El gobierno de todos los traidores cierra todos los resquicios políticos. Para ello pacta, privatiza, flexibiliza, nombra a dedo, regala y alcahuetea todo lo que puede. No le niega un sí a nadie que se le ofrezca a ayudarlo en su misión de “descorreizar” el país.
Debajo del paraguas de “descorreizar” cabe todo: desde desmontar el modelo económico hasta perseguir con las fauces babeantes y sedientas de sangre a quienes no se vendieron por la tarrina de lentejas de la que ahora come la colonia de traidores que ocupa buena parte de los ministerios y de los más importantes cargos de la función pública. Debajo de la tarrina, a manera de mantel rastrero, yace la Constitución.
El gobierno de Moreno es una orgía de odios que la disfrutan lascivamente sus funcionarios y socios políticos, la lumpenburguesía de quien el analista económico David Villamar recientemente dijo “no sabe qué más pedir” y la mayor parte de los grandes medios de comunicación. Hay otros activos y pasivos de menor rango en el bacanal distópico: denunciólogos, troll centers, cámaras de producción, gremios (incluso de trabajadores: todos quieren un poco de venganza), ambientalistas a conveniencia, etc.
De proyectos para el desarrollo, nada. De mejorar cuantitativa y cualitativamente la inversión en educación, en salud, en seguridad social, en servicios ciudadanos, en vialidad, nada.
Por su parte los grandes medios de comunicación hacen lo suyo, que no es poco. Su trabajo es, básicamente, mentir. Mentir en el sentido más amplio del término: recortar verdades, alterarlas, exagerarlas, ocultarlas, descontextualizarlas, investigar selectivamente, hacer framing contrario al correísmo o favorable al gobierno y a sus compañeros de orgía, etc. con el código deontológico de la profesión reducido a papel de servicio.
Así es como, por ejemplo, en días anteriores, mientras se discutían reformas legales que implican un retroceso en derechos de los trabajadores, empezaron a circular por los sets de televisión personajes afines al gobierno diciendo que el 35% de la fuerza de trabajo son jóvenes que no quieren estabilidad laboral, que lo más importante no es la remuneración ni los derechos del trabajador sino el salario emocional y que la referida estabilidad laboral promueve el estancamiento de la sociedad.
Valiosos minutos al aire que luego se transforman en tuits y cápsulas audiovisuales para procurar un framing favorable a las reformas ordenadas por el Fondo Monetario Internacional, amito patrón querido del equipo económico del gobierno de Moreno.
¿Fueron convocadas a los mismos sets de televisión voces opuestas a tamaño atraco legal? ¿Algún gran medio de comunicación ha abierto un programa o foro para discutir un tema de tan alta importancia? ¿Ha tomado partido por los trabajadores algún periodista de aquellos que no se ruborizan en tomar partido a favor del gobierno?
El blindaje a Moreno y a todo lo que huela a anticorreísmo es absoluto. Es la orgía del odio.
La ciudadanía, adormecida porque a diferencia de otros momentos de crisis institucional y económica, no pasa hambre, espera. La ciudadanía, adormecida porque los titulares de los grandes medios de comunicación la distraen y le inoculan odio, espera. Espera y consume. Gol de la prensa.
Esa misma ciudadanía, sin embargo, no le cree a Moreno. Cifras de varias encuestadoras serias demuestran que más del 75% de la población evalúa que la gestión del gobierno de Moreno es negativa y además no le creen al presidente. Gol de la verdad.
Así va el partido. La prensa cínica, mercenaria y demagógica tiene logros importantes en su misión de blindar al gobierno de Moreno. La ciudadanía, desde la connatural necesidad de conocimiento, procura otras fuentes y descubre de qué está hecho el traidor. Esas otras fuentes brotan en el mundo online.
En la obra Credibilidad de medios y periodistas en Ecuador, Iván Rodrigo-Mendizábal muestra cifras estadísticas alentadoras: la credibilidad del periodismo online había crecido del 1% al 42% entre 2009 y 2015. Me animo a elucubrar que el índice ha superado ya largamente el 50% y no debe estar muy lejano de los ratios de los medios tradicionales.
La orgía del odio blindada por los grandes medios y sus cajas de resonancia se enfrenta a la ciudadanía y el periodismo independiente. El partido se juega en cada titular, en cada tuit, en cada grupo de whatsapp. Estas líneas que usted ahora termina de leer son un triunfo, un pequeño triunfo suyo y mío.
De muchos pequeños triunfos se construyen las grandes victorias.