Por Pedro Pierre

El asesinato de la Sra. María Belén Bernal Otavalo muestra el grado de perversión al que hemos llegado en el actual gobierno, sobre todo cuando ocurre en el edificio de la formación nacional de la policía, con la complicidad de máximas autoridades policiales. Por eso se habla de “crimen de Estado” y de “Estado fallido”. El sistema neoliberal imperante utiliza todos los medios para eliminar a quienes proponen la sustitución de dicho modelo que sean las organizaciones gremiales o las de mujeres. En esta tarea los pobres organizados tienen que ser los protagonistas mayores con la ayuda de quienes aportamos nuestros talentos y capacidades para lograrlo. ¡Si los pobres organizados no saldremos nunca adelante!

CRÍMENES DE ESTADO Y ESTADO FALLIDO
Tales son, lastimosamente, los calificativos de los títulos de la prensa internacional sobre el Ecuador. La cadena televisiva norteamericana CNN, especializada en las mentiras, se mofa del presidente Lasso, invitándolo a ‘poner orden en casa antes de pedir ayuda internacional’. Estos medios internacionales denuncian los depósitos fiscales de nuestras mayores autoridades nacionales mientras tanto en nuestro país no pasa nada, más bien van tapando tales noticias o se hacen de la vista gorda. En 5 años hemos retrocedido a 30 años atrás: somos campeones en el aumento de la pobreza, el desempleo, la violencia callejera, la corrupción, el saqueo del país con la colaboración eficaces de las mal llamadas élites nacionales que se hacen cómplices indolentes del neoliberalismo internacional que arrasa con nuestro país.
Ya van a ser 2 semanas que Ecuador es noticia nacional e internacional por el asesinato en manos de un teniente policial responsable de la mayor Escuela de Formación de la Policía del país, asesino de su misma esposa con la complicidad de los demás oficiales y cadetes. Recién se ha encontrado el cadáver mutilado de María Belén Bernal, mientras él está prófugo gracias a la ausencia de pronunciamiento de las autoridades judiciales. En Guayaquil se asesina diariamente, al modo sicariato, fiscales, jueces y gentes de a pie involucradas en el tráfico de droga, mientras tanto se denuncia a 3 policías de Quevedo entrando armas y municiones en la cárcel para entregarlas a los delincuentes presos.
Hoy, 28 de septiembre, se cumple un año del asesinato de un centenar de presos en la Penitencería del Litoral de Guayaquil con la complicidad de la policía. Al nivel nacional, en un año llegan a 500 los presos asesinados en las cárceles del país: ¡Otro récord Guinness al nivel internacional! Los familiares de este centenar de presos, en un sentido acto religioso, recordaban el funeste aniversario en el cementerio del suburbio donde están enterrados, porque eran sus hijos y sus nietos, sus compañeros o esposos, sus hermanos… todos jóvenes cruzando los 20 años. “Si algún día visitas mi tumba, no llores: Imagina que estoy durmiendo y que te visitaré con el alma. Te abrazaré con el viento, te besaré con la lluvia, cantaré para ti en silencio. Nunca pienses que me he ido.”
¡Cómo nos recordar otros crímenes de Estado en manos de la policía como el de la maestra Consuelo Benavides, socióloga y defensora de los derechos humanos, en 1985, y el de los hermanos Restrepo Pedro y Carlos en 1988, cuyos cadáveres siguen desaparecidos desde los años mortales del socialcristiano León Febrés Cordero!
Claro, para disculparse, echan la culpa para tapar sus propios crímenes, como es de moda desde 5 años, al gobierno de la Revolución Ciudadana que habría generalizado el negocio de la droga. Desde 5 años este mismo sistema neoliberal necesita, para mantenerse y fortalecerse, que la droga se reparta por todas partes, en particular en los colegios, para destruir a los jóvenes y hacer que se maten entre sí, gracias a la corrupción de la policía. Desde 5 años se lamenta la muerte de jóvenes, se decomisa toneladas de drogas, pero siguen tranquilos los grandes proveedores de frogas y los traficantes nacionales que son partes de la misma mal llamada élite nacional. Desde 5 años se desbarata, primero con el ex presidente Moreno, el Estado nacional para, ahora, saquear sus recursos y esconderlos en paraísos fiscales. Por eso, desde 5 años, los hospitales están sin medicamentos ni aparatos especializados ni suficiente médicos; las escuelas, colegios y universidades están sin presupuesto ni el personal necesario; hasta se quiere desaparecer las Institutos superiores de investigación y las becas estudiantiles para que los pobres no puedan demostrar que son tan inteligentes y valiosos como los hijos de los ricos… siguiendo echando maliciosamente la culpa a Rafael Correa que llenó el país de centros de educación y de salud, y de carreteras de primer orden… Eso se llama un ‘Estado fallido’, vergüenza internacional cuando, hace 5 años, éramos reconocidos como un país pujante, orgullosos de ser ecuatorianos, felices de ver regresar a los migrantes. Hoy los ecuatorianos vuelven a salir en masa del país: ¡Faltan pasaportes!… porque el desempleo llega al 70% ¡Campeones, nuevamente!
En este país desierto de esperanza y de posibilidades, son pocos los colectivos que luchan para derribar este sistema de inequidad y de muerte. Están los Indígenas, con la CONAIE (Confederación de la Nacionalidades Indígenas del Ecuador) que se busca desprestigiar de mil maneras tanto en el gobierno como en los grandes medios de comunicación. Están los grupos de mujeres que, a imagen de Elizabet Otavalo, madre de la asesinada Ana Belén Bernal, alzan la voz y el puño para que no muera “ni una más” y que se respete sus derechos. Están los grupos de Derechos Humanos que necesitan de los organismos internacionales para que se repercute su voz y la verdad de sus denuncias. Están los grupos de solidaridad que dan de su tiempo, de su vida y de su dinero para que haya más compartir y fraternidad en nuestro bello país. Estamos también todas y todos los que buscamos aportar nuestro granito de arena para reconstruir un país en la dignidad y la equidad, donde se pueda vivir y convivir más armoniosamente, participar y crear conciencia, donde los niños y los adolescentes puedan reír y sonreír frente un futuro esperanzado. ¡Entonces se habrá enterrado el hambre y la desesperanza, hijas las dos de la avaricia!
Es más que tiempo reconocer el protagonismo de los pobres para redireccionar la política en nuestro país-

“SÓLO HAY DOS ABSOLUTOS: DIOS Y LOS POBRES”
La expresión es de monseñor Pedro Casaldáliga, de Brasil. Es el legado que conservo de mi gran amigo Alfredo que acaba de fallecer la semana pasada. Los creyentes tenemos que caminar una mano con Dios y la otra con los pobres, porque los dos, Dios y los pobres, van siempre juntos. Eso es el testimonio de Jesús de Nazaret, de las primeras Comunidades cristianas, los innumerables mártires latinoamericanos y de las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs). Es también el hilo conductor de toda la Biblia: Dios es el Dios de todos, pero más prioritariamente el Dios de los pobres. Su proyecto de una Humanidad reconciliada parte de los pobres, encargados por él de hacer realidad su Reino. Eso fue la misión de Jesús: por una parte, revelarnos a un Dios amigo, compañero, padre y madre, y por otra, hacer realidad su Reino con los pobres y con los que se solidarizan con ellos.
Hoy esa es la gran tarea de las Iglesias: Hacer acontecer el Reino de Dios a partir de los pobres. Si hay una gran crisis en nuestra Iglesia es porque un gran número de católicos, la gran mayoría de los sacerdotes y obispos se han olvidado de esta su misión. Las grandes intuiciones del Concilio Vaticano 2° no han sido aplicadas debidamente. El papa Juan 23, al convocarlo en 1961, marcaba el camino a seguir: “La Iglesia es y debe ser la Iglesia de todos, pero más especialmente la Iglesia de los Pobres”. En eso insistía el cardenal Carlos Martini: “Los pobres son el gran tema del Concilio”. Por esa misma razón los obispos de América Latina sellaron el final del Concilio con el Pacto de las Catacumbas: Se comprometían a vivir pobremente y a trabajar por la liberación de los pobres.
Actualmente es la gran opción del papa Francisco, tal como lo dijo el primer día de su elección como papa: “Quiero una Iglesia pobre para los pobres”. Se dio cuenta el papa Francisco que el Concilio no se había aplicado con suficiente realidad en la Iglesia católica. Por esta razón lanzó la propuesta de empeñarse todas y todos en todos los niveles para ser una Iglesia sinodal, es decir dedicada a la construcción del Reino de Dios mediante un renovado ardor por parte de todos los bautizados. Los sacerdotes y los obispos tienen que dejar de un lado el clericalismo, o sea, el acaparamiento de todos poderes en la Iglesia, y el patriarcalismo, o sea, todo el poder sólo en manos de los varones. Es la conversión exigida en esto tiempos dónde los escándalos de pedofilia se han multiplicado, las iglesias se están vaciando, las nuevas generaciones se desinteresan de la fe cristiana y los pobres son abandonados a su suerte.
Pero el papa Francisco va más lejos: No limita la sinodalidad a la Iglesia. “Una Iglesia sinodal es como un emblema levantado entre las naciones para el redescubrimiento de la dignidad inviolable de los pueblos y de la función de servicio de la autoridad podrán ayudar a la sociedad civil a edificarse en la justicia y la fraternidad, generando un mundo más bello y más digno del hombre para las generaciones que vendrán después de nosotros.” El papa no deja de condenar el sistema neoliberal que “nos mata” por poner en primer lugar la acumulación ilimitada de la riqueza en manos de unos pocos “ricos que se hacen más ricos a costa de los pobres que se hacen más pobres”. El actual fracaso del Ecuador está en el olvido y el empobrecimiento creciente de los pobres. Mientras no valoraremos a los pobres, mientras no descubriremos que tienen que ser los protagonistas, junto a otros, de un cambio de sistema, seguiremos la inequidad, el desempleo, la plaga de las drogas, la violencia, las injusticias y un sinfín de perversidades que nos hunden cada vez más en la desgracia, el odio y el enfrentamiento.
Este sistema neoliberal es de un puño de ricos que lo mantienen a toda costa para su exclusivo beneficio gracias al apoyo de los medios de comunicación manipuladores, la complicidad de las Iglesias y el consentimiento de la mayoría de los ciudadanos que permiten lo que está pasando en nuestro país. Los únicos que promueven un sistema alternativo son las pobres organizados, en particular los Indígenas de la CONAIE (Confederación de las Nacionalidad de los Indígenas del Ecuador), las mujeres condenadas a la marginación y al asesinato, los Comités de Derechos Humanos, los trabajadores sindicalizados, los grupos de orientaciones sexuales particulares, las Asociaciones estudiantiles, los Negros secularmente marginados…
Es imposible un Ecuador diferente que empeora cada día sin el protagonismo de los pobres organizados. Los cristianos debemos ser los primeros impulsores de las iniciativas y alternativas económicas, políticas y ecológicas de las citadas organizaciones populares para que no quedemos como traidores al proyecto del Reino inaugurado por Jesús de Nazaret. El corazón del Evangelio está en la Bienaventuranzas: “¡Felices los pobres!”, nos dice san Mateo y “¡Felices los que tienen el espíritu de los pobres… porque de ellos es el Reino de Dios!”. Eso fue la opción de Jesús por los pobres: Esa tiene que ser también nuestra opción tanto como cristianos como simples ciudadano. Es más que tiempo de darnos cuenta de esta verdad si queremos un país diferente y mejor… sino pisoteamos el mensaje de Jesús, somos infieles a las primeras Comunidades cristianas y atropelladores de los mártires latinoamericanos, nos hacemos cómplices de la muerte de los pobres y colaboradores de nuestra propia destrucción: No somos ni humanos ni cristianos.
¡Gracias, amigo Alfredo, por recordarnos esta gran verdad y darnos el ejemplo inquebrantable de tu vida profundamente humana y cristiana gracias a tu fe en Dios unida a tu solidaridad con los pobres!

Por RK