Por Pedro Pierre

En estos tiempos América Latina avanza en todos los países a pesar de la represión de los gobiernos y de las mentiras de los grandes medios de manipulación. Por todas partes las mujeres son una presencia activa y hasta protagonista. Las Iglesias no se pueden quedar atrás a pesar de las resistencias… viejas de muchos siglos. En estos cambios favorables a los pueblos y sus mayorías relegadas, un personaje histórico relevante, como es el caso de la discípula de Jesús, María Magdalena, tiene que ser devuelto a su dignidad y su rol protagónico tanto para las Iglesias como para la sociedad. Es una mujer simbólica que refleja, por una parte, la marginalización femenina y, por otra, la capacidad irremplazable de la mujer.

¡AMÉRICA LATINA VA PORQUE VA!

Echemos una mirada a nuestra Patria Grande para confirmarnos en la esperanza y la solidaridad con lo mejor que está pasando en ella. La pandemia nos sigue desestabilizando y aumenta la migración, pero no nos detiene en las luchas por una presente y un futuro mejores. La gran manipulación de los medios de comunicación neoliberales nos invade de noticias parciales y falsas para discriminar los países como los grupos que buscan construir alternativas a la agonía del sistema capitalista.

Es llamativo que, en todos los países, no cesan las protestas juveniles. Colombia lideró esta hazaña con 2 meses de luchas incesantes a pesar de ser terriblemente reprimidos. En esta realidad, también destaca el protagonismo de los Indígenas. En Bolivia, han restablecido el gobierno del partido político de Evo Morales (indígena aymara y anterior presidente) después de un año de golpe de Estado. En Chile, país conocido por su marginación del pueblo mapuche, nos sorprende al nombrar una mujer mapuche de gran trayectoria, Elisa Loncón, a la presidencia de la Asamblea Constituyente. En México, los indígenas zapatistas han delegado a 7 de ellos para visitar durante 4 meses las organizaciones europeas que van en contra del neoliberalismo. En Perú, los sectores indígenas han apoyado la elección del nuevo presidente, Carlos Castillo, un maestro dirigente del sindicato nacional de los maestros y profesores. En Ecuador, a pesar de las divisiones, la CONAIE (Confederación Nacional de los Indígenas del Ecuador) ha elegido en la persona de Leonidas Iza a un dirigente crítico al candidato neoliberal que ha ganado las elecciones presidenciales.

Con la elección de Carlos Castillo, Perú acaba de sumarse a México, Argentina, Bolivia y de alguna manera Chile para revertir la ola de gobiernos neoliberales impulsados por Estados Unidos. El presidente de México, Andrés López, acaba de sugerir que se sustituya la OEA (Organización de los Estados Americanos), controla por el gobierno norteamericano, por la CELAC (Comunidad de los Estados Latinoamericanos y Caribeños). En Brasil, la resistencia contra el presidente fascista Jaír Bolsonaro es permanente; el antiguo presidente Lula tiene opiniones favorables para ser nuevamente elegido presidente el año que viene. Nicaragua y Panamá acaban de firmar un acuerdo novedoso de cooperación con China: China aporta el dinero y se reparten las ganancias mitad por mitad. Cuba y Venezuela sufren embargos criminales que limitan su desarrollo y su convivencia pacífica. Pero resisten y siguen adelante con la solidaridad con muchos países. Cuba, a pesar del bloqueo económico impuesto desde 60 años, ha logrado elaborar varias vacunas y prevé vacunar a toda su población antes del fin de este año.

Al nivel eclesial, el papa Francisco, inspirándose en su conocimiento de la Iglesia latinoamericana, está promoviendo en la Iglesia católica la primera ‘Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe’ en México para noviembre próximo. Es una novedad sorprendente ya que las anteriores reuniones continentales eran exclusivamente de obispos. Esta Asamblea Eclesial está abierta a todos los bautizados para prepararla, participar y redactar un documento final de orientaciones pastorales. Con esta Asamblea Eclesial el papa Francisco pone en marcha una Iglesia sinodal, o sea, en manos de los laicos y donde todos se sientan iguales e igualmente responsables, tal como era la práctica de las primeras Comunidades cristianas.

Esta novedad encuentra mucha resistencia en la gran mayoría del clero católico, obispos y sacerdotes. Estos prefieren mantener su poder clerical y sus privilegios, hacer opción por los gobiernos neoliberales y no entrar en la dinámica del Concilio Vaticano 2° que quiso “una Iglesia pobre y al servicio de los pobres”. Felizmente el Consejo Episcopal Latinoamericano con sede en Bogotá anima decididamente la preparación de esta Asamblea Eclesial. De esta manera el papa Francisco apoya una renovación de las actuales estructuras eclesiales. Esta renovación arrancó en el Sínodo por la Amazonía del año 2019 que abogó por el protagonismo de los laicos y los pueblos indígenas. Esta Sínodo permitió a las iglesias de los 9 países amazónicos conformarse en un Conferencia Eclesial de la Amazonía que tiene cierta independencia para reorganizar la liturgia, los ministerios y otras actividades misioneras para que sean más acordes a la realidad amazónica.

Así nos movemos, en todos los ámbitos, entre signos de resistencia y esperanza. Hagamos nuestros los deseos de monseñor Oscar Romero: “Señor, cambia el corazón de los que gobiernan y de los gobernados. Renuévanos por dentro con la justicia y la santidad. A los que les has dado la valentía de luchar por una patria nueva y se esfuerzan en las reivindicaciones del pueblo, hazles comprender que no gasten sus energías solamente en el pan que llena el estómago, sino que se eleven a luchar y morir con ideales del Reino de los cielos. Estos son los caminos que hay que seguir. Mueren, pero siguen viviendo.” “¡América Latina va porque va!” … por el esfuerzo de sus mejores hijos y porque sus mujeres son activas y pujantes.

MARÍA MAGDALENA: ÍCONO DE LA IGUALDAD SOCIAL Y DE LA SINODALIDAD ECLESIAL

El movimiento mundial más grande es el de las mujeres… porque existen Movimientos femeninos en todos los países, combativos, alternativos y propositivos. Los gobiernos neoliberales no quieren mujeres dignas y protagonistas. Por eso hacen tan poco para combatir la trata de mujer que ha pasado a ser, después del tráfico de drogas, el segundo negocio más rentable del planeta. El 30 de julio pasado era el Día Mundial contra la trata de personas… ¿cuántos lo hemos sabido? Además de los Estados nacionales, tal vez sean las Iglesias las que más discriminan a las mujeres. Su teología y sus estructuras son una violencia permanente contra las mujeres, su identidad y sus aportes por el machismo, el patriarcalismo y el fundamentalismo que las mantiene desvaluadas, marginadas y despreciadas.

Un ejemplo en la Iglesia católica es la visión sumamente negativa que, desde siglos, se hace a su mayor fundadora, María Magdalena. Todavía hay muchos escritos y muchas prédicas que la presentan como ‘pecadora, prostituta, adúltera, llorona arrepentida’… trastornando la realidad de las primeras Comunidades cristianas. Hasta decimos como refrán acostumbrado: “Llorona como una Magdalena”. Bien puede ser que nos encontramos muchos y muchas en esta situación sin darnos cuenta que, inconscientemente, hemos asimilado este error garrafal.

En ninguna parte de los Evangelios se nos presenta a María Magdalena de manera negativa. La realidad es más bien lo contrario… Lucas nos dice que “Algunas mujeres habían sido curadas de espíritus malos o enfermedades: María, de sobrenombre Magdalena, de la que habían salido siete demonios”. Es cierto que padecía alguna enfermedad grave, pero fijémonos que, justo antes Lucas escribe que estas mujeres hacían parte del grupo de discípulos y discípulas que seguían permanente a Jesús: “Lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que había sido curadas…”.

La realidad es que pronto en la Iglesia primitiva el machismo de la cultura judía apareció en sus ministros varones… lo que supo aprovechar muy bien el imperio romano con el emperador Constantino del siglo 4 para asumir a la mayoría de la jerarquía y así mantener su dominio sobre los territorios que se iban independizando. Contrariamente a los evangelistas, Pablo, cuando habla de los testigos de la resurrección de Jesús no cita a María Magdalena. El conocido filósofo griego Celso, del siglo 2, describe al cristianismo como la creación de “una mujer histérica”, aludiendo a María Magdalena, que, según él, testificaba sobre la resurrección de Jesús para “impresionar a otros contándoles una fábula fantástica, propia de animales sin razonamiento…” Más tarde, en el siglo 6, el papa Gregorio Magno lo ratifica sin mayor fundamento, aduciendo que María Magdalena, María de Betania y la pecadora de Lucas eran la misma persona… ¡Y se ha esperado el siglo 20 para desmentir estas aberraciones!

Entonces ¿quién era María Magdalena? Su sobrenombre nos indica que era originaria de la ciudad de Magdala, al borde del lago de Tiberíades, en la provincia norteña de Palestina. Desde el principio del ministerio de Jesús hizo parte del grupo de discípulos varones y mujeres que siguieron a Jesús hasta el pie de la cruz, la sepultura y la resurrección de Jesús. Juan cuenta que María Magdalena tuvo un encuentro personal con Jesús resucitado, siendo la primera que lo reconoció y recibiendo la misión de parte de Jesús de anunciar su resurrección a los demás apóstoles. Al comienzo de la Iglesia primitiva, Lucas señala que estaban, “María, la madre de Jesús, sus hermanos y algunas mujeres”, sin nombrar específicamente a María Magdalena. Pero se sabe por otra tradición que ella fue la primera animadora de la Comunidad cristiana. Unos especialistas de la Biblia afirman que ella sería la autora del cuarto Evangelio y hasta de la Carta a los Hebreos. Los escritos apócrifos, o sea, no reconocidos oficialmente por la Iglesia, nos dan más informaciones sobre María Magdalena, en particular su cercanía con Jesús. Todo eso nos hace ver el rol de primera plana que tenía María Magdalena en la Iglesia primitiva, que bien se la puede calificar de fundadora de la misma…

¿Qué lecciones podemos sacar de estas reflexiones? En estos tiempos el papa Francisco trabaja decididamente en la transformación del Vaticano, de las instituciones católicas y de los ministerios eclesiales, buscando dar a la Iglesia una organización sinodal o sea donde todos somos iguales e igualmente responsable. Para esto el testimonio de María Magdalena nos recuerda que Jesús, con su Comunidad igualitaria de varones y mujeres, quería una Iglesia de todos, sin sectarismo ni marginación en contra de las mujeres. Más bien les daba un lugar relevante mediante un poder compartido. En las primeras Comunidades no había sacerdotes: Quién presidía la ‘fracción del pan’ o Eucaristía, era indistintamente el o la dueña de la casa en donde se reunían.

Todo esto nos hace ver la relevancia del rol y de la personalidad de María Magdalena para que hoy las mujeres recuperen los espacios, el poder y los ministerios de los cuales han sido injustamente desposeídas durante siglos tanto en la sociedad como en la Iglesia. En general las Iglesias tienen una gran deuda con ellas. Por eso ha perdido su originalidad, su verdadero rostro, su valor referencial para construir un mundo de respeto mutuo, de igualdad efectiva y de pujanza hacia nuevos caminos que exigen los tiempos presentes. Con el reconocimiento del verdadero rol de María Magdalena daremos de Dios y de Jesús un testimonio más fiel y esperanzador para responder a los desafíos actuales, tanto sociales como religiosos. Por lo mismo eso redundará en bienestar para nuestra Patria Grande.

Por Editor