La pandemia deja ver los alcances del capitalismo en su versión neoliberal y las estrategias para mantener su hegemonía. En medio del caos y las tensiones, su agenda sigue en marcha.
José Saramago en su novela «Ensayo sobre la ceguera» describe un mundo caótico, en el cual el interés individual es el que prima. Los ciegos corruptos se apropian de los recursos de los más débiles y una mayoría de ciegos se conforma a esa realidad. Así está la cosa. Es evidente que el capitalismo pasa por una crisis, pero más allá de esa narrativa, hay que reconocer su capacidad de resiliencia y las estrategias que emplea para dar sostenimiento a su agenda hegemónica. Evidenciamos un sistema diseñado para favorecer al más fuerte, el que genera nuevas formas de apropiación de la riqueza que permiten a las transnacionales incrementar su capital y así acrecentar la asimetría que existe entre ricos y pobres a través del fortalecimiento de monopolios y oligopolios.
La apropiación mercantil del conocimiento y la tecnología por parte de los dueños de los medios de producción, la incorporación de los recursos naturales al proceso de valorización del capital, la sobre explotación del trabajo directo y el uso de modalidades de trabajo bajo nuevas tecnologías evidencian la idolatría desmedida hacia la acumulación de riqueza por sobre el bienestar del ser humano.
Según la cadena Univisión, Amazon, aumentó su riqueza en 24.000 millones ante el incremento de compras por internet, lo que ha elevado el precio de sus acciones. El fundador de la compañía, Jeff Bezos, de acuerdo con Bloomberg, tiene ahora una fortuna de 138.000 millones, lo que lo mantiene como el hombre más adinerado del mundo.
Según diario “El Universal” de España, las acciones de PharmaMar, especializada en la investigación de productos innovadores, llegó a subir un 33%, luego que la compañía anunciara que uno de sus medicamentos antitumorales podía servir como vacuna contra el Covid -19. El mismo artículo añade que la pandemia igual multiplicará significativamente los ingresos de compañías textiles debido a la naturaleza de sus negocios.
BBC News Mundo en un artículo publicado el 4 de marzo señala que las acciones de Inovio Pharmaceuticais también subieron luego que la empresa anunciara que iniciará ensayos clínicos de la vacuna en humanos en EEUU.
En el contexto político, la pandemia es una cortina de humo ideal para que gobiernos conservadores consoliden su agenda neoliberal.
En el caso de EEUU, el presidente Trump mientras en un discurso daba a entender que inyectarse desinfectantes podría ayudar para tratar el covid-19, al mismo tiempo, decide quitar el financiamiento a la OMS y arremete contra Venezuela, a pesar de que su país es el que más contagiados y muertos tiene en el mundo a causa del covid-19, según la OMS.
En Ecuador, desde que asumió el gobierno de Moreno, su agenda siempre estuvo subordinada a los intereses de la gran burguesía y la derecha nacional e internacional. La crisis del covid -19 únicamente es un pretexto para dar continuidad a la agenda del FMI, solo que, en estas circunstancias, con una población confinada en sus casas, lo hace de forma más descarada.
El deficiente manejo de la emergencia sanitaria en nuestro país hoy nos deja un escenario tétrico: cadáveres tirados en las calles, ataúdes de cartón, fosas comunes improvisadas, un cadáver trasladado en una camioneta haciéndolo pasar por pasajero, funerarias, hospitales y centros de salud colapsados; por su parte, los voceros del gobierno y los noticieros se contradicen en las cifras de contagiados y fallecidos a causa del covid -19, mientras un ministro de salud dice públicamente que «la mortalidad en Ecuador será muy chiquitica, apenas del uno por ciento».
A la lista de acontecimientos vergonzosos podemos añadir que en el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) se adquirían mascarillas con sobreprecio y en las últimas horas hay detenidos en allanamientos realizados por la Fiscalía por la compra con sobreprecio de las fundas para cadáveres. Un vicepresidente en plena campaña electoral y un gobierno utilizando cadenas nacionales para seguir con la retórica de culpar al gobierno anterior. Ola de despidos, pequeñas y medianas empresas quebradas, gente que no tiene qué dar de alimentar a sus hijos y a la que le piden quedarse en casa de brazos cruzados. Todo por devoción al FMI.
En definitiva, el gobierno de Moreno prefirió pagar 324 millones de deuda externa antes que destinar esos recursos al sistema de salud; prefirió enviar a la Asamblea un proyecto de ley que afecta directamente a la clase media y a los más pobres, antes que cobrar impuestos a las más de 500 empresas que adeudan al Estado, gran parte de ellas, aliadas al gobierno; y en la última semana presentó una resolución para reducir el presupuesto a la educación, todo esto con la crisis como pretexto.
Pero como dice el dicho popular, ¨no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista¨. El gobierno de Moreno huele a cadáver y cuando no quede nada los gallinazos que le rodean tendrán que devorarse entre sí.