Por estos días, asistimos a una práctica del pasado que parecía estar ya erradicada en Ecuador: que las sentencias se dicten desde los micrófonos de una radio, desde los titulares de los periódicos o desde las pantallas de televisión (y actualmente desde los 280 caracteres de cualquier cuenta de Twitter).
Lo hemos visto a propósito de la denominada –de forma rimbombante- investigación periodística “Receta de Arroz Verde”, publicada por dos portales digitales, La Fuente y Mil Hojas (sitios web cuya parcialidad y financiamiento mismo están en entredicho).
La “investigación” de marras titulada “Odebrecht y otras multinacionales pusieron presidente en Ecuador” se sustenta en supuestos correos electrónicos y documentos (de origen no especificado) en la que se llega a la conclusión de que la campaña del binomio Rafael Correa-Jorge Glas, en 2013, fue financiada bajo un mecanismo de facturas cruzadas.
Dos hechos llaman la atención en este caso: la inusual rapidez y coordinación con la que actuó la Fiscalía General del Estado, a cargo de la fiscal 10/20, Diana Salazar; y el tratamiento que le han dado los medios, que es sobre lo que quiero reflexionar.
El caso “Receta de Arroz Verde” llegó oportunamente a alimentar el sesgo de confirmación del cual adolece la mayoría de medios y periodistas en Ecuador justo en momentos en el que otro caso (con escasa y casi nula cobertura o atención de la prensa) INA Papers tiene en la cuerda floja al gobierno de Lenín Moreno.
De hecho, una comparación del tratamiento dado por la prensa a ambos casos evidencia las animadversiones y simpatías (o compromisos) de la prensa dominante en el país.
Tomo como muestra los titulares de tres medios impresos: “Primeros detenidos por los aportes de Odebrecht a la campaña de PAIS” (Expreso, domingo 5 de mayo de 2019). “Odebrecht sazonó el arroz verde flex” (Diario La Hora, 5/05/2019). “Investigan los fondos de campaña de Correa” (El Telégrafo, 5/05/2019).
“Allanamientos y cárcel por financiación de AP” (El Universo, lunes 6 de mayo); “Siete allanamientos propagan las sospechas por aportes a PAIS” (Expreso, 6/05/2019); “Prisión preventiva por una “receta” de corrupción” (La Hora, 6/05/2019).
“La detención de Pamela Martínez, exasesora de Rafael Correa, habría confirmado la denuncia realizada por el portal Mil Hojas sobre los aportes a la campaña de la RC entre 2013 y 2014” (Ecuavisa, noticiero vespertino, 6/05/2019). “Hoy estas compañías aparecen todas juntas en una lista de empresas que habrían engordado las arcas de Alianza PAIS con miras a las elecciones seccionales de 2014. Se usaron códigos para pasar desapercibidos” (Teleamazonas, noticiero vespertino, 6/05/2019). Odebrecht, sus manos a las campañas del correísmo (Vistazo); “Una bomba estalla en el correísmo” (Políticamente Correcto).
Como se ve, los titulares, los enunciados y hasta los títulos de programas llevan de manera explícita una carga valorativa que sesga la información con la clara intención de sentenciar (aun cuando la investigación de la Fiscalía recién empieza). Incluso un redactor de diario Expreso llegó a escribir que “tras conocerse las detenciones de las dos funcionarias que trabajaron en la Presidencia de Rafael Correa, el exmandatario trató de desvirtuar en redes sociales el tema”. ¡Sentenciado! Correa no tiene derecho ni de defenderse.
A diferencia de esto, la prensa ha mantenido un silencio espeluznante, cómplice y condescendiente en el caso INA Papers en el cual existen quizá pruebas más sólidas y evidencias de una serie de irregularidades no solo por el tema de las cuentas off shore de la familia del presidente Moreno sino correos electrónicos y chats en los que se desnuda la estrategia de persecución contra Correa y sus colaboradores de la que forman parte, oh sorpresa, medios, periodistas y hasta gremios de radiodifusores.
Asistimos, como decía al inicio de este artículo, a la vieja práctica en la que la prensa actúa como fiscales, jueces y verdugos “sustentados” en recetas de arroz verde que más parecen recetas de arroz con mango, una expresión que se usa en Guayaquil para referirse a una mezcla de ingredientes que resulta en un plato finalmente indigerible.
La intención de esta pseudo revelación periodística, que fue replicada y ampliada casi sin beneficio de inventario por los medios alineados al Gobierno (es decir, casi todos, salvo honrosas excepciones) parece apuntar directamente a bajarse o anular políticamente a Rafael Correa justo en momentos en que, tras las elecciones del 24 de marzo, había salido fortalecido junto con la agrupación política (Compromiso Social) que mantiene vivo el llamado, despectivamente, correísmo.
La intencionalidad se nota por la persistencia de la asociación de ideas: campaña presidencial Correa-Glas, financiamiento de Odebrecht. Ya más allá de los enunciados y los titulares, ahora les toca demostrar lo que afirman en su publicación, pero el tema se va bifurcando en otros vericuetos y detalles que distraen de la tremenda acusación que lanzaron.
No me corresponde a mí declarar culpables o inocentes, pero sí hacer notar el sesgo con el que la prensa aborda ciertos temas y cómo oculta otros, según sus afectos, desafectos o intereses. Me gustaría decir que es la justicia la que debe actuar, pero tras la “reinstitucionalización” ejecutada por el morenismo, es poca la expectativa que tengo sobre una actuación imparcial.
La fe en una prensa profesional la perdí hace ya mucho tiempo conociendo las interioridades de la dinámica de los medios privados en nuestro país. Justo por estos días, esos “adalides” de la libertad de expresión, de la independencia, que se presentan como distantes y críticos con el poder se están sacando los cueros al sol entre ellos.
El portal 4 Pelagatos publicó un artículo en el que cuestionaba amargamente la ética, el profesionalismo y la independencia de Janeth Hinostroza, presentadora de un espacio de entrevistas en Teleamazonas, quien viajó a El Chad, África, para entrevistar a María Fernanda Espinosa, presidenta de la Asamblea anual de la ONU. Los pelagatos, que no son precisamente un referente de buen periodismo ni de ética, acusaron a Hinostroza, palabras más, palabras menos, de mezclar sus actividades empresariales con el periodismo y de tener una relación contractual con la excanciller.
En tanto, Hinostroza encaró a José Hernández en Twitter y le planteó sobre el financiamiento del portal 4 Pelagatos y a qué intereses responden.
Este es el periodismo que quiere convertirse en referente moral para juzgar a otros. Dios nos libre.