1.- Él dirá que porque Lenín Moreno se lo pidió. Esta no cuenta, pero para guardar las formas y lealtad a su progenitor político habrá que repetirla, como estribillo de canción de moda, y hasta que la muerte -política del “primer mandatario”- los separe.

2.- Porque ya le llegó la hora de superar a quien le habría revelado (sin ninguna prueba) su faceta de líder y de estadista, pero en realidad fue quien le entregó el dulce y meloso poder que ostenta a pesar de no haber obtenido un solo voto en ninguna parte (bueno, solo en AER).

3.- Ya no quiere tener control solo sobre una parte del gabinete (donde ha puesto a sus amigos a pesar de los Ruptura). Al fin se dio cuenta de que hay ministros de Lenín que no sirven para nada y le crean problemas con su agenda vicepresidencial.

4.- Hay una razón más tierna y sublime: su equipo asesor (político) le ha demostrado que tiene virtudes y talento para instalarse en la tarima (claro, para eso les paga, sino por qué razón estarían ahí y no en la oficina de Lenín Moreno). Y cada salida a “territorio” miden el entusiasmo que el conecte con la pipol.

5.- Si en las encuestas su credibilidad supera a la de Lenín en más del 20 % es justo y necesario dar continuidad al proyecto del FMI, Donald Trump y el sistema financiero internacional y criollo (aunque de eso no se alegre del todo Guillermo Lasso, gran amigo del suegro de Otto).

6.- Obviamente hay un espacio para él en el espectro oligárquico guayaquileño que ya no cuadra con Lasso ni con Nebot, donde además hay muchos negocios en disputa y que las nuevas generaciones (¿millennials?) quisieran disfrutar porque sus “papis” ya hicieron historia y no cuadran con los nuevos tiempos. (Esto hasta Dalo entiende y por eso no sale en las fotos con su papi cuando se trata de negocios)

7.- Ya que hablamos del “bloque oligárquico de la Costa”, los consejos de Janeth Hinostroza, Carlos Vera y los amigos suyos de Ecuavisa (no todos porque los más viejos están con Lasso) le han dicho que si no es en esta elección en la próxima tiene un gran capital fundado como para trastocar y darle un giro histórico a la representación de Pelucolandia.

8.- Como habla alemán y sus raíces germánicas le dan mucho aire de capacidad y tenacidad, los viajes a Berlín (todos en el avión del que dijeron que era un robo y que lo iban a vender de inmediato), Otto ahora piensa en los grandes negocios que puede emprender para sus amigos y parientes desde la Vicepresidencia y desde la candidatura (porque seguramente no gana, pero ya tendrá su nombre en mayúsculas en la tarjeta dorada de la Cámara de Comercio Ecuatoriana Alemana). 

9.- Hablando de medios, queda claro que para los Oquendo, Atalayas, Roseros, Pérez Barriga, Martínez Merchán, y otros cuantos más, es la figura ideal para colocar en Carondelet a quien les garantiza los negocios (bajo el manto de libertad de expresión) es uno de los suyos (bajo el mismo formato de Mauricio Macri y Sebastián Piñera, aunque las diferencias son muchas y disímiles).

10.- Finalmente, porque a Otto su papi le encomendó desde chiquito llegar bien lejos y un mandato alemán, con sustento y levadura guayaca, se cumple o se cumple, Otto no tiene más que quedar bien con sus ancestros.

Por Editor