Por Luis Varese

Querido Thiago, la primera vez que nos vimos fue en casa de Neiva Moreira en Barranco, en Lima. Estabas con Mario Benedetti y César Calvo. Tú y Benedetti exiliados en Perú. Era el tiempo del general Velasco y habíais salido del Chile de Pinochet. Luego haríamos un gran almuerzo en casa de mi madre y padre con Darcy Ribeyro, el propio Benedetti, César Calvo, Arturo Corcuera y varios otros poetas y exiliados.

Tuviste un pre infarto y quedaste un tiempo en mi casa. Así nació nuestra amistad, así nació tu decisión de traducir y publicar juntos, en Manaos,Las Telarañas de Dios”, mi primer poemario.

Hoy es madrugada del domingo y en Quito aún no sale el sol. Decidiste cruzar el Gran Río, apenas hace tres días. Tu ausencia se siente en toda la casa. El pan de la Palabra que leeremos en la mesa serán Los Estatutos del Hombre, recitado por ti y que me envió la Hermana Rosita. ¿La recuerdas?

Escogí el Artículo 5 de Los Estatutos del Hombre para encabezar este texto, pues la mentira se ha instalado en la política del neoliberalismo y es su único sustento.

Tu país lo gobierna el peor enemigo de la Amazonía, que tanto te ha hecho sufrir destruyendo hectáreas por miles, promoviendo la persecución de los pueblos y nacionalidades ancestrales cuidadores del Bosque. Tu batalla en defensa del río y los árboles, será para siempre la bandera de lucha de hombres y mujeres de bien. Desde tu lejana y cercana Barreirrinha, donde instalaste tu casa y tu hamaca en el corazón del Amazonas, seguirán saliendo tus palabras y tu poesía será ese mismo estandarte, enarbolado por las manos del muchachas y muchachos cantando ...es oscuro, pero canto, porque la mañana va a llegar…”

Te decía que la mentira se ha instalado, porque incluso está preso Julian Assange, por decir la verdad. Preso y condenado a muerte por la política Imperial que tanto combatiste, desde tus primeros años, contra la dictadura de Brasil, luego contra Pinochet, y posteriormente contra las dictaduras sucesivas que poblaron Nuestramérica, incluyendo la de Somoza. En los años 80, tu coraje y tu pluma estuvieron al servicio del FSLN. Hoy descubrirías una Nicaragua diferente a la que conociste y muy distinta a la que pinta la prensa Imperial. Justa, solidaria, cristiana, llena de alegría. Como deben ser nuestro países.

Thiago, la verdad aún no se ha sentado a la mesa, ni mucho menos ha pasado a ser servida como postre, pero vamos avanzando, México, Honduras, Nicaragua, Venezuela, Perú, Chile, Bolivia, tu amadísima Cuba. Vamos avanzando en una guerra desigual, asimétrica la llaman,  y solo con la fuerza del Pueblo organizado, ganado calle por calle, voto por voto.

 Ya verás cómo Lula da la gran batalla en tu Brasil querido y Petro en Colombia deberá enfrentar a ese narco Estado protegido por 8 bases  militares yanquis.

Querido Thiago, pensé compartir estas líneas con los más jóvenes, con quienes aún no han visto el sol de libertad como una conquista y con quienes lucharon para que ello ocurra.

Te cuento que en el Perú se va caminando y la esperanza de la unidad está abierta. El Profesor Pedro Castillo es una realidad que debe unir a la gente de bien, a los militares patriotas, a los empresarios que aman a su país y sobre todo a los y las pobres del campo y la ciudad. A los jóvenes que quieren un futuro de dignidad y soberanía, a ellas y ellos debe unir y se camina en ese sentido. Deberá asumir compromisos muy prácticos y concretos que permitan amanecer con un pan cotidiano en la mesa y un salario digno al final del mes. Deberá crear las condiciones para una Asamblea Constituyente y devolver el gas para beneficio de los peruanos. Deberá hacer una segunda Reforma Agraria y derrotar a la lumpenoligarquía que nos gobernó durante más de 30 años. Es decir sus tareas, querido Thiago son muchísimas y difíciles, pero hay madera para ello y el pueblo peruano así lo quiere.

Mucha palabra por decir y poesía por volver a leer en Ecuador. Tus queridos amigos, Jorge Enrique Adoum y Oswaldo esGuayasamin, con quien estarás compartiendo en el espacio de los poetas y músicos, deben sufrir mucho, con ver su país vendido al mejor  postor y sus bienes depredados, y trasladado el fruto de las ganancias a los paraísos fiscales. Otra vez la unidad del campo popular es la gran ausente. Como sabes bien, las vanidades y los deseos personales priman por encima de los intereses de la Patria Grande y de la Patria Pequeña. Me gusta decir de la Matria y de la Patria. Pero vamos con optimismo jugando cartas democráticas fuertes en busca de avanzar a un gobierno que el país ya experimentó con la Revolución Ciudadana y que debe reconstruirse en base a principios que recoge su propia Constitución de Montecristi. Contamos contigo y con Jorge Enrique y con Guayasamín,  para que continúen alumbrando con el faro de la Poesía y el arte, que tanta falta nos hace. Contamos con Eduardo Galeano, con Roque Dalton, con los poetas y los músicos que te acompañan. Contamos con Vicente Feliú que acaba de partir, cantando la Bayamesa en su Cuba amada.

Necesitamos los milagros cotidianos del fuego de la palabra, como tú lo llamas. Necesitamos conocer cada esfuerzo tuyo en defensa de la Amazonía ya que esta Cuenca Amazónica es la que nos da vida y nos une. Necesitamos aprender contigo que los ríos no nos separan, sino que al otro lado, en la otra orilla está la hermana, el hermano que sabe cuidar del bosque y que nos tiende la mano para construir la Patria Grande.

Thiago, tú que has sabido combatir por la unidad de Nuestramérica y nos dejas la Poesía “…que serve a beleza da vida e fundamenta o triunfo do amor.”

Lo bueno querido amigo es que no te has ido, que te tenemos en tu ejemplo y tu lucha por Nuestramérica y por la Amazonía. Lo bueno es que tu manera de despedirte ha sido dejándonos tanto por aprender de tus textos maravillosos. Tu salida discreta del escenario, con tu traje blanco tu sonrisa cargada de amor y ternura, dos palabras siempre presentes en tu boca de caboclo, se mezclan en mi recuerdo con tantas horas pasadas juntos y tanta fuerza recibida de trabajar no solamente la poesía, sino textos por los refugiados y las refugiadas, textos contra el Mal, contra el Imperio. La palabra, siempre la palabra como la espada que nos convoca en defensa de la Verdad.

“Queda decretado/que ahora vale la vida,/que ahora vale la verdad,/que de manos dadas/trabajaremos todos/por la vida verdadera.” (Op.cit)

Los convoco a leer los Estatutos del Hombre y los textos de Thiago de Mello, este guerrero de la Amazonía, que cruzó el gran Río, pero que nos deja tremendas tareas por hacer, guiados por su Poesía, que es el fuego de los dioses. El fuego de la Palabra.

Por Editor