Por Pedro Pierre.

Al terminar el año 2022, ¿de qué nos quejamos? ¿por qué nos quejamos? y ¿qué esperamos? Contestando estas preguntas, podremos emprender el año 2023 con más ánimo y ganas de trabajar por una vida mejor.

DE QUÉ NOS QUEJAMOS Y QUÉ ESPERAMOS

¿De qué nos quejamos? De un sistema de gobierno neoliberal que nos hace pedazos cada día más.

Al nivel del ejecutivo nos encontramos frente a un gobierno que se limita a trabajar a favor de la clase bancaria, los grandes empresarios, los intereses del gobierno de Estados Unidos y de las grandes multinacionales, dejando en el abandono al resto de la población. No hay obras públicas. La salud, la educación, la construcción de viviendas populares tienen un presupuesto muy limitado.

​No se preocupa que las y los ecuatorianos tengan un empleo, por eso que llegamos a la catastrófica situación que 7 ecuatorianos en edad de trabaja sobe 10 no tiene un empleo asalariado. Esta situación favorece el tráfico y la venta de drogas mediante bandas organizadas a todos los niveles del país. Los Estados Unidos acaban de llaman la atención del gobierno ecuatoriano sobre supuestos ‘narcos generales’. Los vendedores de drogas, cada vez más numerosos, se disputan los territorios, eliminan los competidores o quienes ‘no juegan limpio’ y empiezan a extorsionar los negocios y los mismos ciudadanos. Esta violencia se ha vuelto incontrolable.

​Para lograr ganancias ilimitadas y no tener instituciones que lo controlen, el gobierno compra a los Asambleístas e impone las distintas autoridades de control y de la justicia. Los medios de comunicación controlados por los grandes empresarios ocultan las informaciones y manipulan a sus oyentes.

​En cuanto a la Asamblea Nacional, enseguida de su elección, un número significativo de Asambleístas de casi todos partidos se sumaron al partido minoritario del gobierno. Aprueban leyes al gusto del presidente y no fiscalizan las instituciones ni las autoridades que hacen de la corrupción su modo de vivir.

​En cuanto a las próximas elecciones locales, el Consejo Nacional Electoral no controla la campaña electoral que ha comenzado meses antes de la fecha rectora. Tampoco investiga los gastos millonarios que utilizan los partidos de derecha. 

​Nos encontramos frente a una dictadura de hecho que roba, miente, corrompe, reprime y persigue a sus opositores y a quienes denuncian sus fechorías. La populación está en una situación de total indefensa de parte de las instituciones que deberían protegerla. Pensemos en la matanza de más de 400 presos en las cárceles del país.

¿Por qué nos quejamos? Porque se atropella los Derechos Humanos que son la base de la convivencia humana y fraterna. La realidad política que acabamos de presentar es asombrosa. Los derechos humanos están pisoteados por todas partes y los organismos internacionales han llamado la atención al gobierno sobre esta situación. 

​¿Quiénes sufren particularmente atropellos a sus derechos? La respuesta general es la gente en situación de miseria y de vulnerabilidad que representa a lo menos el 35% de la población. Los femicidios son numerosos: más de 700 mujeres han sido asesinadas este año. Eso representa un promedio de 2 mujeres muertas por día.

​Los indígenas y los negros conforman la población más empobrecida del país. Sus hijos e hijas sufren de desnutrición constante, lo que los limita para tener una buena salud y una buena educación. La represión muy violenta de las protestas pacíficas de los indígenas ha dejado una decena de muertos y centenares de heridos: El gobierno no ha prestado ayuda a las familias de estos muertos y heridos.

​Las y los jóvenes son los más afectados por esta situación nacional desastrosa, en particular en los centros educativos y la falta de empleo cuando terminan sus estudios. Por eso la migración va aumentado crecientemente.

​Las distintas Organización de Derechos Humanos, tanto locales como nacionales, no encuentran abasto para receptar les innumerables denuncias de la ciudadanía. Además, no son bien vistos y son denigradoas por las autoridades locales y nacionales.

¿Qué esperamos? Mayor compromiso personal y colectivo, y cambios reales a favor de la vida.

Frente a esta situación deplorable, llama la atención que muy poca gente la toma en cuenta y se organiza para enfrentarlo y superarla. Una educación de bajo nivel, las mentiras de los medios de comunicación, la adicción al celular y la poca preocupación de las Iglesias han hecho que la gran mayoría de los ecuatorianos se han vuelto indiferentes, individualistas e insolidarios. Por eso que nuestras autoridades hacen lo que le da la gana.

​Un primer reto sería de hacer más visibles la situación del país ayudando a reconocer las causas estructurales del sistema neoliberal que la produce. Un segundo reto sería despertar la conciencia que todos estamos relacionados: nadie es una isla. Más bien dependemos los unos de los otros y debemos trabajar a nuestro mutuo crecimiento y nuestro conjunto bienestar. Al no considerarnos hermanos, pasamos rápidamente a ser competidores y enemigos que hay que pisotear y eliminar. Un tercer reto sería fomentar la organización a todos los niveles comenzando por la familia y la vecindad. Juntos somos más y más fuertes, especialmente cuando se trata de enfrentar estructuras que nos oprimen y nos matan. Un cuarto reto sería de analizar en grupos las próximas elecciones para entender, por una parte, los desafíos que representan, porque elegiremos las autoridades que nos gobiernan localmente y, por otra, descubrir la mañosería de una consulta que, si es aprobada, no hundirá más en la pobreza y la explotación.

​Felizmente vemos pequeños signos de una nueva manera de vivir, compartir, fraternizar, organizarse y enfrentar el monstruo que nos domine. Esos son los caminos que hay que transitar en este nuevo año para poder vivir un poco mejor… porque es en la calle que se dan los cambios personales, colectivos y del país.

MI TESTAMENTO 2022

Amigos, hermanos, compañeros, familia… ya voy terminando mi caminata en medio de alegrías y tristezas. Para que se realicen sueños necesarios voy dejando mis pertenencias. Tal vez sirvan a alguien.

Al señor presidente le dejó un par de botas rojas para que vaya conociendo a los pobres de su país.

Al ministro de Economía le regalo mis lentes transparentes para que miré más allá del Valle de los Chillos y de Samborondón.

A la alcaldesa le regaló un boleto sin retorno en la aerovía Guayaquil-Durán.

A los ‘social-cristianos’ les regalo mi borrador para que cambien su nombre mentiroso.

A UNES les regalo mi brújula para que no pierdan el Sur.

A muchos Asambleístas le regalo una pisca de valentía para que diferencien democracia y corrupción.

A Jairala Jimmy le regalo mi segundo nombre ‘Antonio’.

A los militares les regalo mi lupa para que extirpen las drogas de su institución.

A los policías les regalo pistolas que disparen flores incorruptas contra los manifestantes pacíficos.

A los votantes les regalo mi memoria para que no repitan la burda del 7 veces ‘SÍ’.

A las mujeres les regalo mi alegría por las grandes luchas que llevaron adelante en este difícil año de desgracias para ellas.

A los banqueros les regalo mi calculadora para que multipliquen el compartir y resten el saqueo generalizado.

A los jóvenes les regalo mi colección de canciones de protestas y esperanza de Pablo Milanés.

Al clero católico les regalo camisas multicolores para que se olviden del color negro.

A Ecuavisa le regalo un micrófono que no transmite falsedades.

A mis hermanos peruanos les regalo a un “presidente del encuentro”.

A Petro y Francia les regalo un apretón de mano solidario.

A Rafael Correa le regalo mi pasaporte sin frontera para que regrese libremente a Ecuador.

Al equipo de futbol francés le regalo jugadores blancos… como los argentinos.

Al papa Francisco le regalo un año más de vida y a muchos cardenales y obispos un año menos.

A los partidos que se creen de izquierda les regalo un aterrizaje de lleno en las organizaciones populares.

A los pobres les regalo mi dignidad para que crean en ellos como poder popular.

A Pachakutik le regaló mi diccionario para que no se olviden del quichua.

A Yaku le regaló mi chaleco salvavida para que no se ahogue en algún río del Azuay.

Al compañero Leonidas le regalo mi último saludo agradecido y esperanzado.

A todos les regalo mi espiritualidad sin frontera para construir la interculturalidad.

A mis lectores les regalo mi amistad fiel y mi gratitud sin fin. Adiós. ¡Ah Dios!

Por RK