Por Rodrigo Rangles Lara

Esa es la incógnita que deben dilucidar los desconcertados poderes fácticos y la embajada,  cuando miran a su tropa de desprestigiados neoliberales disputándose la candidatura presidencial, con escasas opciones de enfrentar exitosamente una creciente ola progresista liderada por la Revolución Ciudadana.

El problema fundamental que deben afrontar los amos y dueños de los postulantes presidenciales de la derecha radical es que todos tienen marcados, a hierro ardiente,  el Inri de Lasistas, un vergonzoso fardo, demasiado pesado e impresentable, que deberán cargar durante su corta o larga vida política.

En el desesperado afán de  borrar esa indeleble e ignominiosa marca, ordenaron a sus agentes publicitarios transmutar, a los prospectos de candidatos,  de fanáticos gubernamentales a  denostradores del “Jefe” y “El Gran Padrino”, a los que sirvieron  desde que, tramposamente, le hicieron presidente y , en Carondelet, fueron cómplices o encubridores de mil pillerías, atracos y hasta de asesinatos.

La “Gran estrategia”  es mentir, mentir y mentir. Los sicólogos sostienen que el castigo para los mitómanos es terminar convenciéndose de sus engaños. Debe ser cierto, porque Lasso cree, a “pie juntillas”, ser el mejor presidente de la historia y, el traidor Lenin Moreno, el hombre más leal de la vida republicana. Debido a esa convicción, esos granujas  – amorales irredentos – carecen de conciencia, escrúpulos y delinquen sin arrepentimiento.

¿Han visto la sangre fría de Fernando Villavicencio al negar las complicidades con Lasso? Es el desparpajo personificado cuando le preguntan sobre los negocios sucios en los hospitales o las bien dotadas cuentas bancarias, usando el periodismo de investigación como arma de extorsión. Ese inmoral político y profesional, con título de dudosa procedencia, es capaz empeñar su alma al diablo en busca de poder y riqueza.

El saxofonista Yaku-Pérez Guartambel, en cambio,  es el ejemplo del político camaleón, hábil en mimetizarse según la ocasión. “Es preferible un banquero a un dictador”, justificó así su apoyo a Lasso para derrotar a Arauz y, cuando creyó oportuno separarse de Pachakutik, les acusó de “aliarse con la oligarquía”.

Ahora, le encontramos nuevamente tras el poder, en alianza con una fracción neoliberal de Pachakutik; más Democracia Sí, del neo conservador Gustavo Larrea, alfil del corrupto Lenin Moreno, y los “izquierdistas” de la Unidad Popular, siempre de brazo con la oligarquía.

Su palabra vale nada. Fundó el movimiento Somos Agua, nombre concordante con su trayectoria ambientalista y anti minera, que le valió sumar capital político y catapultó a  la candidatura presidencial, el 2021. Hoy, por arte de magia, apoya abiertamente “el respeto a los procesos legales”, es decir, bienvenidas las mineras.

Otro espécimen político de esa misma línea es el ex Vicepresidente del nefasto régimen de Lenin Moreno, Otto Sonenholzner. Sólo ese enunciado bastaría para describir  lo que le esperaría al Ecuador si lograse engañar al electorado y llegar a Carondelet.

Hasta hoy vivimos los desastrosos coletazos sociales, económicos y políticos; herencia de ese indolente, incompetente y corrupto gobierno del tránsfuga que destruyó la patria, atendiendo el mandato del Fondo Monetario Internacional, las transnacionales y la embajada. ¿Recuerdan los asesinados, heridos y presos de septiembre del 2019? ¿Desean otra dosis de esa misma receta? ¿Habrá masoquistas deseosos de repetirla?

Aquí surge una inquietud: ¿Los neoliberales comandados por Marlon Santi, se sumarán a los candidatos gobiernistas? Sabemos que carecen de candidato propio y si logran inscribir a Salvador Quishpe, saborearán la derrota producto de sus incoherencias ideológicas, traiciones e inconfesables pecados, propios de aventureros políticos que vendieron su conciencia a cambio de llenar faltriqueras de dinero.

Al Pachakutik neoliberal le ronda el fantasma de la extinción como partido, una vez que la CONAIE decidió romper definitivamente los lazos que le ataban con ese incómodo socio. Igual suerte está viviendo la Izquierda Democrática cuyo nombre es, en sí mismo, una mentira, si se toma en cuenta la reiterada renuncia a los postulados de justicia social y la claudicación, en toda la línea, de principios y postulados socialdemócratas que le llevaron al poder, en 1988.

Suma el cuadro de aspirantes al sillón presidencial el ecuatoriano – francés Jan Tópic, considerado el out sider de la extrema derecha, tanto que ha suscitado el entusiasmo de cadenas como la CNN y otras del mimo signo, voceros oficial del gobierno norteamericano y, por supuesto, de los filo fascistas criollos.

Topic, orgulloso de sus antecedentes mercenarios al servicio de la OTAN, en las guerras de Siria y Ucrania; entre otras, dice estar preparado para resolver los problemas de inseguridad  que agobia a los ecuatorianos, pero confiesa que, de los otros temas, se encargarán “asesores experimentados”.

En sus aventuras mercenarias ¿Cuántos cristianos “dio de baja”? ¿Lo hizo por placer, dinero o porque simpatiza con las políticas imperiales? Tal vez aquí se encuentre la razón para la adhesión de Sociedad Patriótica a la campaña, recordemos, el coronel Lucio Gutiérrez se declaró “el mejor amigo de los Estados Unidos”. El remedio puede ser peor que la enfermedad.

Decía que esos candidatos neoliberales tienen escasas posibilidades de triunfo frente a la ola progresista que se siente en el Ecuador, precisamente por el daño moral, social, económico y político causado en los seis años de ejercicio del poder; pero, decía también, que tras ellos están los intereses de los poderes fácticos decididos a conservar   el poder y  sus privilegios.

¡Cuidado! El peligro real no son esos desprestigiados candidatos, el verdadero peligro está en los banqueros insatisfechos de ganar 660 millones anuales y deseosos de seguir cosechando los réditos del lavado del narcotráfico. Solo en el 2021 se lavó, en el Ecuador, 3.500 millones de dólares.

¡Cuidado! Con los generales narcotraficantes de la policía y la cúpula militar penetrada de la doctrina de la seguridad nacional que, en lugar de combatir la delincuencia organizada, busca “enemigos internos” en activistas sociales.

¡Cuidado!  Con los altos prelados de la iglesia que, desde los púlpitos,  protege los dividendos de los bonos de la deuda en su poder, adoctrina en favor del “statu quo”, a nombre de un Cristo redentor que solo les sirve de escudo a sus andanzas.

Y la justicia ¡Qué decir de la justicia! Experta en lawfare – a imagen de la fiscal Diana Salazar – protegiendo a delincuentes encaramados en el poder y persiguiendo, sin tregua ni descanso,  a quienes tratan de proteger la soberanía nacional, defender los recursos naturales, emprender un desarrollo autónomo del país y construir un estado de bienestar social, económico y político para los ecuatorianos.

El progresismo, con la Revolución Ciudadana la cabeza, sabe muy bien el protagónico papel de los medios mercantiles, periodistas de alquiler, encuestadoras tarifadas que tratan de amoldar el pensamiento ciudadano en su contra y a favor de los neoliberales.

Frente a todos ellos, la verdad como escudo, la justicia social como norte y la organización popular como instrumento (sin los ismos que tanto daño hacen), para construir un frente que derrote las insanas pretensiones de secuestrar nuevamente a la patria en beneficio propio y construya el país próspero e igualitario que todos necesitamos y queremos.

Qué útil, oportuna y estratégica sería una alianza con la CONAIE dirigida por Leonidas Iza

Por RK