Francisco Herrera Aráuz 

Exclusivo para Ecuadorinmediato*

Intolerancia, denuncias de corrupción y corruptores, arrogancia, violencia verbal y un griterío ofensivo son una muestra de que algo ocurre dentro de la clase política ecuatoriana que esta arrimada al gobierno del presidente Lenín Moreno Garcés. Como si fuese un cuerpo social enfermo al proceso que ellos mismos han denominado «transición» le comienzan a infectar los males que ayer no más denunciaban, entendiéndose que los vicios señalados siempre fueron parte de su propia forma de actuar y que hoy por hoy se reflejan a diario en su contra.

Nunca se podrá explicar para la historia de Ecuador los motivos por los cuales el presidente Moreno le llevó a la nación a este proceso denominado como transición. La situación político-social y económica que asumió el gobernante le llevó en forma inesperada a repudiar a su propio grupo político, al electorado que le llevó al poder y hasta a su propio mentor político, acusándoles de forma inexplicable de una serie de males que supuestamente había heredado, dando claras muestras de que el odio político le contaminó a su discurso como a sus planes.

Lo crítico del tema es que la transición tuvo un mal comienzo porque se dio de forma ilegal e indebida. La llamada a consulta fue un atropello a la Constitución y a las leyes, el proceso de convocatoria fue un muestrario de abusos del poder que llegó al extremo del pacto y acuerdo por sobre lo ético con algunos de los jueces constitucionales y autoridades electorales y, por, sobre todo, siempre se entendió de sus propias palabras que el objetivo era acabar con Correa y destruir al correismo.

A estas alturas no se puede negar que el diálogo convocado por el mandatario fue una especie de bandeja de plata para que la derecha opositora se tome el poder que no lo alcanzó en las elecciones pasadas. Sus propósitos para usar la transición en su beneficio se han visto expuestos en arrasar los cargos ocupados por los partidarios del gobierno al grito ¡Hay que sacar a todos los correistas! Con lo cual justifican la salida de cerca de 160 mil empleados públicos, pero para tomarse ellos los cargos y puestos o repartírselos entre sus adláteres. Y con el odio político en sus actos obligan al régimen a asumir su plan de gobierno que no fue aprobado por el pueblo en las urnas y se imponen medidas, paquetazos, así como se perdonan más de US$ 6.500 millones de dólares entre impuestos, tributos, multas, falsa facturación y otros delitos mas para un inmenso grupo empresarial que le perjudica a la nación. Esa es la transición, para eso querían y lo han logrado.

Es crítico señalar que la transición no es mas que un proceso de toma del poder por parte de grupos políticos que lo único que han buscado es ocupar las funciones del estado a como dé lugar, al asalto y al empuñe y para ello no han tenido ningún tipo de rubor en acusar de todo a quienes estuvieron al frente de tales espacios. Acusaron de fraude al CNE y se tomaron el organismo para que sean en forma cínica los partidos políticos los que controlen los votos; señalaron de corrupción e injerencia en la justicia al poder judicial y cuasi asaltaron las cortes y tribunales con una verborrea espantosa; inculparon de violaciones e ineptitud a la corte constitucional y declararon una vacancia hasta ver a quien ponen; se hicieron de la vista gorda con lo que ocurrió en la Contraloría y toleran el comportamiento ilegal del subrogante hasta el extremo de la complicidad o; posesionan a dedo al fiscal, superintendentes, titulares de organismos que no les compete nombrarlos pero lo hacen formando con todos ellos la caterva de violadores y mafiosos de las que tanto han acusado a los anteriores.

¿Qué vicios y males le aquejan ahora a la transición?

Pues, la primera es la Intolerancia. Si uno se fija como se comporta el presidente del Consejo Transitorio puede encontrar en las palabras de JC Trujillo ese vicio expuesto en sus arrebatos tiránicos: “¡Siéntese o llamo a la fuerza pública para que le reduzca al lugar que le corresponde!” exactamente ese es el espíritu arrebatado de no soportar a quien actúa en forma diferente a su criterio. Peor aún se muestra la intolerancia de la Junta de Notables al mirar todas las resoluciones de destitución o cesación en los cargos a los funcionarios sometidos a su evaluación ya que se los culpa de ser correistas, o haber sido partidarios del gobierno anterior. Por lo visto, con el aplauso de los siete que comparten el cenáculo transitorio se debe actuar atacando a los otros, arrasando con sus honras, destruyendo su gestión y afectando a la institucionalidad nacional, porque en forma ilegal y abusiva le han llenado a la nación de encargados que funcionan a modo y placer de los transitorios.

Le sigue en ese orden la arrogancia. Como se comporta el que encabeza tal cual le siguen los demás. Así, entre unos y otros asumen papeles indebidos, se dan a funciones que no tienen, se ponen en el plano de ser más que la Constitución con poderes cuasi supremos, y le infectan a la transición con su arrogancia. Desde voceros a simples empleados del neo-morenismo transitorio al que sean sumado entusiastas, tienen como bandera el odio político y para colmo de males se les escapa lo arrogantes en forma natural comportándose atrabiliarios para supurar ese mal. Como buen ejemplo de la parte dañada de la transición es la señora Juanita Vallejo de Navarro, que llega violenta e impulsiva a exigir que ¡retiren el retrato de ese animal de aquí atrás! Obviamente se refería a Rafael Correa, sin dimensionar que a los arrogantes hay que tratarlos con arrogancia, y eso pasó con la alcaldesa de Durán que sacó de su despacho a la Gobernadora del Guayas, dimensionando la importancia de autoridad que tienen entre las dos: Arce fue electa por el pueblo, Vallejo de Navarro solo ocupa el cargo a dedo. De eso está infesta la transición, de repugnante arrogancia, véanse reflejados en eso los transitorios de Ecuador.

Como usan la palabra corrupción a diario, con el fin de justificar la transición, da la casualidad de que este mal se les está comenzando a virar en su contra. Corrupta es la práctica de los asambleístas diezmeros que le cobran el impuesto al trabajo. Los nombres que corren van dirigidos justo contra Alianza PAIS, a Pachacutik, Suma, Creo y socialcristianos, todos ellos promotores del proceso transitorio al que hoy le están corrompiendo.

De corrupción se acusan entre ellos, o a ellos. Demostrando que pese a estar unidos con el gobierno y haber sido parte de su diálogo o integrarse al régimen aprovechando esta transición, no pueden disimular que se tienen asco mutuo y las resistencias se convierten en denuncias. Así, entre Juan S. Roldán, Eduardo Jurado y Santiago Cuesta Caputti se confrontan con Fernando Villavicencio enrostrándose entre ellos de engaños, traiciones, contratos, contactos, lobistas, influencias, y relaciones con Chevron. Es irónico, pero entre todos ellos usan el lenguaje común para rebajarse en su dignidad al descalificarse como correistas solapados, tapiñados. O sea, están haciendo lo que ellos mismos censuraron. Más cinismo no puede haber.

Y si hay un mal cruento que causa repulsa es el de los corruptores que se hicieron pasar como nobles salvadores de la ley.  La nación recuerda la promesa que la transición es para recuperar la justicia, pero el espectáculo miserable que le está dando a la nación el Consejo de la Judicatura Transitorio no puede ser más indigno para todos. La discusión entre los vocales y el enrostrase actos corruptos solo da a entender que su comportamiento es presuntamente delictivo, porque interferir en la justicia es un delito, presionar a los jueces es un delito, deshonrar a los funcionarios con acusaciones sigue siendo delictual y, saber y conocer de cambios de jueces o arrebatos en cartas y componendas no puede ser más violatorio a la ley y a la justicia.

Por lo que se dicen entre ellos en las sesiones, con un comportamiento ofensivo y fracturado, con tonos violentos en sus palabras, mas parecen una discusión de la banda que se enfrenta entre sí por mal reparto de jueces, fiscales, causas y sentencias.  Lo ocurrido con Juan Vizueta Ronquillo no es más que un reflejo contradictorio del discurso que gritaba contra la metida de mano a la función judicial del que acusaba todo el tiempo el conflictivo abogado hasta llegar al cargo, a dedo, sin concurso ni méritos, para actuar de peor manera que lo que él criticaba y ahora mohíno se debe retirar acusado y señalado.

A criterio del respetable Xavier Zabala Egas, quien ha tenido la frontalidad de oponerse a estos abusos y excesos de los transitorios, el incidente en la Judicatura no debió haberse dado nunca porque no eligieron ni piratas ni corruptos para que suceda esto, pero se dio, y es el resultado de elegir a dedo a los funcionarios, que llegan con sus propias agendas, con protervos intereses y se comportan de forma sospecha como estaban acostumbrados: al abuso. Este es el verdadero sentido de la transición querían los cargos para manejar en provecho propio y la justicia para perseguir a sus rivales y manejar a los jueces y fiscales como usables a los que se les aprovecha y luego se los echa a un lado. Igual ocurrirá con la función electoral que ha sido entregada a la codicia de los partidos que se tomaran las urnas para satisfacer sus afanes y no respetar la voluntad popular con la que no cuentan desde hace rato, si así están entregado la justicia a los socialcristianos y a sus aliados.

Y a la gente le decían una y otra vez «Sí, 7 veces Sí». Es definitivo, la transición es una especie de cáncer que le está haciendo metástasis su propia ilegalidad e inmoralidad. A un cuerpo enfermo una infección se manifiesta con calentura, pero luego el plasma se acumula y salta el pus como huella manifiesta de lo grave de su mal. Todo esto le está pasando a la nación esto que le hayan generado un proceso infeccioso y contaminante como la transición para que les estalle en su propia cara con sus vicios y abyecciones, peor no pueden quedar para la historia de la nación los que le han destruido en poco tiempo para zanjar sus disputas y aprovecharse de sus bienes.

Bien se dice que el pasado te puede marcar tu futuro. Si esto se dio de forma ilegal e inmoral, no tiene otro camino que terminar de la misma manera, total “Lo que mal empieza, mal acaba” 

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* Autorizada su publicación en Ruta Krítica

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