Por Orlando Pérez

Hasta el último día del mandato de Lenín Moreno ocurren graves hechos que probablemente quedarán en la impunidad. Este domingo 23 de mayo apareció muerto, en la cárcel 4 de Quito, quien fuera “mano derecha” de #ElPeorPresidenteDeLaHistoria. José Augusto Briones era uno de los cuatro detenidos por el caso de presunta delincuencia organizada que también involucra al contralor subrogante, Pablo Celi. Briones, como otros, fue señalado como el personaje que sostenía buena parte de las acciones privadas y políticas de Moreno para garantizar su impunidad, además de otras acusaciones que están por investigarse y sancionarse.

Y advierto lo de la impunidad porque gracias al blindaje mediático, el régimen morenista ha sido señalado por varias causas y cosas que se alejan del escándalo que para otros personajes sí tienen toda la atención. Lo más relevante, sin ninguna acción inmediata y urgente, es el llamado caso INAPapers donde se han revelado movimientos de dinero desde cuentas de empresas a las de parientes cercanos del ex presidente. Pero no siendo el único constituye la prueba de la mayor impunidad y la selectividad para tratarlo con otra velocidad judicial y mínimo escándalo mediático.

Advierto que probablemente quedará en la impunidad porque el nuevo gobernante ha negado la posibilidad de crear una Comisión de la Verdad y prefiere confiar en la justicia “ciega” (la misma que tiene en el cajón del olvido el caso INAPapers y otros tantos más). Será así porque gracias a la acción inconstitucional e ilegal de muchas de las decisiones de Moreno “desmontó el correísmo”, que en otras palabras significó instalar un nuevo régimen al servicio de los grandes grupos económicos y financieros, desterrar cualquier opción democrática progresista y soliviantar la intromisión de potencias extranjeras.

Hacer un recuento de hechos para intentar sostener la tesis de que el gobierno de Lasso será el del continuismo tomaría mucho más espacio del disponible en un artículo de esta naturaleza, pero voy a enumerar algunos datos y reflexiones para mirar en el horizonte próximo cómo se verifican:

1.- La política económica ya está marcada en la arquitectura legal aprobada y apoyada por los asambleístas de CREO y por las declaraciones de los principales voceros de la derecha que apoya y sostendrá al gobierno de Lasso. No habrá modificación alguna y, quizá, se acentúe en el plano fiscal y tributario con resoluciones, acuerdos y decretos ministeriales, como ya se advierte de las declaraciones del flamante ministro de Finanzas.

2.- La política de seguridad mantendrá los convenios firmados con EE.UU., donde habrá una aguda sistematización dadas las indicaciones y sugerencias que no necesariamente salen de un organismo local y autónomo. No quedan de lado las expresiones de los principales voceros y asesores de Lasso antes, durante y después de los hechos de octubre de 2019. Y tras la visita a Iván Duque -donde reafirmó la colaboración en temas de seguridad- ya sabemos qué implica cuando se habla de eso con un gobernante del uribismo.

3.- Si la campaña electoral exhibió el poder mediático para atacar, linchar, injuriar y desinformar, no cabe la menor duda que ahora será mucho más solvente con quien han estimulado como candidato desde hace 10 años. Y en esa perspectiva, veremos cómo se comportan los medios, los periodistas y los generadores de “opinión” tal cual actuaron en su momento con Jamil Mahuad, hasta el último momento.

4.- Una figura política con una salud delicada también será poco protagónica del “día día” político y en su reemplazo tendrá a figuras al estilo de María Paula Romo. Y eso conlleva también un conjunto de cuidados para evitar el desgaste de un presidente con las limitaciones físicas y también con dificultades para afrontar a la prensa realmente independiente en entrevistas donde no caben las concesiones.

5.- Dejo para el final la política social en salud y educación porque ahí quizá el “continuismo” será para cerrar el círculo de un proceso de “estrechamiento” y de una agudeza para maquillar las medidas de ajuste y de reducción presupuestaria. Todo esto para garantizar el ingreso del sector privado en estos espacios. Y ya sabemos qué implica para los más pobres, el generoso devenir para las escuelas, colegios y universidades privadas y, por qué no, el incremento inusitado de los ingresos de clínicas privadas y seguros médicos. Todo esto, lastimosamente, tendrá como objetivo la privatización del seguro social, que no será fácil, pero tendrá en ese escenario una gran lucha en todos los campos y a través de todos los medios.

Para cerrar: ¿Guillermo Lasso está dispuesto a cambiar o dar un giro político a la gestión de su antecesor sentando las bases de un diálogo verdadero o un reencuentro como él plantea para dejar atrás la persecución sin nombre, la estigmatización y el odio con el cual Moreno actuó junto a María Paula Romo, Juan Sebastián Roldán y Andrés Michelena?

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