Por Silvia Vera Viteri
La Revolución Ciudadana ha hecho una muy buena campaña electoral con dos candidatos de primera clase, lo enfatizo porque ya salieron quienes sin elementos para el análisis pero con muchas superficialidades pretenden desde simples opiniones hacer responsable directo a este movimiento por los últimos resultados electorales. De mi parte, intento premisas de contexto para la reflexión al respecto:
- Al decir de Juan Carlos Monedero, hoy una extrema derecha se está comiendo a las derechas. Es obvio que el propósito es enfrentar a las izquierdas desde el neofascismo que la define en esencia. En una especie de simbiosis, en Ecuador esta ultraderecha se ha favorecido con la vergonzosa apertura gubernamental al narcotráfico sin la más elemental contemplación de las letales consecuencias. Corresponde con permitir a este la inserción y el camuflaje entre las élites económicas a las que esta ultraderecha pertenece.
2.Esta alianza que representa a una tendencia no tiene miramientos democráticos de ningún orden. Ha demostrado, además, su total disposición a lo que sea necesario para frenar a la Revolución Ciudadana. Se incluye magnicidio y temerarias y cínicas acusaciones.
3.Gran parte del electorado del ganador pertenece a quienes están convencidos de la realización personal ubicada fuera del alcance del Estado, como el único modo de vida, son los: ‘el pobre es pobre porque quiere’, ‘los vagos esperan que el Estado les regale todo’. Tras una absoluta divagación de lo que significa la organización social bajo el Estado, de las conquistas históricamente obtenidas, se identifica con los intereses empresariales a los que paga tributo y rinde pleitesía a través del voto. Desprovistos de cualquier elemental solidaridad de clase, inundados de caridad asistencialista, están dispuestos a mirarse eternamente en el espejo paradigmático de una clase que los desprecia y utiliza.
4.A estos factores es necesario adicionar la desidia de las izquierdas y la posición errática y parcelaria del movimiento indígena. Es indudable que al interior de este movimiento hay distintas y hasta contradictorias posiciones y versiones, sin embargo, ninguna de ellas reconoce a la izquierda progresista como su aliado natural, la única capaz de haber llegado y de llegar al poder. Enrevesados dentro lógicas ajenas se encuentran incapacitados para reconocer a la oligarquía patronal que los trata como serviles huasicamas; o, ensimismados en distorsionadas proyecciones electorales desde sus parcelarias reivindicaciones sin proyecto de país, han contribuido con la pérdida de la izquierda en las últimas contiendas electorales.
Personalmente felicito a la Revolución Ciudadana por una campaña honesta, valiente, inteligente y emotiva. A Luisa González y a Andrés Arauz por asumir este reto y llevarlo a cabo con conciencia y convicción. Así que los ataques al esfuerzo y a la bandera de la RC muchos de los cuales parten de resentimientos personales, infantilismos y de total desconocimiento de la política pueden por ahora guardarlos bajo la almohada.