Akángau Viteri Tassi

Primer acto

La prensa y el gobierno

“URGENTE: Equipo periodístico de Diario El Comercio secuestrado en Mataje, provincia de Esmeraldas”. Aquella noticia del 26 de abril de 2018 que estaba ya en todos los canales de televisión, sorprendió al Ecuador. Tras el flash informativo para dar la terrible noticia, volvieron a la programación habitual: las narco-novelas. Famosas en la audiencia ecuatoriana por el léxico pintoresco utilizado, las mujeres voluptuosas, el dinero fácil y el alimentador de fantasías de algún día tener una cantidad similar de riqueza.

“Asamblea Nacional destituye al Fiscal General de la Nación. Consejo Transitorio designa uno encargado”. Luego de darse un referéndum y consulta popular el dos de abril, el Presidente de la República seleccionó a siete personajes impolutos, que serían elegidos por la Asamblea Nacional, para dirigir el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social que ahora es “Transitorio” para evaluar, destituir y/o mantener en el cargo a todas las autoridades escogidas a través de concurso. Una vez cesada la autoridad, designarían a otra. Así como el Fiscal General, autoridades del Consejo de la Judicatura fueron elegidas sin concurso previo; se recurrió a la ‘amistad’ de hacer favores políticos.

Vicepresidente estadounidense anuncia visita oficial a Ecuador”. Mike Pence, conservador extremista de EE.UU., que forma parte de un gobierno que pone a niños en jaulas, separa familias y bombardea países en Medio Oriente fue recibido por Moreno y su gobierno como un rey portador de “aires de libertad” en el Palacio presidencial para ofrecer ayuda financiera y asesoría en seguridad. En la Asamblea Nacional van a revisar las condiciones de los tratados bilaterales. Hubo alguna vez una base militar extranjera en el país; tal vez intentarán descubrir los famosos “vacíos legales”.

“Ejecutivo envía a la Asamblea ‘ley económico urgente’”. El presidente Moreno envió una ley económica urgente –con ayuda de su ministro de economía empresario– a la Asamblea Nacional para afrontar una grave crisis por un supuesto “sobrendeudamiento” o, como prefieren describirlo, un “excesivo gasto público”. Antes de llegar el actual ministro de Economía, tuvo dos: el primero, catedrático de economía, aseguró que no se rebasó el techo de la deuda y que no era necesario un préstamo de entidades financieras internacionales. La segunda, que trabajó con el antecesor, coincidió con ello; no duró ni quince días en el cargo. Los empresarios –incluido el ministro que funge de ambos– han puesto su firma y sello en esa ley, pues pedían eliminar el pago anticipado del impuesto a la renta, achicar el Estado, de parte del ejecutivo eliminar el techo de la deuda por dos años y con posibilidad de extender el plazo si se presenta la oportunidad, etc. En la década de 1990 y del 2000, la gente se movilizaba indignada y los sacaba a todos.

Hace días que la prensa y el gobierno ocultan muchas cosas e inventan otras. Es prensa de propaganda, como las de productos de belleza o de tarjetas de crédito: venden falsedades, inventan hechos, crean realidades.

Segundo acto

5 de julio

Caminaban. Dos brazos se entrelazaban, uno izquierdo y otro derecho. En las manos que estaban libres, arrugadas y manchadas por la edad, cada quien sostenía una pequeña bandera pegada a un palo, de esos para hacer pinchos (o chuzos si es en la costa). Hacía sol. Sus canas sobresalían por los costados de las gorras que llevaban puestas. Ya han vivido, así que sus pasos no eran apurados; eran sabios y firmes. No buscaban protagonismo popular ni el lente de las cámaras fotográficas ni el abrazo y la foto con los y las asambleístas. No estaban allí por una militancia partidista, sino por una pasión y conciencia histórica. Estaban allí, caminando por una responsabilidad, un propósito y un sentimiento: sentían la responsabilidad de defender su país para evitar que el gobierno lo siga repartiendo, como las potencias imperialistas europeas se repartieron África para saquearla, violarla y doblegarla. La indignación que causa el político trapacero y vendido es como la fe: puede mover montañas.

La pareja de ancianos estaba acompañada por más de diez mil personas. Caminaban por el asfalto antiguo de la Avenida 10 de Agosto. Sonaban tambores, pitos, canciones y consignas. “¡Fuera, traidor, fuera!”, “¡Contra el gobierno neoliberal!”, “¡Esto no es pagado, es pueblo indignado!”. De principio a fin se escuchaban aquellas consignas, también los tambores, los pitos y las cornetas.

De los edificios, de las casas, de los negocios salía la gente a presenciar la masiva caminata y hacían gestos con sus manos y sus rostros en señal de apoyo a la marcha en contra del gobierno de Lenín Moreno. Era imposible divisar el principio o el fin del recorrido; era como buscar la orilla de aquellos inmensos ríos amazónicos o como tratar de buscar el final de la selva cuando se la ve desde un avión: búsquedas en vano.

La marcha era pacífica. Le gente reía y disfrutaba. Unieron fuerzas e indignación para rechazar al gobierno actual pero con un accionar simbólico y devastador. La gente se volvió a unir para rechazar un año de mentiras de un Ejecutivo confabulado con los medios de comunicación; para rechazar un año de persecución política; para rechazar un año de traiciones contra quienes le dieron el voto; para rechazar un año de desgobierno y medidas económicas añejas y miserables.

Pero también marcharon para rendir honor y tributo a los nueve compatriotas muertos producto de un conflicto ajeno, mala diplomacia y mal accionar del gobierno en la frontera norte en la provincia de Esmeraldas.

La marcha colorida complementaba los matices que hacían el sol, las nubes y los picos andinos que rodean Quito. El rojo de los pañuelos, el celeste de algunas banderas, el tricolor del país, los cabellos negros, los sacos de lana de los ancianos, las máscaras del ‘Aya-Huma’ se comunicaban en alegría con el anaranjado que se formaba en el cielo en esa danza que suelen hacer el sol y las nubes hacia el final de la tarde. Marcharon juntos hasta la Plaza Santo Domingo la gente y la naturaleza del cielo, lejos de lo artificial del cemento, el pavimento y este gobierno. Y, en la noche, las estrellas relevaron al sol para alumbrar a la gente que defiende su país mientras regresaban a sus casas y a sus provincias.

Llegaron a la capital para marchar delegaciones de la Costa, Sierra y Amazonía. Estaba presente Ecuador. Caminaron los simples mortales de la patria, los que son invisibles, los que dejaron de serlo durante una década y que ahora no conciben ser etéreos nuevamente. Marcharon porque ya no son invisibles.

Pero intentarán, estos nuevos aires de libertad, invisibilizarlos de nuevo y doblegarlos como lo hacían antes. Tienen los mecanismos.

Al día siguiente, el titular de la prensa era: “FMI insta a Ecuador tomar medidas urgentes”.

Volverán a marchar.

 

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