Por Luis Varese

Solamente entre 1946 y 2022, los Estados Unidos ha realizado 69 invasiones militares a otros países. Son 1.10 invasiones por año. Tienen 800 bases militares dispersas por el mundo y 100 mil soldados gringos regados por el planeta, que no están para adornar  las plazuelas. 

Todo ello sin contar los Golpes de Estado que han apoyado, las intervenciones de la CIA, los asesinatos o intentos de asesinatos de líderes o las donaciones de armas a grupo paramilitares. Es decir cuando se dice Imperialismo no se inventan situaciones ni enemigos. Los Estados Unidos han actuado y actúan como un imperio. Como lo hizo Roma, España, Inglaterra, en lo que se llama la “cultura occidental”. No tienen la exclusiva, la historia de las civilizaciones nos habla de varios imperios, en oriente y occidente e incluso en Nuestramérica. Es decir la expansión de las culturas y civilizaciones se da, también con ejércitos de ocupación. El Imperialismo yanqui, no es la excepción.

Hoy, como humanidad, nos encontramos frente a una crisis de la cultura dominante, en los varios órdenes, ético, político, de representación, y económico. Una crisis que arrasa con nuestra Casa. Con la Matria, con el Planeta Tierra que nos alberga. Que arrasa con la nuestra, y otras especies. Y en este marco, la guerra viene con nosotros, desde la lucha entre dos clanes por el primer trozo de Mamut, o la mujer del prójimo o el hombre de la prójima, hasta nuestros días. Ningún pueblo, ninguna cultura se libra de ese signo violento.

Estamos contra la guerra

Sí en la izquierda, en el progresismo, estamos contra la guerra. Todas nuestras luchas son por la paz.  Por la democracia, por las libertades colectivas, por los derechos humanos. 

En estos días, las grandes manifestaciones europeas contra la guerra, ponen en duda su legitimidad y corren riesgos de transformarse en ejercicios xenófobos, porque llevan las banderas de Ucrania. Es decir optan por un lado de la guerra y no contra la guerra. Al decir que Rusia  es el agresor y que Ucrania la víctima, reducimos el tema a buenos y malos y perdemos de perspectiva los hechos históricos. Sí es cierto estamos contra La Guerra, aunque reconocemos que hay guerras justas, como las anticoloniales, o aquellas donde la lucha de clases, culmina en un enfrentamiento militar, porque la política agotó todas las formas de hacernos oír como pueblos oprimidos. 

Inevitablemente la guerra genera víctimas y desde la Primera Guerra Mundial, las víctimas son mayoritariamente civiles. Los campos de batalla son las ciudades y por lo tanto los millones de refugiados son niños, niñas, hombres, mujeres y ancianos. No hay “bombas humanitarias”, como cínicamente las llamó Felipe Gonzáles, cuando la OTAN y los EEUU bombardeaban Belgrado, en la destrucción de la ex Yugoeslavia. Y no quiero dejar de mencionar las bombas contra Hiroshima y Nagasaki, objetivos netamente civiles. ¿Por qué dos? ¿No bastaba con una bestialidad?

La sorpresiva Europa

En muy corto tiempo los gobiernos europeos, sus medios de comunicación estatales (BBC, DW, RAI, RFI) sus parlamentos, optaron por la antidemocracia y el autoritarismo. Inesperado absolutamente. Jamás pensamos que  irían a tal velocidad para pasarse al lado del militarismo y las actitudes dictatoriales. El peso de las posiciones xenófobas va ganando espacio a una velocidad increíble. Hay evidencias muy tristes como la Universidad de Córdoba en España, cuyo Rector, José Carlos Gómez Villamandos, Presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas,  anuncia ruptura con universidades y profesores de Cuba o Irán, si no se pronuncian contra Rusia. ¡En la Universidad! En el espacio académico de debate y de libertad de opinión. Y cito este ejemplo trágico, que nos retrotrae al oscurantismo de la Inquisición. A ello se añade el intento de la Universidad Italiana de Milano-Bicocca que quiso eliminar un curso de literatura sobre Dostoievski.  O la suspensión de piezas de Tchaikovski en la orquesta filarmónica de Zagreb. O el Director ruso, de la Orquesta Filarmónica de Múnich a quien se le cancelaron varios contratos por no querer pronunciarse contra Rusia.

A la soprano Anna Netrebko, quien tenía algunas presentaciones en la Ópera Estatal de Baviera, le pidieron hacer lo mismo y aunque publicó un comunicado rechazando la guerra, también se quejó: “Obligar a los artistas y a cualquier figura pública a expresar públicamente sus opiniones políticas y condenar a su patria es inaceptable”. Esa frase le valió la cancelación de sus presentaciones en Munich, Milán y Zurich.

O el Comité Olímpico Internacional, que prohíbe a los atletas paralímpicos rusos competir en Pekín y no hablemos de los mafiosos de la FIFA que hacen barbaridades con los contratos de los jugadores rusos en clubes europeos. Como dice Ignacio Ramonet, “Un hiperconflicto híbrido que por el momento, en su arista militar, se está desarrollando en un teatro concreto y local: el territorio de Ucrania. Pero que en todos los demás frentes –político, económico, financiero, monetario, comercial, mediático, digital, cultural, deportivo, espacial, etc.– se ha transformado en una guerra mundial y total. (Le Monde Diplomatique en español, viernes 4 de marzo, 2022) Y a ello hay que añadirle el carácter racista, xenófobo, que fácilmente derivará en el nazifascismo que pregonan los grupos paramilitares ucranianos y replican sus pares en Europa.

Vemos que en pocos días Europa ha soltado lo que tenía contenido. La vocación autoritaria y militarista, que por encima de cualquier institucionalidad y construcción de sus estructuras legales, subyace la peligrosísima subordinación a los intereses del gran capital. No valen lalibertad de prensa, derechos ciudadanos, Estado de derecho. Por encima de ello están los intereses de los propietarios, que no solo manejan su economía, sino los corazones y las mentes de sus dirigentes y gobiernos.

La Batalla de Ucrania, conflicto inter capitalista

Preparada desde hace mucho por los EEUU y su brazo armado europeo, la OTAN, ha tenido la respuesta que ellos esperaban y nada nos quita la sospecha de que la urgencia de Biden esté ligada los intereses de Hunter Biden, su hijo, en la empresa ucraniana de gas, Burisma.

Se puede evaluar si el Gobierno Ruso tomó la decisión correcta o si simplemente se dejó arrastrar en la provocación. Veremos más adelante los resultados. Esta es una batalla inter capitalista por el reacomodo de fuerzas en Pugna. China-Estados Unidos; los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica); Alemania y Francia que querían acomodarse con Rusia, probablemente y beneficiarse de un entendimiento más racional en la ruta de la seda. Es una crisis que podemos denominar como una “respuesta contrahegemónica” usando los términos del dirigente ecuatoriano, Paúl Almeida. Por ser éste el carácter de la respuesta y si no deriva en el uso de armas nucleares, todos los países tendremos un impacto con esta guerra. Algunos, los productores de commodities y materias primas, nos beneficiaremos. Otros los importadores de alimentos y gas se verán golpeados. Nuestros pueblos, como siempre, seremos los paganos. 

Rusia no será derrotada por las medidas de bloqueo económico, como no la han sido Cuba (el David contra Goliat que lleva resistiendo 60 años de bloqueo), como no lo ha sido la Nicaragua de Sandino, o la Venezuela de Bolívar y Chávez. 

Rusia menos aún con respuestas preparadas de antemano, probablemente con China y varios otros vecinos. Putin es un dirigente con colmillos filudos, en lo político, lo militar y en los económico y aunque de momento el bloqueo de tarjetas, cuentas, mecanismos Swift, pueden estar golpeando, en el mediano plazo seguramente se irá resolviendo. 

El desenlace es prematuro. No hay voluntad política por parte de los Estados Unidos y de la Unión Europea, y lo afirmamos con toda seriedad, pues si la hubiera no estaría armando a Ucrania, financiando para la guerra o peor aún, facilitando la llegada de mercenarios o contratistas a expensas de los contribuyentes. Y esto requiere una reflexión aparte, ya que los mercenarios son lo peor de la escoria militar, al servicio de  compañías privadas que tienen la “potestad” de no respetar las mínimas reglas de la guerra. El presidente Zelenski , la OTAN, la Unión Europea no reparan en gastos ni en daños al pueblo ucraniano al meter mercenarios, sin escrúpulos. El objetivo militar de la OTAN y los EEUU es empantanar la guerra en un largo periodo que tendrá enormes costos entre la población civil.

Rusia deberá optar por si sigue esa ruta, o encuentra fórmulas de negociación que le permitan ganar sin más costo político ni de sufrimiento entre la población civil de Ucrania. Se deberá imponer un alto al fuego, con las condiciones de mantener a Ucrania como espacio neutral y a los Estado Unidos, aceptando sus nuevas relaciones con China y Rusia. 

Todo ello nos impacta y desafortunadamente la errática política exterior de los EEUU y sus seguidores de la Unión Europea, nos pone en manos, muy probablemente, de un Donald Trump fortalecido y de una derecha fascista y autoritaria en Europa, como VOX en España. Tal como nos enseña la historia, el gran capital opta por el garrote en los tiempos de mayor crisis.

Una vez más ganar las calles y todas las elecciones en Nuestramérica, ampliando las conquistas populares y democráticas contra la derecha y las lumpenoligarquías. No dejarse llevar por los cantos de sirena del Imperio que por un lado dialoga con Maduro y por el otro declara a Colombia como su socio estratégico de la OTAN en nuestro Continente.

Calles y democracia, es nuestra opción.

Por RK