Francisco Herrera Aráuz/Ecuador Inmediato
En la historia del Ecuador los casos mas cruentos han sido los que se cometieron en muchedumbre, y también son los que más impunidades han generado. Por lo regular, con el paso del tiempo, las distintas versiones que acompañan al hecho lo distorsionan al punto de jamás saber la verdad de lo ocurrido y culpar, en buena medida, a quienes han sido las víctimas del suceso. El país está presenciando, en las últimas semanas, una muestra de este tipo de comportamiento social con lo ocurrido el pasado 30 de septiembre de 2010, como si hubiese todo un escenario trágico alrededor, que la nación no sabe ni conoce a fondo.
Pareciera que la historia siempre se repite cuando hay una víctima en medio del tumulto, que por las palabras de muchos, termina como culpable por sus hechos, por sus actos o su pasado en el poder político ecuatoriano. Así, García Moreno asesinado en 1875; Eloy Alfaro victimado y arrastrado en 1912 o, Velasco Ibarra y sus cuatro golpes de Estado que tuvo que soportar, siempre fueron fruto de las conspiraciones que al final los culparon de ser causantes de sus propias caídas.
Lo ocurrido el 30-S en la historia de la nación es todavía un hecho reciente del cual no ha pasado el tiempo suficiente como para juzgar con objetividad lo ocurrido, porque cada uno de los intervinientes en los mismos tratan de sostener su propia versión inculpando a otros, como si se hubieran dado varios sucesos en el mismo sin que se puedan explicar muchos de los interrogantes que saltan a cada momento, confundiéndolo todo.
Por haber estado cerca de los hechos de ese fatídico día, pude, en mi condición de periodista, ser un testigo presencial de una parte de esos y por ello podría dar una versión, pero la misma no es completa y requiere de muchas respuestas para tratar de armar un rompecabezas siniestro, y como yo, muchos en el país.
Para el caso, ¿Qué ocurrió la noche del 29 de septiembre anterior? Desde el gobierno se había decidido llamar a “muerte cruzada”, eso me fue confirmado por un vocero del régimen tras la aprobación de las reformas a la LOSEP y desde los legisladores saltó la inquietud sobre su futuro. En esto salta el primer gran interrogante de una presumible conspiración, ya que varias oficinas de la Asamblea, en los distintos edificios que arrienda, fueron tomadas por personal adiestrado en seguridad y que impidió el acceso de asesores a más de algún legislador.
Otra de las dudas que, desde esa misma noche salta, es averiguar ¿Quién se encargó de coordinar con la prensa televisiva para facilitar el acceso al cuartel policial Regimiento Quito N°1, para que sean instalados los equipos de transmisión en vivo? Es conocido que se requiere un proceso operativo que empieza en los propios canales que disponen la movilización del personal y las cámaras con vehículos y todo, los que ingresaron, al menos, desde las 5 de la mañana a dicho cuartel. Este detalle tiene su importancia porque fueron, al menos, 4 medios los que instalaron sus microondas en los patios policiales, y nunca se ha averiguado sobre los mismos, nadie ha consultado al personal de los canales, a sus directivos para saber quien facilitó el acceso a las instalaciones que suelen tener alta seguridad.