Por Luis Varese

Con su partida Tomás, se incorporó a la conciencia colectiva de los Pueblos de Nuestramérica. En la Historia, él ya estaba.

Fue fundador del FSLN, compañero de Carlos Fonseca, preso y torturado en las mazmorras del somocismo, dirigente revolucionario y Ministro del Interior, creador de la Policía Nacional, los “centinelas de la alegría del pueblo” como los llamó. Siempre generoso en la victoria, solidario con los perseguidos, implacable con los perseguidores y dictadores. Guerrero de la Unidad donde quiera que fuera. Poeta y escritor. Delicado padre de familia con Camila, Sebastián y Juan, con quienes lo vivimos. Textos preciosos de su amor con Marcela, son testimonio de las ternuras de las que era capaz, con la flor y con la espada.

Hace 10 años, un primero de mayo viajamos a Managua a la despedida de Tomás, multitudinaria, desde los barrios más humildes hasta las delegaciones más representativas de los países amigos de la Revolución. Con un coraje y una firmeza deslumbrantes, Marcela cantó Mi Venganza Personal y Comandante Carlos Fonseca. El silencio de la plaza repleta acompañó cada letra, cada armonía de la primera canción. La segunda fue coreada por todos, por todas.

El camino hasta el Mausoleo, al lado de Carlos Fonseca y del Coronel Santos López, fue el testimonio vívido del amor del pueblo por Tomás. Maruja y yo andábamos de la mano con esa especie de borrachera que te da el dolor, la tristeza y la fuerza de las multitudes. Delante iban Marcela con Camila y Juan. Dos pasos al frente Daniel y Rosario. La lealtad de Tomás al FSLN fue y es inquebrantable… “Yo no le tengo miedo a la muerte, y me siento orgulloso de seguir siendo Sandinista, de seguir siendo fiel a la bandera Rojinegra de nuestro Partido, de seguir siendo fiel a nuestra Organización Revolucionaria; y morir orgulloso de tener la frente levantada, y no haber sido desleal con mis principios, ni desleal con mis amigos, ni con mis compañeros, ni con mi Bandera, ni con mis gritos de combate.” (Tomás Borge 13 de agosto, 2010).

El Mundo que hoy contempla  Tomás, es convulso y complejísimo. El proceso de caída del Imperio arrastra consigo a los débiles y enfrenta a los poderosos. El planeta está en peligro por la voracidad implacable de la codicia capitalista que lleva la destrucción del medio ambiente; la guerra en Ucrania hace apoyar dedos irresponsables sobre botones nucleares y el avance de las fuerzas fascistas en la Europa democrática. Tomás mira con asombro la mediocridad de los dirigentes mundiales. Los patéticos niveles políticos  de Pedro Sánchez, Olaf Scholtz, Boris Johnson o Joe Biden, no garantizan soluciones sino desgracias. La respuesta a las provocaciones de la OTAN y los EEUU, por parte de Vladimir Putin, lleva la guerra a Ucrania y produce tragedias, como toda guerra sobre todo contra los civiles. Los conflictos de Yemen, del Sahara Marruecos y España, contra los saharauis; el terrorismo de los Estados Occidentales contra con Siria; Turquía contra los Kurdos; las interminables batallas en Irak y Libia (destruidas por la OTAN y “el occidente”) y la barbarie del Estado de Israel contra Palestina, que no tiene límites.

Tomás mira, no con asombro, porque conoce bien la voracidad del capital, sino con tristeza, tanta muerte y destrucción.

Pero, Tomás mira también con esperanza y serenidad a Nuestramérica donde Cuba se mantiene firme, aunque cada vez más acosada; Nicaragua nuevamente bajo ataque con toda la violencia política de antiguos compañeros de armas que se han pasado al lado del Imperio, y con el coraje de expulsar a la OEA; y ve con alegría el repunte económico de Venezuela y la consolidación de su partido dirigente, el PSUV.

La presencia de Tomás nos debe guiar en los procesos de Unidad. De norte a sur, de México a la Argentina, la Unidad de las fuerzas revolucionarias y progresistas es un clamor y el mensaje unitario de Tomás Borge es inquebrantable. Una vez, en  reunión con dirigentes de la izquierda peruana, dijo “Únanse o muéranse como izquierda”, sigue vigente.

Este es el momento de la unidad, momento de los revolucionarios y progresistas, de enfrentar y aportar con firmeza la construcción del nuevo orden mundial, deponiendo vanidades y anteponiendo los intereses y las culturas de los pueblos de Nuestramérica que tienen 500 años de resistencia y experiencia. Este es el momento del Tayacán  Tomás Borge.

Por RK