El siguiente texto, intenta hacer una breve reflexión sobre: 1) qué están haciendo los países, alrededor del mundo, para enfrentar esta crisis global; 2) cuáles son las restricciones que enfrenta Ecuador para tomar ese tipo de medidas; y, 3) dadas la necesidad de intervención y las restricciones que tenemos, reflexionar sobre qué podemos hacer para enfrentar las crisis en nuestro país.
- ¿Qué hacen los países del mundo frente a la recesión global que provoca la pandemia en materia económica?
La característica general que podemos ver en las diferentes medidas que han tomado los países del mundo para enfrentar la recesión global, derivada de la pandemia, se pueden resumir en masivas intervenciones del Estado, con instrumentos y planes, no-convencionales para inyectar liquidez a la economía a través de las empresas y la protección de los ingresos y capacidad de consumo de las personas y los hogares. Algunos ejemplos:
- En EE.UU., inicialmente, la
Reserva Federal (banco central estadounidense) inyecta US$1,5 billones de
dólares en préstamos a corto plazo para garantizar la liquidez del sistema,
pero a finales de marzo anuncia una intervención sin precedentes: un plan de
compra ilimitada de bonos del tesoro de los EE. UU y activos hipotecarios.
Hasta el momento se registra cerca de US$4 billones inyectados al mercado.
- En Alemania, el gobierno anunció préstamos «ilimitados» por un valor de al menos 550.000 millones de euros (unos US$611.000 millones) para ayudar a las empresas del país que se enfrenten a problemas de tesorería debido a la pandemia del coronavirus.
- En Italia, se ha anunciado un parque de medidas de emergencia que asciende a 25.000 millones de euros. Esta intervención contempla, entre otras cosas, la suspensión temporal de pagos de hipotecas y de algunos impuestos, el plan va dirigido tanto a las familias como a empresas. La suspensión de hipotecas contempla un periodo de gracia de 90 días, en el que no se genera interés, no se pagan cuotas ni se amortiza capital, para aliviar la economía de los hogares. Es decir, los bancos no cobrarán más intereses por la ampliación de plazos y diferimientos otorgados.
- En Nueva Zelanda, el gobierno anunció un segundo paquete de estímulo de 12.100 millones de dólares neozelandeses (más de US$7.300 millones), en enero había anunciado el primero, con el objetivo de: mantener a los trabajadores en sus empleos, subvencionar los sueldos de los empleados de los negocios afectados, apoyar a las personas de bajos ingresos con un incremento de las pensiones y ayudas para pagar la electricidad, compensar pagos tributarios de los negocios, emplear más trabajadores y poner a disposición del sector sanitario pruebas para detectar el virus y mascarillas, entre otros recursos necesarios.
- ¿Cuáles son las restricciones de Ecuador para tomar medidas del tipo que se han tomado en países desarrollados?
Ecuador es una economía relativamente pequeña, abierta, de ingreso medio, altamente vulnerable a choques exógenos, particularmente a aquellos que afectan los precios de sus principales productos de exportación (como el petróleo) y el encarecimiento de dólar estadounidense, moneda de curso legal en Ecuador desde el año 2000.
La economía real presenta un débil desempeño desde el año 2015 hasta el presente, con registros volátiles de bajo crecimiento o incluso negativos, episodios atípicos de deflación y cifras desconcertantes de aumento de pobreza, desigualdad, empleo no-adecuado y desempleo.
El sector fiscal que venía de un proceso de expansión del gasto desde 2010 no ha podido contener hasta hoy un déficit crónico que se mantiene en cifras difíciles de sostener. En los últimos años, se ha recortado el gasto de inversión –reforzando los efectos recesivos de la economía-, no se ha podido reducir significativamente el gasto corriente y se han perdido importantes ingresos tributarios y de otro tipo, dejando el problema de déficit sin mejoras consistentes. Esto ha ocasionado que se recurra a un agresivo endeudamiento sin la adecuada planificación. Además, el riesgo país ha superado ya los 6 mil puntos básicos y el financiamiento del mercado de capitales está prácticamente cerrado. El financiamiento emergente, multilateral y bilateral, anunciado por el gobierno, es positivo, pero a todas luces insuficiente para la magnitud del problema. Finalmente, los pocos instrumentos de liquidez con los que contaba la política económica de nuestro país dolarizado, han sido satanizados por la crítica al uso poco sostenible que en muchos casos se dio en la administración anterior, y en vez de corregir el uso poco sostenible la respuesta fue prohibir o limitar por ley el uso de estos instrumentos, reduciendo aún más los escasos grados de libertad de la política económica en una economía dolarizada. Nota aparte, en el sector fiscal, es la incapacidad de reasignar presupuestos para fortalecer el sistema sanitario del país, algo imprescindible en esta situación de emergencia global, cabe anotar que dicho sector, desde 2018 ha perdido asignaciones y despedido personal aumentado su vulnerabilidad y disminuyendo sus capacidades.
El sector externo, con sus problemas estructurales y sin medidas de contención en los últimos años, viene reafirmando su tendencia deficitaria de la balanza no-petrolera, atenuada únicamente por el comportamiento recesivo de la economía que también frena las importaciones. Sin embargo, la apreciación del dólar y el derrumbe del precio del crudo afectarán gravemente a este sector, que es el más vulnerables y el canal de transmisión más directo y devastador de los choques externos hacia la economía doméstica ecuatoriana.
El sector monetario y financiero, aunque ha mantenido un buen desempeño en estos últimos años difíciles, más temprano que tarde se verá afectado por los problemas del sector real cuando los actores económicos tengan problemas para pagar sus obligaciones financieras. Si a esto se suma la pérdida de reservas internacionales (RI) y el bajísimo nivel de las mismas frente a la liquidez total (M2) se denota la fragilidad del esquema monetario que ante cualquier problema no contará con un contingente de liquidez suficiente para enfrentar adversidades de la magnitud de las que se puede esperar ante esta crisis global y atípica.
En resumen, Ecuador no dispone de instrumentos de liquidez, ni ahorros, ni ingresos (que están en franco decrecimiento), ni suficiente financiamiento. Las medidas anunciadas por el gobierno, de corte fiscalista, contractivo y recesivo, son a todas luces insuficientes para la magnitud del problema.
Nota: los párrafos anteriores deben ser ajustados a la luz de la actualización de las cifras que pueden presentar variaciones, pero no creo que cambie el fundamento de los problemas.
- En conclusión, ¿qué podemos hacer en Ecuador dadas las necesidades y las restricciones que tenemos?
El primer paso para enfrentar un problema es reconocer la existencia del problema y asumir que la situación que enfrentamos ha cambiado. La recesión global que se viene, junto con los problemas domésticos de Ecuador (descritos en los párrafos anteriores) se juntan para crear un escenario sin precedentes en la historia económica reciente de Ecuador. Los esfuerzos de ajuste y estabilización fiscal en los que trabajaba el gobierno, con el apoyo del FMI, no solo que ya nos son viables sino que serían contraproducentes bajo este nuevo escenario. Tal es la magnitud del problema mundial, que el propio FMI con el Banco Mundial ya han hecho un pedido público y formal, a los países más ricos y al G20, para que se suspendan los pagos de deuda externa de los países en desarrollo con la finalidad de que éstos tengan mayor liquidez disponible para invertirla en la emergencia sanitaria.
Una vez reconocido el problema, maximizar la disponibilidad de ayuda y créditos emergentes, multilaterales y bilaterales, como los que ha anunciado el gobierno es una necesidad que hay que apoyar. Pero también hay que reconocer que, esto último, es absolutamente insuficiente para la magnitud de los desafíos que se enfrentan actualmente y que vendrán en el futuro inmediato. De hecho, todos los instrumentos convencionales con los que cuenta el Ecuador serán insuficientes, subrayando además que las medidas de corte recesivo como las empleadas por el gobierno desde hace 2 años ahora serán particularmente lesivas, si se insiste en ellas, bajo esta nueva circunstancia. No es el momento para ajustes fiscales ni medidas contractivas, eso solo empeorará el problema inmediato en este nuevo escenario global. Por ello, es imprescindible que el país, ante el agotamiento de los instrumentos convencionales, el cambio del escenario global y la magnitud de la crisis que se viene, abra un espacio plural, transparente y participativo para analizar la implementación de medidas no-convencionales.
Lo peor que podemos hacer es negar el problema y cerrarnos a discutir alternativas. No se puede enfrentar un problema nuevo insistiendo en hacer lo mismo que hacíamos antes de enfrentar este nuevo problema. Y más cuando las medidas tradicionales son rígidas e incapaces de adaptarse a las nuevas circunstancias. Necesitamos nuevos instrumentos que den flexibilidad a la política económica y abran opciones novedosas para enfrentar esta crisis sin precedentes. Con esta finalidad se ponen a consideración las siguientes 5 opciones no-convencionales que deberían discutirse con urgencia en el país:
1) Reestablecer el dinero electrónico como instrumento de política económica, con una regla de convertibilidad/respaldo diferido, en una plataforma con acceso para no-bancarizados (que no tienen cuenta en el sistema financiero) y portadores de teléfonos simples (no solo smartphones, plataforma USSD). Esto daría liquidez para implementar un programa de protección social de la población más pobre y vulnerable, a través de transferencias en efectivo para atender las necesidades esenciales de salud y alimentación, así como para fortalecer el sistema de pagos y la dolarización al reducir la demanda de billetes y monedas (emitidas por la Reserva Federal e importadas del extranjero, reduciendo reservas del país).
2) Implementar un mecanismo de compensación para el sector externo (timbre cambiario). Como un mecanismo de mercado para limitar las importaciones dependiendo del flujo de divisas que entran por exportación. Para importar solo se podría pagar con un timbre –emitido por el Estado- que se entrega a los exportadores de acuerdo al flujo de divisas que ingresan al país y ese timbre se negocia con los importadores en mercado secundario. El mercado define el precio de manera transparente. Así se incentivan las exportaciones, se contienen las importaciones y se preserva la liquidez doméstica para defender la dolarización.
3) Reestructurar y renegociar la deuda pública. Particularmente, la deuda externa antes de entrar en un default o evento de incumplimiento de pagos. Hay abundante literatura sobre las ventajas de anticiparse con una adecuada estrategia de reestructuración de obligaciones externas antes de incurrir en un default. Los países que han logrado anticiparse han sido muchos (38% de todos los acuerdos de este tipo entre 1978 y 2010) y han logrado: minimizar los castigos financieros, agilitar las negociaciones y disminuir las pérdidas y los impactos negativos sobre la economía.
4) Implementar medias tributarias de corte altamente progresivo (cobrar más a los que más tienen), gravando tributos al patrimonio de los estratos más pudientes de la sociedad para frenar y revertir las medidas fiscales de corte recesivo como recortar porcentajes del salario de empleados públicos o gravar la tenencia de un automóvil de US$ 20.000. Es necesario liberar liquidez y aumentar los ingresos de los estratos pobres, bajos y medios, que tienen una mayor propensión al consumo y una menor propensión al ahorro, para atenuar el comportamiento recesivo de la demanda agregada.
5) Bajar tasas de interés, reducir tarifas financieras, abrir nuevas líneas de crédito contingente y declarar un plazo de gracia en que se suspendan temporalmente las obligaciones de pago y la generación de intereses de créditos productivos, hipotecarios y de consumo, vigentes. Bajo esta circunstancia de emergencia global se debe priorizar la liquidez de las persona, los hogares y las empresas sobre las utilidades de las entidades financieras. No es adecuado, bajo esta gravísima circunstancia, ampliar plazos y diferir pagos (con restructuraciones y financiamientos) si esto implica generar más carga de intereses para la gente. No es el momento para que el sector financiero aumente la carga de intereses, a su favor, en las deudas a costa de la crisis de personas, hogares y empresas.
Finalmente, cabe subrayar que hay muy poco tiempo para actuar y que mientras más se dilate el análisis y la toma de decisiones menos oportunas pueden resultar.