Leopoldo Gaytán Apáez

A medio siglo de distancia  nos preguntamos, ¿cuál es el resultado de la lucha estudiantil en México? ¿Cuáles son las consecuencias de aquel movimiento que inició el 22 de julio y se agudizó el 26 de ese mes en 1968 cuando una marcha en apoyo a la Revolución cubana se une con el grupo estudiantil?

En un principio sus principales protagonistas fueron los estudiantes de nivel medio y superior, a los que se unieron más tarde obreros, campesinos  y población en general. Estos estudiantes son los hijos de esos obreros y campesinos que lograron con muchos esfuerzos llegar a las aulas universitarias y politécnicas. Hijos de una clase media surgida gracias a las directrices de los dos últimos gobiernos emanados de la Revolución Mexicana como lo fueron el de Lázaro Cárdenas (1936-40) y Manuel Ávila Camacho (1940-46), ellos cobijaron a obreros y campesinos con políticas públicas que beneficiaron su acontecer cotidiano, mismas que paulatinamente desaparecieron al llegar a la primera magistratura de la nación Miguel Alemán (1946-52), quien benefició a los grandes empresarios en detrimento de la clase trabajadora, situación que se agravó cada vez más en los posteriores regímenes presidenciales, perdiendo mayor estabilidad económica y social, llegando al extremo de la liquidación física de aquellos ciudadanos que no compartían las políticas del presidente en turno: Gustavo Díaz Ordaz (1964-70).

Tras la masacre estudiantil del 2 de octubre de 1968 los jóvenes se reorganizan en las aulas universitarias y desde ahí inician un replanteamiento de estrategias para enfrentarse al Estado. Por un lado, muchos de ellos se radicalizan y optan por la guerrilla, la lucha armada clandestina; por otro, inician un proceso de organización política que años posteriores darían origen a varios partidos políticos. El Estado, por su parte, también se reorganiza y trata de congraciase con los estudiantes y sociedad en general. Para ello el presidente en turno (Luis Echeverría, 1970-76) trata de cooptar a varios de los protagonistas del movimiento, incrementa los espacios académicos con la creación de los Colegios de Ciencias y Humanidades, las sedes politécnicas de Zacatenco y el nacimiento de la Universidad Metropolitana. Para el sexenio siguiente el candidato único (José López Portillo, 1976-82) ya siendo presidente, en un sentido de legitimación, inicia una apertura democrática mediante la Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales (LFOPPE), la cual permitió la incorporación de nuevos actores en la vida política nacional  a través del Partido Comunista Mexicano (PMC), el Partido Socialista de los Trabajadores (PST) y el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Muchos de los participantes  del movimiento estudiantil aparecen en estos movimientos, otros se incorporan a una prensa contestataria, que pese a las restricciones gubernamentales, incide ya en el acontecer social, como las Revistas Proceso, Política o el periódico Unomásuno.

Uno de los momentos cruciales en la vida social del país fue el terremoto ocurrido el 19 de septiembre de 1985, donde el gobierno no actúo de manera inmediata para coordinar el rescate y ayuda a la población, quienes toman el mando de dicho trabajo fue la sociedad civil, donde aparecen nuevamente los estudiantes que termina por realizar los trabajos que le correspondían al Estado. Otro punto importante en que se ve participando activamente a la sociedad es el referente a las elecciones de 1988 donde el eterno partido en el poder (PRI) y su candidato Carlos Salinas de Gortari tienen que hacer un tremendo fraude electoral dado que la elección popular no los favorece. Tras el fraude, la sociedad se organiza y funda el Partido de la Revolución Democrática (PRD); sin embargo dos sexenios después, los dirigentes de este movimiento social terminan pactando con el Estado las Reformas Estructurales (Educativa, Energética, Fiscal) que, entre otros fines, buscan vender al mejor postor los bienes de la nación, por lo que las bases se separan del partido y fundan, entre otros, el Movimiento de Regeneración Nacional para acceder al gobierno mediante las elecciones de 2018. Hoy, no obstante de ir a la cabeza en las preferencias electorales medidas por las encuestas, la situación se ve difícil, dado las argucias ilegales que las autoridades llevan a cabo para retener bajo cualquier método el control del poder político en México.

¿Qué experiencias ha dejado el Movimiento Estudiantil del 68? Sin duda alguna, ha marcado nuestro acontecer social, la vida política y también las relaciones humanas; de esta manera la sociedad se ha convertido en una sociedad más crítica, más participativa en todos los aspectos de la vida social de la nación. En un país, con un gobierno supuestamente revolucionario, acostumbrado a la sumisión, el silencio y la obediencia, la discusión pública de los problemas sociales, se convirtió en una manifestación que atentaba al poder establecido, pese a ello, o tal vez por ello, el 68  transformó el sentido de libertad: gracias al movimiento hay ahora más libertad de expresión, de participación política y social; gracias a ello, los movimientos femeninos o lésbico/gay tienen más libertad de acción. Otro punto a destacar, es que durante más de veinte años la capital del país ha elegido un gobierno diferente a la administración federal, de corte neoliberal.

Esto no quiere decir que ya se logró el objetivo, sin duda hay un gran avance en la participación política y social, pero falta mucho para lograr una sociedad más igualitaria y equitativa, como lo demandaba el 68, el Estado oligárquico aún conserva el poder, mismo que, en las próximas elecciones hará todo lo posible por seguir manteniéndolo. Las desigualdades sociales todavía son un asunto pendiente y la sociedad, heredera de 1968, demanda su atención y solución.

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