Recordando la frase de Montalvo “Mi pluma lo mató”, hoy se parodia en redes “Mi Twitter lo acabó”, atribuyendo a Correa el logro de la revancha electoral ante la traición.

En la primera década de este siglo América del Sur aparecieron varios gobiernos progresistas: los Kirchner, Lula y Dilma, Mujica, Evo, Chávez, Correa. Por eso se organizó UNASUR y CELAC. Ante esa nueva realidad la pregunta era: ¿qué estaba planificando el imperio y su agencia de inteligencia?

La reacción se inició con golpes de estado blandos con los que ciertos congresos, como los de Paraguay y Honduras, cambiaron sus presidentes progresistas.

Otra estrategia fue ganar las elecciones presidenciales mediante la colaboración de los medios de comunicación, pero con objetivo distinto al cuidado de la imagen del candidato derechista y sus ideas.  Había que desprestigiar al enemigo, perseguirlo, mancillarlo, pero por la vía de los sentimientos negativos de difamación y odio. El primer argumento sería atacar a los líderes, mediante acusaciones, calumnias, maledicencia, con los propios efectos del capitalismo: la corrupción. Destruir al enemigo ya no por la vía de las ideas sino de los sentimientos.

No solo los medios respaldaron lo anterior, sino también los parlamentos, la justicia, las contralorías, las fiscalías, con individuos apropiadamente reclutados por la fascinación del dinero. Así se buscó hostigar, perseguir y hasta encarcelar a esos líderes de izquierda, en todos los países mencionados. Son ingenuos o malintencionados quienes piensen que eran coincidencias.

Estrategia emocional: destruir al enemigo en el campo electoral. Odio a su imagen negativa creada (por eso ganaron los candidatos nuevos localmente, porque al considerarlos sin posibilidades, no fueron masacrados). Así el imperio y su agencia se frotarían las manos ante la nueva situación favorable a sus intereses económicos.

Pero como a los medios se sumaron las redes sociales, no para que la gente piense, sino para que sienta, alimentándose de mentiras, pero también de verdades, y como después de la oscuridad viene la luz, en las redes se hizo presente el líder y el movimiento traicionado, y resucitó éste en la arena política para acabar con los traidores y el oscurantismo de la difamación y la maledicencia y retomar los principios de la revolución ciudadana.

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