Por Juan Proaño Salgado
Nos encontramos ante una encrucijada histórica: en las próximas elecciones estaremos optando entre dos proyectos antagónicos de sociedad, una vez más: por un lado, aquel que propone el neoliberalismo de guerra contra la sociedad, gestor del Estado en función de los intereses de las oligarquías locales, foráneas y del FMI –antipopular, antinacional y neocolonial—, representado por Daniel Noboa; y, por otro, la alternativa nacional y popular de soberanía política e independencia económica, que procura reconstruir las capacidades del Estado social –planificación, regulación, control y redistribución— en función de las necesidades del pueblo, garantizando derechos y generando condiciones socioeconómicas para una vida digna y segura, representado por Luisa González.
Por lo tanto, la elección será entre un proyecto de guerra, muerte y miseria, versus un proyecto de paz, vida y bienestar. O decidimos permanecer atemorizados e inmovilizados por la violencia y el miedo; abatidos por la pobreza, la migración y el desempleo; humillados por el autoritarismo, el abuso de poder, la injusticia rampantes; y defraudados por la mercantilización y degradación de la democracia y el Estado; o, caso contrario, resolvemos colectivamente erigir una sociedad de paz con justicia social, solidaria, inclusiva e igualitaria; de bienestar con salud, educación, trabajo y vivienda dignos y de calidad para todas/todos; restituyendo, conjuntamente, una democracia sustantiva, con un Estado y una justicia comprometidos con el bien común y la emancipación social.
En este breve texto expondremos algunos datos relevantes e ideas fuerza que nos permitirán llegar a una conclusión categórica: Ecuador debe acabar, en las urnas, con el neoliberalismo de guerra. Lo dicho es válido tanto para el «afuera», es decir, como reflexión ineludible sobre la dirección que deseamos que tome la realidad social, política y económica que nos rodea y de la que formamos parte; así como para el «adentro», no en un sentido esotérico, sino para el ejercicio pleno del pensamiento crítico y autodeterminado que permita poner un obstáculo definitivo a la manipulación de nuestras emociones y a la desinformación dadas por las guerras neoliberales que se nos libran, que serán expuestas en este documento. La pregunta que guía nuestro trabajo es: ¿Quiénes se han beneficiado o se benefician con la continuidad de la guerra neoliberal y quiénes pierden con ella?
Ecuador precisa un cambio urgente de orientación política, económica, social y cultural, que bregue por eliminar las causas y consecuencias de las guerras neoliberales que nos han traído hasta este trágico presente: casi 26.955 muertes por homicidios desde el año 2017[1] hasta enero de 2025[2], donde el 83% de estas (22.430) sucedieron entre el 2021 hasta la actualidad, durante los gobiernos del banquero Guillermo Lasso y el bananero Daniel Noboa. Al respecto, el reciente informe[3] de Human Rights Watch (Observatorio de Derechos Humanos) es devastador: confirma que, “tras la decisión del presidente Daniel Noboa de anunciar que el país se encuentra en un “conflicto armado interno”, las fuerzas de seguridad cometieron graves violaciones de los derechos humanos (…) incluidas ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias y malos tratos”, donde la desaparición forzada, tortura y asesinato, en manos de dieciséis militares, de los niños Saúl, Josué, Ismael y Steven[4] del barrio Malvinas en Guayaquil, terminó de signar la macabra “guerra en las calles”, en palabras de Noboa, extendida ya no solo como guerra contra el “narcoterrorismo”, sino, una “guerra contra el pasado”, donde el candidato/presidente incluye, indeterminadamente, a “grupos (…)[de] la esfera política”[5]. Para Noboa, “uno sabe cuándo inicia una guerra, [pero] uno no sabe cuándo la termina”[6] Frente a esta retórica y acción guerreristas, cabe, preguntarse: ¿Es la continuidad indeterminada de la guerra la solución a la crisis integral que vive el país? Porque, siguiendo con el informe de HRW, “(…) hasta septiembre [de 2024], la policía habría recibido más de 2.000 denuncias por secuestro y más de 10.700 por extorsión [alrededor de 20.000, según datos actualizados[7]]. Uno de cada tres ecuatorianos reporta haber sido víctima de la delincuencia, la cifra más alta de la región”. De igual modo, las denuncias por desapariciones involuntarias se ubicaron en alrededor de 7.000 por año[8], es decir, unas 14.000 personas fueron declaradas en ese estado entre el 2023 y el 2024, de las cuales cerca de 1500 aún no aparecen[9], y donde el delito de desaparición forzada muchas veces está oculto.[10]
Luego de 250 días de estados de excepción[11] y la aplicación del supuesto “Plan Fénix” de seguridad, los resultados de la guerra son casi nulos, ya que “la falta de control estatal, el hacinamiento y las malas condiciones penitenciarias han permitido al crimen organizado controlar las cárceles”, mientras “las instituciones democráticas, en particular el sistema de justicia, siguen siendo frágiles, [y] están marcadas por señalamientos de corrupción y cuentan con escasa capacidad para combatir la impunidad y el crimen organizado”.[12] Lo expuesto, en conjunto con las probadas conexiones entre la mafia albanesa y el gobierno de Guillermo Lasso[13], redunda en lo que el diario inglés The Economist ha catalogado como el “narcoestado más nuevo del mundo”,[14] donde Ecuador pasó de ser un país de “éxito latinoamericano” (durante el periodo 2007-2017) a “zona de guerra” agudizada entre el 2021 hasta la actualidad, permitiendo el lavado de cerca de $ 4.000 millones de dólares del narcotráfico, lo que representaría el 3.5 % del Producto Interno Bruto (PIB)[15]. Tales falencias en la capacidad de las autoridades civiles, militares y policiales para enfrentar la crisis de seguridad han afectado no solo a las instituciones, sino, principalmente, a la economía y la vida cotidiana de la población, que sobrevive aterrada por extorsiones, robos y sicariatos.
En intrínseca relación con lo mencionado, durante el gobierno de Daniel Noboa la violencia y el deterioro de las condiciones de vida se han exacerbado, además de una serie de flagrantes violaciones a principios constitucionales y a los derechos del Buen Vivir garantizados en la carta política del Ecuador. Sobre esto último, podemos destacar que entre diciembre de 2023[16] y diciembre de 2024[17], la pobreza a nivel nacional aumentó 2 puntos porcentuales (del 26,0% al 28%); así como la pobreza extrema se incrementó en casi 3 puntos (del 9,8% al 12,7%); mientras que en el área rural se acrecentó tanto la pobreza (del 42,2% al 43,3%), como la pobreza extrema en más de tres puntos (del 23,7% al 27%). En este sentido, la desigualdad aumentó –medida en términos del coeficiente de Gini— pasando de 0,457 a 0,463. En relación con la tasa de empleo adecuado hubo una disminución de 2,9 puntos porcentuales (del 35,9% al 33%), mientras que el subempleo aumentó 3,3 puntos (del 21,2% al 24,5%). La población con empleo en el sector formal disminuyó en 2,9 puntos porcentuales (del 41,3% al 38,4%), contrariamente al empleo en el sector informal que aumentó en 2,3% (del 55,7 al 58%),[18] es decir, la precarización y vulnerabilidad del pueblo trabajador es radical. Finalmente, la canasta básica tuvo un incremento de 1,48%, colocándose en 798 dólares en diciembre de 2024 respecto del 2023,[19] con un Salario Básico Unificado (SBU) de US$ 470 mensuales, que no permite cubrir la misma.
De igual manera, Ecuador ocupa el tercer lugar en Suramérica con la mayor prevalencia de hambre, afectando a 2,5 millones de personas, según el Panorama Regional de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición de la ONU.[20] Las infancias han sido unos de los sectores sociales más afectado por la violencia estructural generada por el neoliberalismo de guerra, donde los homicidios contra niños, niñas y adolescentes aumentaron 700 por ciento. Se evidencia, según UNICEF, un aumento mayor de asesinatos contra niños de 0 a 4 años de edad (248 homicidios) y en adolescentes de 15 a 19 años (468 homicidios).[21]
Asimismo, el número de feminicidios y muertes violentas de mujeres (robos, sicariatos, secuestros, violaciones) son extremadamente alarmantes: casi 1600 entre el 2022 y el 2024.[22] De igual modo, alrededor de 80.000 estudiantes abandonaron la escuela durante el 2024[23], y se estima que los recortes del presupuesto para educación y salud fueron de alrededor de 2.000 millones de dólares.[24] Hacia finales de 2024 se conoció que 1.000 pacientes habían fallecido por falta de pagos del Estado a clínicas de diálisis y otros 24.000 enfermos estaban en riesgo.[25] A todo esto, el gobierno subió el IVA del 12% al 15%, incrementó el precio de los combustibles y generó una crisis eléctrica sin precedentes por más de tres meses, con cortes de luz de hasta catorce horas diarias[26], en el marco de un nuevo programa de ajuste estructural con el FMI firmado en mayo de 2024 –los otros son de 2019 y 2020 (en medio de la pandemia Covid-19, generando catastróficas consecuencias)—, lo que explicaría a cabalidad el proceso de destrucción del país y la configuración de un “Estado Fallido” en Ecuador.[27]
En este contexto de crisis económica, social y de seguridad generalizadas, la migración ha sido una alternativa para muchos ecuatorianos/as, siendo el 2024 el tercer año con peor saldo migratorio consecutivo, esto es, más de 94.000 personas han salido del país y no retornaron, mientras que en el 2023 fueron más de 121.000[28], el 2022 casi 100.000 y en 2021 más de 81.000. En definitiva, alrededor de 400.000 (cuatrocientas mil) personas, sobre todo jóvenes, han migrado forzosamente dada la crisis integral que vive el país.[29] Revisando estos datos, no quedan dudas: el neoliberalismo se plantea no solo como régimen expulsor, excluyente, violento y empobrecedor, sino como uno de “limpieza social”, clasista y racista, que lleva a cabo una guerra contra la sociedad mientras aparenta llevar adelante la “pacificación” (armada); sobre todo contra sectores o grupos vulnerables considerados como sujetos/clases indeseables. En suma, en los últimos años Ecuador se ha constituido en una sociedad estructuralmente violenta que, de manera urgente, debe modificar su devenir presente y futuro.
En otras palabras, dicha degradada e indignante realidad está señalando algo demasiado evidente: vivimos en una situación de guerra[30] permanente direccionada de arriba hacia abajo, desde el 2017 hasta la fecha, que ha tenido como objetivo estratégico –en términos de proceso histórico— no solo reorganizar el neoliberalismo como proyecto de dominación política y económica de clase, sino destruir la Constitución de 2008. El régimen neoliberal de dominio y expolio, desarrollado por Moreno, amplificado por Lasso y consolidado por Noboa, quiere seguir su curso, chorreando lodo y sangre como nunca se ha visto en la historia reciente del Ecuador –teniendo como punto de inflexión y referencia la insurrección popular de octubre de 2019, donde mostró brutalmente su política de odio y represión contra el pueblo movilizado—, pero ahora con mayor violencia, dado el “narco-neoliberalismo autoritario”, en tanto “opción distópica” reaccionaria de consolidación de un régimen necropolítico, antidemocrático y protofascista de “acumulación para la guerra”, que persigue mercantilizar la democracia y cooptar la institucionalidad para configurar un “narcoestado neoliberal”.[31]
Ante este cuadro social saturado de desempleo, pobreza, miseria, hambre y migración masivas; miles de asesinatos, extorsiones, robos y secuestros; cientos de homicidios de niños/as, feminicidios y suicidios de adolescentes; otros cientos de miles excluidos y abandonados de las desfinanciadas educación y salud públicas; violaciones a los derechos humanos, desapariciones de personas adultas y niños; el sistema judicial convertido en el arma del poder neoliberal, y con la crueldad naturalizada como un espectáculo más en los medios de comunicación ¿qué podemos hacer? Ante todo, dejar de ser cómplices con nuestro silencio u omisión o, peor aún, justificar o tergiversar las nefastas consecuencias del neoliberalismo de guerra por intereses mezquinos; tomando conciencia de que sí es posible elegir, con nuestro voto, una alternativa de paz y bienestar para transformar la sociedad ecuatoriana.
Finalmente, y si bien se requiere de una mayor exposición de conceptos e ideas fuerza, quisiéramos destacar algunas de ellas en relación con lo arriba expuesto, que nos permitan caracterizar de mejor manera al neoliberalismo de guerra, el para qué y contra quiénes se organiza, porque “el enunciado «es como una guerra», es una imagen que debe rectificarse de inmediato: ¡es una guerra!”,[32] promovida desde el poder en contra del pueblo. No desarrollaremos, por una cuestión de espacio, varias de las expresiones políticas que este proyecto de sociedad contiene en la actualidad, donde resaltan los neofascismos. En este sentido, retomamos los planteamientos de la socióloga mexicana María José Rodríguez Rejas, quien establece que la construcción de un orden social neoliberal se da a partir de la relación entre muerte, destrucción y sufrimiento, que adquiere dimensiones y formas propias de una situación de guerra que afectan la seguridad de la población. El neoliberalismo, entendido como capitalismo de guerra, para la autora implica:
a) un proceso de concentración de la riqueza a escala planetaria y nacional sin parangón que, necesariamente, requirió para su conformación del despojo de las arcas públicas, de los territorios y del despojo del territorio-cuerpo (prescindibilidad de la vida);
b) la legalización del despojo y la crueldad en nombre de la seguridad y el crecimiento;
c) impactos vitales y costos humanos de magnitud e intensidad propios de un conflicto armado;
d) la violencia de amplio espectro como ejercicio de poder, sin contención, desbordada, como sucede en la guerra;
e) la conformación de una cultura de guerra que permea la vida cotidiana y que se expresa en la crueldad, característica de una situación de guerra, como práctica sistemática e institucionalizada (políticas de ajuste, destrucción de las instituciones sociales del Estado, criminalización de la pobreza y de la protesta), en la normalización y banalización de la violencia y el sufrimiento, en el miedo y la amenaza como mecanismos de doblegamiento y la cesión de autonomía del sujeto a cambio de seguridad (física, económica, etc.);
f) la violencia social, económica e ideológica son las fases previas que anteceden a la violencia armada; g) desde el poder se administra el caos de la guerra;
h) la polarización social deriva en una guerra de clase que focaliza en los pobres la condición de (potencial) enemigo, sostenida en la ideología del no merecimiento de los pobres.[33]
Por su parte, Pablo González Casanova señala que toda resistencia u oposición al sistema puede ser indiciada y clasificada como “terrorista” por el neoliberalismo de guerra, defendiendo por las armas y la intimidación una política que ya no puede defender con las argumentaciones.[34] Desde Francia, el Grupo de Estudios sobre el Neoliberalismo y las Alternativas (GENA), complementa estas ideas estableciendo que las guerras del neoliberalismo son, a la vez, guerras en favor de la competencia y en contra de la igualdad. Así,
El neoliberalismo, desde sus orígenes, es el resultado de una opción propiamente fundacional: la opción por la guerra civil. Y esta opción sigue siendo hoy, directa o indirectamente, la que dirige su orientación y sus políticas, incluso cuando estas no implican el uso de medios militares (…) mediante el recurso cada vez más explícito a la represión y a la violencia contra las sociedades, lo que hoy está teniendo lugar es una verdadera guerra civil (…). Desde esta perspectiva, la política puede aceptar perfectamente el uso de la violencia más brutal y que la guerra civil puede llevarse a cabo mediante el derecho y la ley.[35]
Al respecto, y para comprender cuáles son las distintas guerras neoliberales que se vienen llevando a cabo en Ecuador desde el 2017 hasta la actualidad, destacamos el modelo de guerra de amplio espectro o dominación de espectro completo que, en palabras de Ceceña, refiere de manera muy precisa a la amplitud y pertinencia del ejercicio del poder, sus estructuraciones y herramientas, pero no restringido al ámbito militar. “(…) El planteamiento de guerra de espectro completo indica una multiplicación de medios, frentes, herramientas y estilos en una combinación que intenta agotar todas las posibilidades de defensa del contrario”.[36] A continuación, enumeramos dichas guerras y describimos sus principales contenidos y objetivos, a saber:
- Una guerra política, a través de la captura del Estado mediante un gobierno obsecuente y representante de intereses reaccionarios, así como felón de las demandas y necesidades populares, liderado por Lenin Moreno. Este llevó a cabo un proceso concatenado de desinstitucionalización del proyecto nacional popular, es decir, de la planificación, control y regulación estatal redistributivos para equiparar la correlación de fuerzas entre capital y trabajo; de múltiples derechos constitucionales y de la perspectiva Nuestroamericana de soberanía;[37] en suma, el desmontaje del Estado social y la reconfiguración de un Estado neoliberal articulado a las clases económicamente dominantes; y la reinstitucionalización del proyecto oligárquico proimperialista de injerencia económica a través del Fondo Monetario Internacional desde 2019 e intervención estadounidense en política interna desde el 2018 hasta la actualidad -arresto de Julian Assange mediante-, sometiendo al Estado y la sociedad ecuatoriana al mercado, es decir, ordenando la estructura jurídico-política y social en función de los intereses de acumulación de las élites financieras y mercantiles locales y transnacionales, supeditando la autodeterminación nacional a objetivos geoestratégicos de la potencia del norte. Al respecto, cabe destacar que la Consulta popular y Referéndum constitucional de 2018 viabilizaron no solo, según sus impulsores, la “des-correización” político-institucional, sino, sobre todo, permitieron capturar múltiples y estratégicos espacios estatales para avanzar raudamente hacia un “nuevo” modelo sociopolítico neoliberal, que hizo posible gestionar sin demasiados obstáculos las prerrogativas de ajuste estructural definidas por el FMI.
- Una guerra jurídica (Lawfare)[38], intensa y progresiva, sostenida por una masiva campaña comunicacional de “lucha contra la corrupción”, diseminada, sobre todo, por los medios hegemónicos de información, que operó y sigue operando contra el expresidente Rafael Correa, el exvicepresidente Jorge Glas y de, al menos, otros diez colaboradores del gobierno de la Revolución Ciudadana. La Fiscalía del Estado, en conjunto con los medios de comunicación y una serie de agentes estatales nacionales e internacionales (militares y policiales de inteligencia) y no estatales (intelectuales, periodistas, “influencers”, etc.), han ido construyendo –desde el ataque de Angostura (2008) en adelante— una serie de imaginarios, representaciones, relatos, narrativas y discursos, mayor o menormente elaborados, articulados con acciones concretas de denuncia (sin pruebas), sobre el “correísmo” como una organización política vinculada al “narco” y, más recientemente, con los grupos de delincuencia organizada; administrando e inoculando, en una porción relevante de la sociedad, el odio y el miedo político, en favor del proyecto neoliberal de las derechas ecuatorianas y de los intereses geopolíticos/geoeconómicos de los Estados Unidos. Dicha estrategia, a pesar de no haber logrado su objetivo de “destruir” la fuerza política de la Revolución Ciudadana (que ha resistido una serie de proscripciones, persecuciones y operaciones psicológicas en su contra), para evitar su participación en los procesos electorales, de un modo u otro ha terminado de horadar la confianza social sobre la posibilidad de organizar una alternativa política y social al proyecto neoliberal, confundiendo y orientando a un sector electoralmente volátil de la población, sobre todo juvenil. Justamente por sus “éxitos” coyunturales, posiblemente continuará el uso político del Lawfare, en tanto estrategia de acumulación de poder político por parte de las derechas radicalizadas.
- Una guerra económica, en términos del desguace de la capacidad del Estado de intervenir en la economía o de formar parte de ciertas áreas estratégicas, vía empresas estatales o inversión en proyectos de infraestructura, que ha posibilitado, en mayor o menor medida, el trasvase y concentración del proceso de acumulación en el sector privado o, peor aún, en función de la renta financiera de sectores minoritarios, nacionales y transnacionales, vinculados a la deuda externa. Sin duda, la “geopolítica del hambre” o la “miseria planificada” orientada por el FMI, ha hecho del Ecuador un país más dependiente de la “cooperación” extranjera en diversos ámbitos, con paupérrimos resultados en relación con la reducción de desempleo, pobreza, migración, inseguridad, acceso a educación y salud, por mencionar algunos, en estos casi ocho años neoliberales. Todo lo contrario, el proceso de desinstitucionalización, ejecutado a través de un discurso economicista de “ajuste fiscal”, no solo ha sumergido, nuevamente, en una pobreza estructural a vastos sectores de la población, expulsando/excluyendo a muchos de ellos de la sociedad, sino ha abierto un proceso inédito de violencia estructural que, ni en los momentos más álgidos de la aplicación del modelo neoliberal, previo a la Revolución Ciudadana, se había experimentado.
- Una guerra del miedo o psicológica, que se estableció en el contexto del COVID-19, por el paupérrimo manejo de la pandemia (incluidos actos de corrupción y vacunados VIP) y el desmantelamiento del sector de salud (reducción de presupuesto y despidos), con el corolario de alrededor de 70.000 fallecidos en exceso hasta diciembre del 2021. Y, en el marco post-pandemia, por el incremento de muertes violentas, primero con las masacres carcelarias y luego con una violencia inusitada trasladada a las calles, como ya hemos analizado anteriormente. A este escenario de terror se suma el incremento de extorsiones, llamadas popularmente ‘vacunas’, sicariatos y robos que han proliferado en extremo en ciudades grandes, medianas y pequeñas de todo el país. Este escenario dio paso a un proceso de intensa desmovilización social, provocando, entre otras cuestiones, que la ciudadanía no se oponga a las medidas del gobierno de decretar estados de excepción persistentemente o sacar a los militares a las calles y declarar el ‘conflicto armado interno’.
- Una guerra mediática, activada permanentemente, pero, sobre todo, en periodo de elecciones, a través de la conjunción de distintos actores políticos, sociales, intelectuales, periodísticos y judiciales, que radicalizan sus operaciones en la opinión pública con diversas acciones e instrumentos coordinados de desinformación, para orientar e incidir en la decisión de los votantes. El objetivo no solo ha sido derrotar al binomio de la Revolución Ciudadana sino, fundamentalmente, dar continuidad al proyecto de sociedad neoliberal. Es decir, la sociedad es “bombardeada” a través de prensa, radio, televisión, redes sociales y aplicaciones de mensajería, con información y noticias falsas, sesgadas o descontextualizadas, mentiras, siembra de sospechas, denuncias espurias, escándalos, calumnias, rumores, difamaciones, censuras y terrorismo emocional de corte neofascista, para intentar confundir su capacidad crítica y de razonamiento, interviniendo en las subjetividades, distorsionando y manipulando los hechos y datos de la realidad según protervos intereses.[39]
Conclusiones
La guerra híbrida de amplio espectro (económica, social, cultural/ideológica, psicológica, política, jurídica, mediática) está más visible que nunca. El Plan Cóndor 2 está en marcha. Quienes dirigen y coordinan esta estrategia de gobierno del pueblo para domesticarlo, engañarlo, someterlo y expoliarlo, no son solo funcionarios/agentes locales, sean militares, policiales, mediáticos, intelectuales o judiciales, incluido el presidente; sino, altos cargos militares foráneos que definen tácticas y estrategias –a través del miedo, el odio y la propaganda— que posibilitan mantener el control político de un pequeño territorio que brinda capacidad de organización y movilidad para recuperar lo perdido en la región y enfrentar los desafíos geopolíticos futuros del nuevo gobierno estadounidense. La guerra de Noboa, finalmente, no es solo una contra “el pasado”, los “correístas” o el crimen organizado que, además, está íntimamente vinculado a los principales sectores económicos del país (la banca y principales exportadores de productos), sino, vamos a decirlo así, es una guerra de conquista, una guerra por el control de la población que busca eliminar a las fuerzas sociales políticas, a aquellas mayorías sociales, que desean construir y vivir un proyecto de sociedad alternativo al neoliberalismo. La militarización de la sociedad y el fortalecimiento del Estado de seguridad amplían la definición de las amenazas. Todos, en algún punto, somos o seremos sospechosos. Estamos evidenciado la fase político-militar del poder neoliberal, gracias a la impunidad de quienes ordenan, llenos de corrupción, alzar las armas contra el pueblo desarmado y noble. Noboa, y su política de la mentira, es solo una tosca herramienta más usada para los objetivos estratégicos de la potencia del norte, hasta que ya no les sea útil. Es el Milei ecuatoriano, con muchas menos capacidades histriónicas, pero la misma petulancia autoritaria. Entonces, la alerta constante y la respuesta definitiva y obvia a nuestra inicial pregunta, es que el proyecto de guerra “interminable” de Noboa no tiene por objetivo beneficiar, en ningún sentido, a la sociedad ecuatoriana, sino manipularla con las herramientas del odio, el miedo y el engaño, para, finalmente, llevar a cabo un proyecto de negocios (legales e ilegales) de unos pocos, que requieren de las guerras neoliberales para continuar con el proceso de acumulación por desposesión violento que les permita seguir siendo los privilegiados de la sociedad, así estén sentados sobre escombros y esqueletos. La denuncia sobre la amenaza a la autodeterminación y vida de nuestras poblaciones debe ser tarea ineludible de los intelectuales y políticos críticos del sistema de dominación y explotación que quiere arraigarse, a través del neoliberalismo de guerra, en nuestra región y en nuestro amado país.
Dedicado a nuestra eterna compañera, Pacha.
*Agradecemos la colaboración de los compañeros Jacques Ramírez Gallegos y Mario Ramos en la revisión, aportes y sugerencias a este trabajo.
[1] González, M. (10 de enero de 2025). Ecuador cerró 2024 con la segunda peor tasa de muertes violentas de su historia, pese a una importante reducción. Primicias. https://www.primicias.ec/seguridad/ecuador-2024-tasa-muertes-violendas-segunda-peor-historia-87118/
[2] Redacción (31 de enero de 2025). Muertes violentas de enero 2025 en Ecuador superan cifras de inicio de años anteriores. El Universo. https://www.eluniverso.com/noticias/seguridad/muertes-violentas-de-enero-2025-en-ecuador-superan-cifras-de-inicio-de-anos-anteriores-nota/
[3] Human Rights Watch (16 de enero de 2025). Informe Mundial 2025: Ecuador. Eventos de 2024. HRW. https://www.hrw.org/es/world-report/2025/country-chapters/ecuador
[4] Drazer, M. (03 de enero de 2025). ¿Qué hay detrás del asesinato de 4 niños en Guayaquil? Deutsche Welle (DW). https://www.dw.com/es/qu%C3%A9-hay-detr%C3%A1s-del-asesinato-de-4-ni%C3%B1os-en-guayaquil/a-71213196
[5] Noboa, D. (03 de enero de 2025). Diálogo con el Seguro Social Campesino. Presidencia del Ecuador. https://www.presidencia.gob.ec/wp-content/uploads/downloads/2025/01/2025.01.03-dialogo-con-seguro-social-campesino.pdf
[6] Noboa, D. (08 de marzo de 2024). Clausura conferencia internacional de consenso sobre seguridad penitenciaria. Presidencia del Ecuador. https://www.presidencia.gob.ec/wp-content/uploads/downloads/2024/04/2024.03.08-conferencia-seguridad-penitenciaria.pdf
[7] Delito de extorsión, un mal que viven los ecuatorianos, ¿qué pasó en 2024? (16 de diciembre de 2024). El Comercio. https://www.elcomercio.com/actualidad/seguridad/delito-extorsion-un-mal-que-viven-los-ecuatorianos-incremento-2024.html
[8] Asociación de Familiares y Amigos de Personas Desaparecidas en Ecuador (ASFADEC). (04 de febrero de 2025). Segundo plantón del año por las personas desaparecidas y localizadas sin vida. ASFADEC. https://asfadec.org/segundo_planton_2025/https://asfadec.org/segundo_planton_2025/
[9] ______________ (23 de diciembre de 2024). Desapariciones en Ecuador, agentes estatales son investigados. Pronunciamiento. ASFADEC. https://asfadec.org/desapariciones-en-ecuador-agentes-estatales-son-investigados-pronunciamiento-asfadec/
[10] Ortiz, M. (28 de diciembre de 2024). “El Estado no tiene por qué vulnerar el derecho a la libertad y la vida”; delito de desaparición forzada suma casos en Ecuador. Primicias. https://www.primicias.ec/seguridad/estado-vulnerar-derecho-libertad-vida-delito-desaparicion-forzada-suma-casos-ecuador-86367/?utm_source=twitter&utm_medium=social
[11] Terán, V. (29 de enero de 2025). El primer estado de excepción de 2025, explicado. GK. Recuperado el 02/02/2025 de https://gk.city/2025/01/03/el-primer-estado-de-excepcion-de-2025-explicado/
[12] Ídem, HRW.
[13] La posta (2023). El Gran padrino. La posta. https://investigacioneslaposta.com/
[14] Redacción (24 de noviembre de 2024). Una publicación de The Economist señala a Ecuador como un “nuevo narcoestado” en América Latina. Primicias. https://www.primicias.ec/seguridad/publicacion-the-economist-ecuador-nuevo-narcoestado-mundo-america-latina-83975/
[15] Ecuavisa (31 de enero de 2025). Entrevista con Fernando Carrión – Experto En Seguridad | Contacto Directo | Ecuavisa. Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=xjs2RYDl5GM
[16] Instituto Nacional de Estadística y Censos (diciembre de 2023). Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (ENEMDU). Indicadores de Pobreza y Desigualdad. INEC. https://www.ecuadorencifras.gob.ec/documentos/web-inec/POBREZA/2023/Diciembre/202312_PobrezayDesigualdad.pdf
[17] Instituto Nacional de Estadística y Censos (diciembre de 2024). Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (ENEMDU). Indicadores de Pobreza y Desigualdad. INEC. https://www.ecuadorencifras.gob.ec/documentos/web-inec/POBREZA/2024/Diciembre/202412_PobrezayDesigualdad.pdf
[18] Instituto Nacional de Estadística y Censos (enero de 2025). Boletín Técnico N° 01-2025-ENEMDU. Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (ENEMDU). INEC. https://www.ecuadorencifras.gob.ec/documentos/web-inec/EMPLEO/2024/Diciembre/202412_Boletin_empleo.pdf
[19] Observatorio PYME (2025). Informe macro social y económico, N°59.UASB. https://www.uasb.edu.ec/observatorio-pyme/wp-content/uploads/sites/6/2025/01/informe-macro-social-y-economico-diciembre-2024-1.pdf
[20] Human Rights Watch (op.cit.) Cfr. FAO, IFAD, PAHO, UNICEF and WFP (2025). Latin America and the Caribbean Regional Overview of Food Security and Nutrition 2024 –Building resilience to climate variability and extremes for food security and nutrition. Santiago. URL https://openknowledge.fao.org/server/api/core/bitstreams/e05aab6e-7cf3-43ea-8153-42482f9f2e71/content
[21] UNICEF (06 de mayo de 2024). Es hora de romper el círculo de la violencia contra la niñez. UNICEF. https://www.unicef.org/ecuador/comunicados-prensa/es-hora-de-romper-el-c%C3%ADrculo-de-la-violencia-contra-la-ni%C3%B1ez
[22] Consejo de la Judicatura (s/f). FeminicidiosEC. Victimas de femicidios y otras miuertes violentas de mujeres. Recuperado el 4 de febrero de 2025. https://www.funcionjudicial.gob.ec/resources/femicidios/victimas%20de%20femicidio.htm
[23] Machado, J. (30 de agosto de 2024). Si un estudiante sale del sistema educativo, puede ser captado por las bandas: viceministro de Educación. Primicias. https://www.primicias.ec/sociedad/estudiante-sale-sistema-educativo-captado-bandas-viceministro-educacion-77541
[24] Recortes en salud y educación suman $2.000 millones en 2024. (10 de diciembre de 2024). La Hora. https://www.lahora.com.ec/pais/crisis-fiscal-engano-gasto-presupuestado-salud-educacion/#google_vignette
[25] Redacción (16 de octubre de 2024). Nueva protesta por falta de pagos a clínicas de diálisis en Ecuador, alrededor de 1.000 pacientes han fallecido. Primicias. https://www.primicias.ec/sociedad/protesta-quito-pacientes-clinicas-dialisis-deuda-ministerio-finanzas-81314/#:~:text=Seg%C3%BAn%20la%20vocera%20de%20las,falta%20de%20acceso%20al%20servicio
[26] Redacción (10 de diciembre de 2024). Crisis eléctrica: En tres meses, los ecuatorianos pasaron de 14 a tres horas de cortes de luz. Primicias. https://www.primicias.ec/economia/crisis-electrica-cortes-luz-diciembre2025-apagones-ecuador-85096/
[27] Dávalos, P. (26 de enero de 2025) Los que entráis en el ajuste, perded toda esperanza: Los acuerdos del FMI y el Ecuador 2019-2024 (Introducción). Pablo Dávalos Aguilar. http://pablo-davalos.blogspot.com/2025/01/los-que-entrais-en-el-ajuste-perded.html
[28] Ecuador experimenta un alarmante aumento en migración: más de 94.000 ecuatorianos no regresaron en 2024. (16 de enero de 2025). Ecuador en Vivo. https://ecuadorenvivo.com/blog/2025/01/16/ecuador-experimenta-un-alarmante-aumento-en-migracion-mas-de-94-000-ecuatorianos-no-regresaron-en-2024/
[29] Organización Internacional para las Migraciones (julio de 2024). Análisis del flujo migratorio de población ecuatoriana hacia el extranjero. OIM https://ecuador.iom.int/sites/g/files/tmzbdl776/files/documents/2024-08/flujo-migratorio-de-poblacion-ecuatoriana_0.pdf
[30] “Una situación de guerra no corresponde a un estado de guerra o a una guerra en sentido convencional militar. Es un exceso de violencia y de poder, permitido, con intencionalidad y objetivos, como sucede en la guerra, que opera a través de las instituciones del Estado; en este sentido es violencia sistemática e involucra a todos los miembros de la sociedad conformando una cultura de guerra que permea la vida cotidiana. El semejante se convierte en (potencial) enemigo al tiempo que la crueldad e impunidad se erigen en valores dominantes. Una cultura que coloca en el centro las prácticas violentas, la lógica de asedio, el lenguaje y los símbolos de la guerra y con ello la prescindibilidad de la vida. Responde a la lógica de las nuevas formas de la guerra –guerra de cuarta generación– que, como señalan Creveld (1991), Lind (2004) y Kilcullen (2006) no requieren de actores armados ni declaratorias formales; su frente definitorio es el ideológico-cultural y su objetivo el control social, de ahí la importancia de la propaganda y del trabajo ideológico en la refundación sociocultural del sujeto. Por ello, el enemigo principal es interno y se busca el control con aceptación de la población; el cuerpo-mente se convierte en un objetivo a combatir, pero, sobre todo, a doblegar. La fase armada de la guerra es la punta del iceberg, la última fase, a la que antecedieron la guerra económica, jurídica, mediática, psicológica”. Rodríguez Rejas, M. (2022). La (in)seguridad interior a debate. Capitalismo de guerra y retos para la construcción de la paz (la experiencia mexicana). IdeAs [En línea], 20 |2022, Publicado el 01 octubre 2022, consultado el 06 febrero 2025. URL: http://journals.openedition.org/ideas/13580
[31]Ramírez, R. (03 de julio de 2024). (Narco) neoliberalismo autoritario o democracia. Jacobin. https://jacobinlat.com/2024/07/narconeoliberalismo-autoritario-o-democracia/
[32] Alliez, E. y Lazzarato, M. (2022). Guerras y capital. Madrid: Traficantes de Sueños, Tinta Limón y editorial La Cebra.
[33] Ídem, Rodríguez Rejas.
[34] González Casanova, P. (2002). Democracia, liberación y socialismo: tres alternativas en una. En OSAL: Observatorio Social de América Latina. No. 8 (sep. 2002). Buenos Aires: CLACSO.
[35] Dardot, P., Guéguen, H., Laval, C. y Sauvêtre, P. (2024) La opción por la guerra civil. Otra historia del neoliberalismo. Madrid: Tinta Limón, LOM y Traficantes de sueños.
[36] Ceceña, A. E. (2023). Las guerras del siglo XXI. Buenos Aires: CLACSO. https://www.clacso.org/wp-content/uploads/2023/09/Las-guerras-siglo-XXI.pdf
[37] Analícese el vínculo entre intereses geopolíticos y geoeconómicos norteamericanos con gobiernos neoliberales que adscriban/obedezcan a su proyecto geoestratégico. Las declaraciones públicas de la Jefa del Comando Sur, Laura Richardson, en relación con los recursos naturales contenidos en tierras latinoamericanas y la competencia por hacerse de ellos, son una evidencia al respecto. Véase URL: https://www.pagina12.com.ar/517903-litio-petroleo-y-agua-dulce-estados-unidos-ni-disimula-sus-i
[38] Arantxa Tirado define al Lawfare como “una táctica de guerra, inserta en una estrategia bélica multifactorial y de amplio espectro, como es la guerra híbrida, que utiliza la ley para neutralizar o eliminar al enemigo político en aras de una reconfiguración geopolítica”. Tirado Sánchez, A. (2021). El Lawfare. Golpes de Estado en nombre de la ley. España: AKAL. El Observatorio del Lawfare lo define como “…una guerra política por la vía judicial-mediática, con intereses económicos, políticos y geopolíticos. Incorpora jueces, corporaciones de la comunicación, periodistas y líderes de opinión, policías, embajadas y agentes de inteligencia (locales y extranjeros). Se caracteriza por el abuso de prisiones preventivas, delaciones premiadas y veredictos antes del debido proceso judicial, mediante acoso y desmoralización a través de medios de comunicación. Incluye allanamientos de locales políticos y hogares de militantes, persecución y amenaza a familiares, situaciones de exilio y refugio político, manipulación y propagación de miedo en los involucrados en determinados procesos políticos (lawfear)”. Véase URL: https://www.oblawfare.org/descripci%C3%B3n-del-observatorio
[39] Proaño, J. y Ramírez, J. (29 de julio de 2023). “Nueva” derecha y guerra mediática: la producción del consenso neoliberal contra la Revolución Ciudadana. RutaKritica. https://rutakritica.org/nueva-derecha-y-guerra-mediatica-la-produccion-del-consenso-neoliberal-contra-la-revolucion-ciudadana/?v=3fd6b696867d