Con mucha preocupación veo que ignorantemente hay pronunciamientos pidiendo terminar con la cuarentena, aduciendo que esta medida no sirve y lo que necesitamos es reactivar la economía. La sencilla explicación de Angela Merkel sobre cuál es el plan de Alemania para enfrentar la pandemia, es un ejemplo de liderazgo, claro y transparente; sin duda sus conceptos están fundamentados en un soporte epidemiológico y económico envidiable. Envidiable, no porque en el Ecuador no lo podamos generar, sino porque en nuestros líderes no se evidencia esa capacidad de escuchar, planificar y ejecutar un plan claro y transparente.
Evitar la saturación de los servicios de salud al disminuir el número de contagiados (demanda) y de esta manera ofrecer acceso oportuno de atención médica, para todos los que lo necesiten, porque existe capacidad disponible en la red de servicios(oferta), es la diferencia entre contar casos recuperados y contar muertos.
No he visto un análisis sobre la capacidad de la red de salud incluidas camas de UCI, que en Ecuador no pasaban de 1.600 antes del inicio de la emergencia. Pero camas de UCI es el trazador; una cama operativa significa que existe el número necesario de médicos intensivistas, enfermeras, personal técnico y de apoyo, equipos, instalaciones, medicamentos, dispositivos médicos, EPP y los recursos económicos para que sigan funcionando.
La OMS recomienda que las camas de UCI idealmente deben ser un 10 por ciento de las camas de hospitalización disponibles en el sistema; en Ecuador, de acuerdo al último reporte del INEC (2018), existen 24.459 camas censables y 1.550 camas de UCI, de las cuales cerca de 800 son del sistema público, por lo tanto tenemos un 64 por ciento de la capacidad ideal. Si la oferta está por debajo dela demanda estimada, la ocupación de estas camas seguramente estará sobre el 95 por ciento, es decir saturada.
No basta entonces con incrementar el número de camas de UCI o comprar ventiladores, si no generamos camas operativas; pero lo cierto es que el país nunca estuvo, ni está en capacidad de soportar un crecimiento descontrolado de contagios y a pesar de esto no hemos sido, ¡ni somos lo suficientemente estrictos con las medidas de supresión! Y no es cuestión de indisciplina, es cuestión de cambiar de estrategias y tomar las acciones necesarias para lograr el objetivo y esto por donde se analice es responsabilidad del Estado, la población tendrá que acatar.
El resultado desafortunadamente lo evidenciamos en la tasa de mortalidad, de la cual ni siquiera tenemos datos reales, pero va a resultar complicado o probabilísticamente remoto que esas miles de muertes por sobre el promedio habitual se deban a otras causas diferentes a COVID-19 o tal vez a causas relacionadas con la falta de atención de enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT), las cuales de igual manera responden a una incapacidad del sistema de salud en estos momentos. La gran mayoría de estas personas fallecidas, ni siquiera pudieron llegar a los hospitales.
El objetivo final entonces siempre ha sido retardar el crecimiento exponencial rápido de contagios para que el sistema de salud pueda hacerse cargo de los enfermos y evitemos la mayor cantidad de muertes posibles.
Para esto, las estrategias de cada país son diferentes en función de sus realidades, pero en Ecuador, salir apresuradamente de la cuarentena a una fase de mitigación sin las armas ni una estrategia requeridas y con una red de servicios de salud insuficiente, es sencillamente contar más muertes.
Por otro lado, la tarea para los economistas y expertos financieros es definir un escenario posible de contingencia y de reactivación económica, en función de esta nueva realidad del mundo, en la cual estaremos entrando y saliendo de medidas de supresión con aislamiento general o localizado, hacia etapas de mitigación con distanciamiento social, mientras la población vaya adquiriendo inmunidad de rebaño, se desarrolle una vacuna o se encuentre un tratamiento efectivo y, esto es, un horizonte a no menos de un año.