Por Juan Proaño Salgado y Jacques Ramírez Gallegos


“En la política económica de ese gobierno debe buscars no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada”.

Rodolfo Walsh

Las masivas movilizaciones y protestas de Octubre de 2019 contra la gobernabilidad neoliberal de Moreno y sus aliados, se constituyeron en una de las más notables insurrecciones populares de nuestra historia reciente. Octubre no es sólo memoria viva de la extraordinaria capacidad del pueblo de poner en jaque a un orden fundado en la ignominia y el abuso de un gobierno traidor de las demandas y necesidades sociales; sino, fundamentalmente, fue la demostración de poder popular, fuerza, unidad y conciencia de lucha de un pueblo –listo para activarse nuevamente— al que le tienen pavor las élites y los vendepatrias de turno.

Los poderes locales e internacionales más reaccionarios que, antidemocráticamente, pretenden extender y profundizar la restauración conservadora de Moreno-Lasso-Nebot a fuerza de persecución, proscripción, censura, difamación, mentiras y todo tipo de irregularidades e ilegalidades en las elecciones del próximo 7 de febrero, son los mismos que avalaron la violencia estatal que produjo cientos de heridos/as y detenidos/as, encarcelados, decenas de mutilado/as, 11 muertos y un acoso jurídico y mediático brutal hacia quienes apoyaron la movilización popular contra la miseria neoliberal planificada.

Sin duda, Lasso-Moreno-Nebot procuran la continuidad de una “democracia” secuestrada y ordenada en función del usufructo de las oligarquías, de sus sumisos voceros, de quienes se benefician de la corrupción institucionalizada y de la expoliación de derechos y de bienestar de las mayorías sociales trabajadoras. Su “gobernabilidad del reparto” neoliberal es violenta: nada nuevo en la historia de su ideología de clase que gestó terrorismos de Estado por doquier y continúa generando pobreza, desempleo y miles de muertes, tal como se constató en el marco de la pandemia.

El pueblo ya ha confirmado las prácticas políticas parasitarias de estos personajes, conoce su quemeimportismo utilitarista que ha burlado permanentemente los intereses del país y sabe de las alianzas con los sectores sociales más retrógrados, quienes promueven la vulneración de los Derechos Humanos, los golpes de Estado y que aplauden y naturalizan una sociedad polarizada y destruida por las desigualdades sociales, el racismo, el sexismo, la discriminación, la xenofobia, la precarización, la explotación… pero disciplinada y obediente con su poder.

Frente a esa violencia autoritaria desde arriba, la opción, convicción y respuesta será siempre acción política y resistencia democrática desde abajo. De Octubre a Febrero, los indignados/as con memoria somos muchos más: trabajadoress públicos y privados, campesinxs y obrerxs del campo y la ciudad, hombres y mujeres de distintas profesiones y actividades, desempleadxs, estudiantes, jóvenes, adultos mayores, diversidades étnicas y sexo-genéricas, marcharemos nuevamente unidoxs contra el despotismo de un sistema podrido que delinque, excluye, abandona y miente a la sociedad.

Está re-naciendo una ciudadanía crítica, diversa y popular, articulada por una diáfana conciencia social que comprende la urgencia vital de eliminar la crueldad neoliberal –la política como negocio—. Este bloque contra-hegemónico será la fuerza social que logre superar la decadencia intelectual y moral de un sistema en crisis orgánica.

Recuperará la política para ponerla en función del Buen Vivir y el bienestar social, ambiental, económico y cultural. Tiene claro que no está sólo en juego la necesidad de desprivatizar lo público y fortalecer el Estado para así intervenir en las relaciones entre el mercado y la sociedad con el fin de modificar las inmensas disparidades entre el capital y el trabajo; sino, también, la posibilidad de re-construir comunitariamente un proceso de democratización ético-política radical –fundamentado en la garantía de derechos a la salud, educación y seguridad social, entre otros—, donde las relaciones sociales estén basadas en la cooperación, la solidaridad y el bien común, y no en el afán de lucro y la competencia individualista donde el otro es cosificado y mercantilizado en función de la acumulación material.

La unidad de los sectores, movimientos y organizaciones populares anti-neoliberales ha retornado con fuerza histórica y vencerán al proyecto anti-democrático de violencia institucionalizada del capitalismo de Lasso-Nebot-Moreno y del ‘pachamamismo neoliberal’ de Yaku Pérez, quien apoyó el golpe de Estado en Bolivia, patrocinó concesiones mineras, “defiende el agua” pero busca exportarla y pactó –post Octubre— con el gobierno de Moreno por cálculos electoreros, traicionando así a las bases y dirigentes indígenas que pusieron el cuerpo a la represión del gobierno fondomonetarista.

La unidad popular de Octubre y Febrero abre nuevamente el camino para que las clases económicamente dominantes, nacionales e internacionales, pierdan su capacidad de orientar el orden jurídico-político en beneficio de sus intereses, re-negocien su poder económico en función de objetivos colectivos y cedan en su intento de dominio y re-colonización socio-cultural frente a la autonomía crítica y plural de las clases populares.

El sendero presente y futuro no será fácil: la política del odio de las oligarquías y sus medios de comunicación, de difusión y formación, operarán contra la dignidad de las masas democráticas y contra quienes las representan. El poder popular junto a una gestión intachable de un gobierno sin temor ni concesiones a los extorsionadores de siempre, derrotarán a tiempo las farsas que atentan contra la transformación social.

Este 7 de febrero la memoria viva de la unidad del pueblo se trastocará en un inmenso, noble y pacífico voto democrático contra la miseria que proponen, directa o indirectamente, quince de sus representantes. Sólo el Binomio de la Esperanza de Andrés Arauz y Carlos Rabascall (Lista 1), bregará por caminar junto al pueblo en su lucha y amor por la justicia social y vencerán al odio neoliberal. Desde las calles de Octubre hasta las urnas de Febrero ¡Volveremos!

Por Editor