Por José Miguel Sánchez Giraldo

Se cumplen 32 años (9 de marzo de 1990), de la firma del Acuerdo de Paz entre el M-19 y el Estado de Colombia, con la consecuente dejación de armas por parte de la organización insurgente que abrió paso a un proceso audaz que clausuró la anacrónica Constitución de 1886 y proclamó la Constitución de 1991.

La prensa institucional y los grandes medios de información, como parte de una estrategia electoral guardan silencio al respecto y prefieren azuzar al electorado con el pasado militante de Gustavo Petro o el linaje familiar de María José Pizarro con su padre fundador del M-19, sin reconocer que Carlos fue el hacedor del proceso paz, un acuerdo que partió en dos la historia de Colombia.

Bajitos de memoria, los agentes de la misma prensa, suelen olvidar que Carlos Pizarro, entonces candidato presidencial, fue asesinado en un avión comercial que cubría la ruta Bogotá y Barranquilla, 40 días después de la firma de paz. Con ello truncaron la posibilidad cierta de que fuera electo como el presidente que inaugurara una era de paz para el país. La dirección de la policía política del régimen (DAS), resultó incursa en el magnicidio; este crimen de Estado continúa en la impunidad.

Carlos propuso, tanto en la antesala del acuerdo de paz como en su programa de gobierno, un Pacto social con base en tres rectificaciones; estas fueron sus palabras el 3 de abril de 1989 en el marco de la instalación de la Mesa de reconciliación nacional:

Llegó la hora de las grandes rectificaciones que nos conduzcan a afrontar con seriedad, realismo y profundidad la crisis colombiana (…). Rectificar el curso del país y proyectar su desarrollo integral implica entregar al pueblo la absoluta soberanía sobre su presente y su porvenir. (…) dilucidar en un gran debate nacional las tres grandes rectificaciones y los perfiles de los tres grandes temas de su historia actual:

1. Una Nueva Constitución que exprese en sus contenidos, sus formas y sus procedimientos, un auténtico TRATADO DE PAZ.

2. El diseño de un Plan de Desarrollo Económico y Social concertado a nivel regional y nacional que se erija en la Carta de Navegación que guíe nuestro avance con optimismo y perseverancia hacia la prosperidad con justicia.

3. La formulación nacional de una filosofía de convivencia, unidad nacional y soberanía, que oriente la definición de una política única para las armas de la república, que induzca un manejo democrático del orden público y restablezca el imperio de la justicia.

Solo en un marco de garantías reales a los Derechos Ciudadanos superaremos el ciclo recurrente de la violencia política y social que es nuestro pasado y amenaza ser nuestro futuro. La conclusión de este debate es un pacto social que debe ser legitimado plenamente en Plebiscito a realizarse en marzo de 1990.

Este proceso por sí mismo animará la Democracia colombiana haciéndola más sabia, seria y participativa. Pero las urgencias de la nación exigen hechos inmediatos que amplíen el clima nacional de distensión y preserven la vida, entreguen garantías a la participación y conjuren los vicios del sistema electoral; hechos que aborden enérgicamente los requerimientos insoslayables de la actual pobreza y las expectativas de progreso de todos los sectores de la nación…

32 años después, la construcción de un país a la altura de nuestros sueños está al alcance de nuestras manos.

Este 13 de marzo el Pacto Histórico espera recibir por parte del constituyente primario su voto, para de nuevo, transformar la historia de Colombia.

A Cámara y senado voto Pacto
En la consulta de Pacto Histórico Voto Petro

¡Palabra que sí!

Tomado de AlPoniente

Por RK