Editorial Ruta Krítica
Nueve meses de gobierno. Una consulta popular ruidosa y cara. Un sí débil, un no fuerte. Y ahora, ¿qué? ¿Qué les espera a los ecuatorianos a partir de este mes? ¿Cómo afecta el triunfo del Sí a la correlación de fuerzas dentro y fuera de la Asamblea Nacional?
El 5 de febrero comenzó el desfile de los victoriosos, y es que el triunfo del Sí en la Consulta popular y Referéndum venía hipotecado con muchos padres reclamando su parte del premio, en compensación al apoyo que habían prestado al Gobierno al hacer campaña por el Sí en las 7 preguntas. Y así, desde el 5 de febrero, nos encontramos con los Nebot, Lasso, Bucaram, Moncayo o Espinel –quienes, recordemos, no fueron capaces de obtener el suficiente apoyo ciudadano un año antes–, pasear triunfantes por los caminos que llevan a Carondelet exigiendo cambios en el Ejecutivo y reclamando cargos y espacios de poder, esos mismos a los que la ciudadanía les había dicho No el 19 de febrero y el 2 de abril. Un año después, entre todos, lograron alcanzar un 67% del apoyo de la ciudadanía, después de una campaña en la que el Gobierno acabó pidiendo la hora.
No son pocas las dudas que ahora sobrevuelan el escenario: ¿Fue en realidad tan apoteósico el triunfo del Gobierno? ¿Quiénes son ahora los aliados del Gobierno? ¿Fue una alianza forjada sólo para lanzar un mensaje de ‘descorreización’ en la consulta o van a seguir caminando juntos? ¿Cuánto va a durar la legitimidad del Presidente después del 4-F? ¿Quién le va a dar la espalda a quién?
No sólo en el Sí nacen las inquietudes, también el No trae consigo algunas interrogantes que no pueden escapar al análisis. ¿Dónde queda ese 33% de la ciudadanía? ¿Quién va a liderar ahora un movimiento para cuya reactivación tuvo que volver el expresidente Rafael Correa a Ecuador? ¿Cuáles son los siguientes pasos a dar, si es que hay una hoja de ruta trazada? ¿Cuánto va a durar y cómo se va a canalizar esta reactivación?
El escenario es ahora incierto, como incierta es la situación de todas las personas que en algún momento apoyaron al Gobierno de la Revolución Ciudadana en estos 10 años y ahora temen que una ola regresiva en cuanto políticas públicas de carácter progresivo en lo social y re distributivas en lo económico. También resulta urgente abrir espacios reales de participación para los jóvenes en un escenario que deberá paulatinamente despolarizarse y estimular su participación en un nuevo proyecto de país, libre de la “vieja política”.
Todas estas interrogantes confluyen en la necesidad de crear un espacio de reflexión y debate, de argumentación y análisis que nos ayude –a todos– a entender en qué escenario vivimos y cuál es la realidad que se nos viene. La mirada, sin embargo, no puede ni debe quedarse en las lides ecuatorianas; es más necesario que nunca derrumbar fronteras, ampliar miradas y fortalecer el debate iberoamericano. Porque sin argumentos toda reflexión es etérea. Bienvenidos a Ruta Krítica.