta, en un programa en el que el periodista queriendo darse vueltas terminó repitiendo una frase del banquero: “¡Ya que chucha!”, para aceptar que efectivamente era un “lassista”. Vivanco ha dicho de Arauz, sin ningún respeto al candidato, que es un llaverito de Correa, mientras ha tratado con total delicadeza a Lasso.
El irrespeto a Andrés Arauz ha sido permanente por parte de los periodistas asalariados. Jorge Ortiz, prepotente y vanidoso, en radio FM Mundo, se burlaba de las propuestas del joven candidato, a la vez que minimizaba su capacidad intelectual, mientras se dirigía en tono amenazante contra Arauz, demostrando su falta de profesionalismo para llevar adelante una entrevista. Jaime Bayly, periodista peruano-estadounidense, contratado por TC televisión con el propósito de denigrar a Correa y Arauz, lanza epítetos y acusaciones maliciosas contra ellos para de esa manera pretender restarle votos al candidato de la Unión por la Esperanza.
En Twitter, Teresa Arboleda de Shotel, presentadora de televisión del canal Ecuavisa, ha expuesto su respaldo al banquero. El caricaturista Bonil no pierde la oportunidad de, mediante sus dibujos, atacar a Arauz y Correa en el periódico El Universo. Carlos Rojas, del programa Políticamente Correcto, transmitido por Ecuavisa, no oculta su posición contraria al ex mandatario y al candidato de UNES, mientras defiende a los sectores empresariales. La directora del Telégrafo, Carla Maldonado, utiliza, sin ningún reparo, el periódico estatal para hacer propaganda en contra de Arauz y Correa, mientras exalta a un gobierno mediocre, inepto y corrupto. Maldonado es una pequeña Goebbels.
Las y los periodistas de los medios privados de comunicación son defensores de un sistema económico y político que ha empobrecido a la mayoría de la población, que ha llevado al desempleo a miles de ecuatorianos, que ha beneficiado a la banca y a los grandes empresarios. Por su condición de asalariados de los dueños de esas empresas mediáticas, deben responder a quienes les pagan, pero también lo hacen desde su postura ideológica en defensa de su estatus y de sus privilegios.
Será necesario que las Facultades de Comunicación Social, de Periodismo hagan una reflexión profunda sobre la formación de sus profesionales, alejados cada vez más de la realidad social que viven las mayorías, convertidos en propagandistas de banqueros y empresarios, carentes de una visión crítica, transformadora, mientras utilizan todo tipo de instrumentos para manipular, mentir y engañar a las personas.