El coronavirus se convirtió en el gran pretexto del régimen neoliberal de Lenín Moreno y los grupos de poder que lo sostienen (con babas) en Carondelet. Un paquetazo fiscalista, torpe y apresurado para recaudar plata a costa de la clase media no le será suficiente para salir de los problemas arrastrados desde hace casi tres años. En la práctica se graba a los objetos de los ricos, pero no a los ingresos de los ricos. Los más afectados son los empleados públicos.
Se trata de un pretexto, obviamente, porque ningún otro país, afectado por el coronavirus, adoptó medidas de corte fiscalista y mucho menos despide a empleados públicos. En Argentina, por ejemplo, se toman ahora decisiones para apoyar al campo y a la industria local. Claro, la diferencia es el enfoque político para manejar una situación imprevista, pero también para entender a quién se quiere beneficiar con las medidas.
Y ahora, de acuerdo con los cálculos técnicos, la suma de lo que supuestamente recaudaría con la eliminación y fusión de entidades públicas, impuestos, reducción de sueldos, nuevos préstamos y apoyo del FMI, no alcanza para las necesidades liquidez y los compromisos con organismos internacionales.
El recorte, de $1.400 millones en el gasto fiscal, significa que no se pagará a las empresas acreedoras del Estado a las cuales les deben. Y eso puede incluir a los GAD. Lo cual puede afectar a la obra pública, los servicios y la misma gestión de municipios y prefecturas.
Pero lo de fondo es que este paquetazo deja intocados a los grupos de poder que más se beneficiaron de la política neoliberal de Lenín Moreno. No todos se apretarán los cinturones. Se afecta a quienes no pueden escapar del ajuste como son los empleados públicos y la clase media en general.
No se tomó una sola medida para que los exportadores, importadores, banqueros y las grandes empresas telefónicas “contribuyan” a paliar la crisis. Y a eso se añade que las reformas que se van a hacer al Código de Planificación implican un muñequeo político y compra-venta de favores en la Asamblea, con una negociación forzada con PSC, CREO y los independientes. Además esas reformas son la oportunidad para avanzar en aquello que el FMI plantea (incluido eliminar los subsidios y el incremento del IVA). Por eso, se dejó abierta la posibilidad de que el FMI proporcionaría un crédito de emergencia a condición de esas reformas, de alrededor de 2.000 millones de dólares. Lo más grave es que ninguna de las medidas planteadas permite recuperar los $2.500 millones que se perderían a causa de la caída de precios del petróleo.
Definitivamente no son medidas que tengan un carácter progresista y mucho menos para reactivar la producción o incentivar a la pequeña industria o la exportación para garantizar o sostener la dolarización.
En conclusión, todo el andamiaje político y económico del régimen de Moreno apunta a un retroceso absoluto a los tiempos de la partidocracia. Desaparece los medios públicos para favorecer a la prensa corporativa y al mismo tiempo deja intactas las ganancias extraordinarias de la banca. Ha quedado una vez más demostrado para quién gobierna quien ganó las elecciones con un programa distinto al que aplica.